bilbao - Rohan Dennis se fue del Tour dando un portazo. Nunca se supo por qué abandonó la carrera francesa. Solo quedó el eco duro que deja un abrupto adiós. Algo se rompió entre él y su equipo. Fue una despedida al estilo de Rhet Butler y Scarlett O’hara en Lo que el viento se llevó. Algo así como: “francamente, querida, me importa un bledo”. Se cerró la puerta y con él la relación con el Bahrain. “Ha sido un año muy difícil, se han dicho muchas cosas desde el Tour de Francia, por lo que es algo muy especial venir aquí y ganar. Quería defender mi título y demostrar que no había abandonado la bicicleta, que siempre he amado el ciclismo”, expuso, feliz, Dennis. Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. El australiano se coló por ella y se recluyó en el olvido. El hombre y sus circunstancias. Dennis se aireó en el anonimato y en calor de la familia. 69 días transcurrieron con Dennis anidando en el búnquer de los suyos. Su equipo. El Team Dennis, como rezaba en la gorra de su emocionada mujer, que aguardaba con el hijo de ambos en meta. “Pienso en muchas personas después de esta victoria”, se sinceró el australiano, del que nada se supo tras su desaparición voluntaria.

El australiano no competía desde que abandonara Francia en extrañas circunstancias. Dennis se había convertido en un misterio, en un enigma. Un ermitaño lejos del mundanal ruido de la competición. No levantó la voz, pero entrenó duro. Así, sigiloso, camuflado, con una bicicleta negra, sin distintivos ni marca, aunque era evidente que la montura era una BMC, la bici con la que conquistó el Mundial contrarreloj de 2018, y no la Merida que monta su equipo. Tampoco compitió con el casco del Bahrain. Lo hizo con uno propio. Así, con sus cosas, ordenada su mente, Dennis se colgó del oro en Yorkshire. El metal más preciado le quitó un peso de encima. El plomo del pasado. “Entrené mucho en casa, trabajé mucho en mi cabeza y, cuando miro atrás, creo que hice un gran trabajo”, reflexionó Dennis, otra vez campeón del mundo.

El arcoíris del australiano fue el único que pudo nublar el sol espléndido de Remco Evenepoel. El prodigio belga, de apenas 19 años, se quedó con la plata en una actuación memorable. Es el chico de oro del ciclismo. El más joven ganador de una medalla en el mundial contrarreloj. “Todavía tengo un largo camino por recorrer. Es genial poder poner esto en mi currículum ahora. ¿Dennis dice que tengo que esperar unos años más para destronarlo? ¡Volveré el año que viene!”, advirtió el belga. Evenepoel brilló con ese destello único que proyectan los elegidos. Solo el portentoso Dennis, un especialista implacable en las manecillas, pudo someter al belga asombroso. Por detrás de ellos, el italiano Filippo Ganna se quedó con el bronce. Jonathan Castroviejo, sin hilo argumental del que tirar en Yorkshire, obtuvo la 24ª plaza, a 4:18 del cohete australiano, que pulverizó todos los registros. “Cuando he querido apretar me he dado cuenta de que no tenía fuerzas. Me dolían las piernas increíblemente”, explicó el getxotarra en su peor actuación mundialista.

el fenómeno evenepoel En un circuito duro, de 54 kilómetros, ideado para especialistas, Dennis contuvo con inequívoca autoridad el apogeo de Evenepoel, descarado y exuberante en su estreno con los mayores. El belga, un gigante en un armazón menudo, fue la referencia desde que se puso en marcha y se levantó los calcetines que con tanto esmero miden los comisarios de la UCI. Evenepoel, en un acto reflejo, tal vez procedente de su época de futbolista, -llegó a ser capitán de la selección belga- perdió unos segundos en esa maniobra tan de futbolista. Se subió los calcetines y a partir de ese momento jugueteó con el resto de rivales como un chiquillo que se divierte. Se instaló de inmediato en el trono, mientras Primoz Roglic, uno de los candidatos, penaba. También Victor Campenaerts, atrapado por el mal fario. De enredo en enredo. Se fue al suelo y padeció una avería mecánica. Además, Dennis, desatado, le adelantó. Dobló al belga, al que dejó hundido. El australiano, enrabietado, fue un torbellino implacable que también anuló a Roglic, que partió con tres minutos de ventaja. El esloveno, lejos de su mejor pose, se encoló a la chepa de Dennis, que trituró los kilómetros, El aussie era un canguro. Avanzó a saltos. No había ningún obstáculo que frenara. Ni el fulgor de Evenepoel le desvió del oro. Tras la gloria le aguardaba el abrazo emocionado y sentido de su mujer y la mirada dulce de su hijo, un bebé vestido con el maillot arcoíris. “Todo fue absolutamente perfecto, salió según lo planeado”, cerró Dennis, que volvió a por su arcoíris.

1. Rohan Dennis (Australia)1h05:05

2. Remco Evenepoel (Bélgica)a 1:08

3. Filippo Ganna (Italia)a 1:55

4. Patrick Bevin (Nueva Zelanda)a 1:57

5. Alex Dowsett (Gran Bretaña)a 2:01

6. Lawson Craddock (EE. UU.)a 2:07

7. Tanel Kangert (Estonia)m.t.

8. Nelson Oliveira (Portugal)a 2:09

9. Tony Martin (Alemania)a 2:27

24. Jonathan Castroviejo (España) a 4:18