EL Mundial de Francia se presenta como la oportunidad de enseñar al planeta el cambio vivido por el fútbol femenino en apenas cuatro años. El anterior campeonato, en Canadá, ya está olvidado. Porque el deporte rey ha evolucionado y, por eso, en el torneo galo se prevé el juego más rápido, más ofensivo y más táctico de la historia. Será más vistoso para el espectador y, por ello, desde la FIFA ya se han enorgullecido de haber roto todos los récords de venta de entradas. Están agotados todos los billetes para el partido inaugural de esta noche y para la final del próximo 7 de julio, pero también los de las semifinales. Es el resultado de la profesionalización del fútbol femenino y toda esa inversión parece que dará sus frutos en el Mundial de Francia, que se presiente como el más mediático hasta la fecha. Sin embargo, si esta vez parece que hay más focos sobre las selecciones participantes, también es cierto que la mayoría de los flashes van a parar a Estados Unidos, la gran favorita para levantar el trofeo.

Será la segunda vez que participen 24 países, después de que en el pasado Mundial de Canadá se aumentara de los 16 habituales. Se medirán 552 jugadoras en 52 partidos, pero es el combinado norteamericano el gran favorito de todas las apuestas. Es el vigente campeón y aspira a ganar su cuarta corona con jugadoras como Lindsey Horan, Carli Lloyd, Alex Morgan o Megan Rapinoe. Es esta última, sin embargo, la que avisa de la competitividad que presenta la cita en territorio galo y reconoce que países como Francia pueden terminar con su hegemonía: “Las anfitrionas son favoritas no solo porque juegan ante su gente sino porque siempre tienen un equipo muy fuerte. También Inglaterra está muy bien y Japón, que ya fue finalista en el pasado Mundial, siempre está metido en esta pelea. Además, parece que Australia poco a poco se ha metido en esta conversación”. Asimismo, llama la atención que Brasil, equipo de Marta Vieira da Silva, la pichichi de la historia de los mundiales con 15 tantos, esté perdiendo notoriedad a medida que su estrella envejece. Y tampoco hay que olvidarse de Alemania, la única selección que, con dos trofeos mundialistas, podría igualar los éxitos de Estados Unidos.

Lo que sí está claro es que el Mundial de Francia será muy seguido. De hecho, cuando faltaba todavía un mes para su inicio, la FIFA ya anunció la venta de un total de 720.000 localidades, unas cifras que superaban con creces las previsiones más ambiciosas. Ya no quedan entradas para el partido inaugural que hoy enfrentará a Francia y Corea en el Parque de los Príncipes de París. Pero es que, además, también se han agotado los billetes para tres partidos de la fase de grupos: Países Bajos-Camerún (Valenciennes, 15 de junio), Nigeria-Francia (Rennes, 17 de junio) y Suecia-Estados Unidos (Le Havre, 20 de junio). Asimismo, en el caso de la selección española, Gol emitirá todos sus encuentros en abierto.

Trofeo y premios A diferencia del fútbol masculino, donde la selección ganadora del Mundial recibe una réplica del trofeo, en el fútbol femenino, el combinado campeón se lleva el trofeo original en propiedad, por lo que para la siguiente edición se fabrica uno completamente nuevo. Esta decisión fue tomada por la FIFA por mera cuestión económica puesto que mientras la Copa del Mundial de los hombres tiene un valor de 150.000 dólares -unos 134.000 euros-, la de las féminas tan solo tiene un coste de 30.000 dólares -unos 26.700 euros-. Una gran diferencia que puede verse en los premios económicos que reciben unos y otros dependiendo de su género. Y es que el combinado francés que ganó el pasado Mundial de Rusia recibió casi 40 millones de euros, pero solo un año después, el equipo que se llevé el Mundial de Francia disfrutará de una cantidad que rozará los 4 millones de euros.

Otra de las causas por las que el Mundial de Francia pasará a la historia es porque será la primera competición de fútbol femenino en la que se aplique el VAR. El vídeoarbitraje estará presente en todos los partidos de la competición gala y será controlado por un total de 16 colegiados de distintas confederaciones, entre los que destacan el madrileño Carlos del Cerro y el murciano Sánchez Martínez.