bilbao - “Me decía qué hermoso era mi trasero y que me veía muy sexy. Me hacía sentir muy incómoda”. Esas son algunas de la revelaciones que la ciclista israelí Esther Meisels narró a Cyclingnews para denunciar el supuesto trato vejatorio que Patrick Van Gansen, mánager general del Health Mate Ladies Team, tuvo con ella durante su estancia en el equipo. Meisels, harta del nauseabundo proceder de Van Gansen, huyó. No soportó el abuso de poder y las insinuaciones sexuales del mánager general y abandonó la formación belga denunciando la obscena conducta de Van Gansen, que utilizaba su posición de poder para someter a la corredora. “La UCI ya tiene varias quejas contra él y espero que tomen medidas. Hasta entonces, sé que debo distanciarme. Mi felicidad, mi bienestar mental y mi autoestima son más importantes que cualquier carrera de bicicletas y siempre lo será”, aseveró la ciclista, que vivió un infierno en la casa de Van Gansen. El domicilio del mánager servía de cuartel general del equipo y hogar para las corredoras foráneas. La corredora israelí no es la única que puso tierra de por medio de Van Gansen. Otras dos ciclistas abandonaron con anterioridad el equipo alegando motivos similares. Las corredoras Sara Mustonen y Chloë Turblin presentaron quejas formales contra Van Gansen ante la Comisión de Ética de la Unión Ciclista Internacional para dar a conocer un caso que acorrala al mánager, que negó las acusaciones de la corredora.

La historia de Meisels, de 24 años, es la de una corredora que acudió a la llamada del ciclismo europeo tras destacar en Israel. Ante ella se presentaba un futuro esperanzador; la posibilidad de participar en carreras UCI en una de las cunas del ciclismo: Bélgica. Meisels no se lo pensó y se embarcó en una aventura que debía llenarle de dicha y que, sin embargo, mutó en pesadilla cuando se instaló en la casa del equipo, en la que residía Van Gansen, algo que ella desconocía cuando se desplazó a Bélgica persiguiendo su sueño. Meisels se mudó a la localidad de Ekeren, donde el Health Mate Ladies Team posee un inmueble para albergar a sus corredoras, si bien era Meisels la ciclista que más tiempo pasaba en la casa porque no disponía otro lugar para alojarse en Europa. Además, la corredora no recibía salario alguno por parte de la formación, una de las dolientes realidades del ciclismo femenino, que se sostiene por el entusiasmo, el sacrificio y las renuncias de muchas corredoras, la mayoría de ellas sin salario alguno.

Sin saberlo, Meisels entró en la guarida del lobo. En la casa, donde residía Van Gansen, este solía realizar comentarios obscenos sobre el cuerpo de la corredora, que aseguró que el mánager empleó su posición de poder, la desigualdad tan presente entre hombres y mujeres, para aprovecharse y hacer tratos deshonestos. “Como tenemos la oportunidad de competir en un equipo profesional de la UCI, intentaba tratos para seleccionarme en la lista. Si le pedías una carrera específica, el contestaba con un ya veremos”. Recordó Meisels que una vez le seleccionó para disputar una determinada prueba. “Ven y mira: tu nombre está en la lista. Ahora dame un beso”. Esa clase de comportamiento era el modus operandi del mánager belga. “Cuando me mudé a la casa, dejé claro que no estaba interesada en mantener ningún tipo de relación”, contó Meisels al portal de Internet.

La corredora israelí aseguró que cuando llegaba la hora de irse a dormir, el comportamiento de Van Gansen era explícitamente sexual. “Era muy tocón, siempre esperaba un abrazo, pero no eran abrazos amistosos. Me besó muchas veces en la frente y me pedía que le besara”. Van Gansen empleaba su posición de poder para someter a las corredoras porque “sabía que todas nosotras estábamos allí por la oportunidad de correr en un equipo profesional”. Ese era el método de chantaje según Meisels. Cuando ambos estaban solos en la vivienda, la situación empeoraba para la ciclista. El mánager elevaba el tono a un comportamiento absolutamente deleznable. “Él se sentía muy cómodo realizando comentarios sobre mi cuerpo. Me decía que tenía un culo muy bonito, que era sexy. Me hacía sentirme muy incómoda”.

la versión del mánager Ante los hechos denunciados por Meisels, que continuaron la estela de Sara Mustonen y Chloë Turblin, el mánager del equipo, Patrick Van Gansen, negó el comportamiento vejatorio por el que se le acusa. Aunque negó la mayor, Van Gansen reconoció el capítulo al que se refirió la corredora. “Me imagino a lo que se refiere”, respondió por escrito Van Gansen a Cyclingnews. “En un momento dado, ella bajó de la habitación con un pantalón muy corto y con una camisa anudada bajo su pecho con la tripa al aire”, expuso el mánager. “Después de responderle a algunas preguntas, le dije: Esther, es muy sexy lo que llevas puesto, pero igual es demasiado sexy. Podría sacar algo de ello. ¿Quién sabe?” Ella reaccionó al comentario disgustada. “Patrick, me haces sentir muy incómoda diciéndome esto. Lo haces constantemente. A lo que yo respondí: ¿En serio lo hago todo el rato? Ella comentó: La pasada semana mencionaste lo de los pantalones y no me gustó. Yo le dije: Entonces, vístete apropiadamente ahora”. Ante esta situación, Esther Meisels decidió escapar de Van Gansen.