Real Madrid2

Barcelona0

REAL MADRID: Courtois; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Valverde (Lucas Vázquez, m. 86), Kroos, Isco (Modric, m. 79); Vinicius y Benzema (Mariano, m. 90).

BARCELONA: Ter Stegen; Semedo, Piqué, Umtiti, Jordi Alba; Sergio Busquets, De Jong, Arthur (Rakitic, m. 81), Vidal (Braithwate, m. 69); Messi, y Griezmann (Ansu Fati, m. 81).

Goles: 1-0: Min. 71; Vinicius. 2-0: Min. 92; Mariano.

Árbitro: Mateu Lahoz (colegio valenciano). Amonestó a Vinicius y Carvajal por el Real Madrid; y a Jordi Alba y Messi por el Barcelona.

Incidencias: Santiago Bernabéu, 78.357 espectadores

madrid - El Real Madrid recuperó el liderato liguero gracias al premio al descaro de Vinicius, el mejor de un clásico que midió estilos para acabar premiando el vértigo y la máxima entrega de los jugadores de Zinedine Zidane, que resucitaron tras ser salvados en el primer acto por Courtois y acabaron en éxtasis con el segundo tanto de Mariano.

El clásico se ha convertido en un pulso de estilos. Marcado por un factor psicológico que condicionaba al Real Madrid, con otra temporada en juego ante su eterno enemigo, y que favorecía a un Barça con recuerdos recientes de triunfos amparados al liderazgo demoledor de Leo Messi.

Para los de Zidane era levantarse o lanzarse al abismo sin red y sacaron su gen ganador. Con más margen, Setién buscó dañar desde la posesión y a eso al Barcelona es complicado plantarle cara. Lo intentó de inicio el Real Madrid, siempre más vertical, jugando con ritmo y calidad. Contrastaba con el cloroformo que le metían los azulgrana, sintiendo que su momento llegaría más tarde y que de inicio lo mejor era contener las acometidas madridistas.

El Real Madrid luchó contra el rival y su falta de mordiente arriba. Su dominio fue improductivo en el primer acto. Todo expuesto a la locura a la que conduce Vinicius, tan voluntarioso como errático en su decisión final hasta que encontró el premio del gol. Hasta ese momento desequilibró pero no decidió bien en ese momento final que separa los buenos jugadores de los genios.

A ese vértigo que buscó Zidane ayudó el riesgo que corrió con Marcelo, titular contra todo pronóstico. Se lo jugaba todo con los mismos que el pasado curso se quedaban sin opciones de nada en marzo. Setién reforzó su centro del campo con Arthur. Lo pobló para cuidar siempre el balón. Sin prisas. Las oportunidades con Messi siempre acaban llegando.

El factor Courtois En el duelo táctico Zidane-Setién una clave era donde marcar la presión. El Barcelona respiraba con balón. Encerrando en su campo al Real Madrid reducía los riesgos y aumentaba sus opciones porque Messi empezaba a entrar en juego. Había perdonado Marcelo, sin ver a Isco solo para marcar, cuando llegó el primer aviso azulgrana. Apareció la conexión eterna de Leo-Jordi Alba y Griezmann perdonó de zurda. Fue la jugada que cambió el panorama. El Madrid, como ante el City, comenzó a temer sus debilidades.

Y apareció Courtois con papel de salvador. Seguro ante dos disparos de Messi. El partido ya era del Barça.

Entendió el Real Madrid que solo desde la entrega máxima en cada balón podía decantar el clásico a su favor. Mordiendo arriba y recuperando en campo contrario. Parecía imposible superar a Ter Stegen que voló para sacar a mano cambiada un disparo directo a la escuadra de Isco. Sobresalió el despliegue de Carvajal, que se la puso medida a Isco que acarició el gol con un testarazo que superó al portero pero no a Piqué que salvó en línea de gol.

El Real Madrid había dado la vuelta al partido con coraje y la reacción de Setién fue meter a Braithwate, que nada más salir buscó la espalda de Marcelo. Vio de cerca el gol, de nuevo rápido y decisivo Courtois, y en la acción siguiente llegó el directo madridista. Kroos, el gran ausente de la Champions, inventó el pase al espacio gracias al movimiento de Benzema que arrastró a Semedo. Vinicius apareció con espacios y su disparo lo desvió a la red Piqué convirtiendo al brasileño en el héroe del clásico.

El Barcelona desapareció, como Messi, en la segunda parte. Intentó tirar de orgullo. Zidane recurrió a Mariano. No había jugado un solo minuto en Liga y el primer balón que tocó lo mandó a la red con calidad. El guión de la Liga pegó un vuelco.