BILBAO - Hace ya casi cinco años que abandonó la entidad de Miribilla, pero Mamadou Samb (31-XII-1989, Senegal) sigue guardando mucho cariño al Bilbao Basket y a su afición. Convertido ya en un clásico de la LEB Oro, se medirá mañana al conjunto vizcaino en una final de Copa que prevé “muy igualada”.

¿Cómo le van las cosas por Sevilla?

-Todo me va bien, estoy muy contento. En esto del deporte cuando se gana todo va bien (risas).

Racha de 18 victorias seguidas, un récord histórico; cinco triunfos de ventaja sobre el segundo clasificado, el Bilbao Basket? El Betis parece un equipo imbatible a día de hoy.

-La verdad es que estamos bien, pero todavía queda mucha competición. La LEB Oro está muy igualada esta temporada y va a ser un año duro. Hay que seguir sumando y trabajando.

Muy mal se les tienen que dar las cosas ya para no acabar primeros la temporada regular y cazar la plaza de ascenso directo.

-Yo no me fío en absoluto, nosotros preferimos ir partido a partido. Si te fijas en la clasificación, entre el segundo clasificado y el noveno está todo muy igualado, solo hay dos partidos de margen, y los equipos de abajo también tratarán de apretar para salir de ahí. La segunda vuelta va a ser muy complicada, a partir de ahora cada partido será una final.

¿Qué tiene este Betis para estar en un momento tan dulce? ¿Qué le caracteriza como equipo?

-Precisamente esa palabra: equipo. Estamos muy unidos, compartimos el balón bien, defendemos bien? Vamos todos a una y eso es muy importante. Cuando los jugadores y el entrenador tienen tanto hambre eso acaba reflejándose en el juego.

Y eso que perdieron dos de los tres primeros partidos de la temporada?

-Éramos un equipo muy nuevo. Yo llegué una semana antes de empezar la liga y había varios jugadores lesionados, gente volviendo de bajas? No habíamos tenido tiempo para empezar a juntarnos como grupo. Viéndolo ahora, probablemente ese inicio nos vino bien para darnos cuenta de que nadie nos iba a regalar nada y que íbamos a tener que ponernos las pilas para estar arriba.

Su rendimiento personal va a más con el paso de las jornadas. ¿Va encontrando su sitio en el equipo?

-Cada vez me encuentro mejor, más a gusto. Me alegro de poder ayudar cada vez más al equipo.

Va sumando triples, ayudando en el rebote, aportando en defensa? El Mamadou Samb de siempre.

-Por Bilbao recordaréis que yo ante todo soy un jugador de equipo. Me gusta defender, ayudar a los compañeros. Yo estoy aquí para hacer lo que me pidan y estoy contento con mi aportación. Pero hay que seguir.

¿Ha seguido al Bilbao Basket esta temporada?

-Claro que sí. Pero no solo este año, sigo al equipo desde que salí el verano de 2014. El otro día consiguieron una victoria importante en Huesca y sé que están en un buen momento. Por eso estoy convencido de que va a ser una final de Copa muy dura.

¿Qué le parece el equipo bilbaino?

-A mí me gusta bastante. La LEB Oro no es una competición fácil. A veces pierdes un partido y da la sensación de que no estás haciendo las cosas bien pero yo, que llevo ya cuatro años en esta liga, sé que es una liga muy competitiva y que si tienes un mal día puedes perder ante cualquiera.

¿Qué recuerdos guarda de los dos años y medio que estuvo en Bilbao?

-Me acuerdo mucho de aquella época. ¡Fueron unos años increíbles para mí! La afición, cómo nos animaba la gente? Hice muy buenas amistades allí, mi primera hija nació en Bilbao... me vienen muchísimos recuerdos a la cabeza. Seguro que cuando juguemos en Bilbao en la segunda vuelta vendrá bastante gente a verme y podré estar con ellos. Tengo ganas.

Deportivamente vivió algunos de los mejores momentos de la historia del club.

-La Euroliga, la final de la Eurocup? Fueron años muy bonitos. Fue una pena lo que ocurrió luego en el club?

Eso también le tocó de cerca. Los impagos, la huelga? ¿Emborronan sus buenos recuerdos?

-Para nada. La vida es así y el baloncesto también es así. A veces te toca vivir momentos menos agradables, pero es lo que hay. Además, yo ya venía de no cobrar en Granada, así que? Conocía la situación. Para mí y para mis compañeros fue duro estar seis o siete meses trabajando sin cobrar, que nos pagaran con pagarés que no valían? Pero de todo se aprende. Cuando sean mayores les podré contar a mis hijos y a mis hijas que esas experiencias de vida también existen y que en el deporte no todo es maravilloso como se cuenta. También hay sufrimiento, cosas complicadas? Lo hemos visto ahora en el Reus de fútbol. Estas cosas pasan y hay que aprender de ellas.

Lo que nunca le faltó en Bilbao fue el cariño de la afición.

-Sí, lo recuerdo con mucho cariño. Yo estuve bastantes años en las categorías inferiores del Barcelona, pero el cariño que he tenido en Bilbao no lo he tenido nunca. Me dio pena no poder aportar más y no jugar más la última temporada, razón por la cual tomé la decisión de marcharme. Estoy muy orgulloso de mi paso por Bilbao.

Coincidió en el vestuario con Álex Mumbrú. ¿Se veía ya que iba para entrenador?

-Sin duda. Álex siempre ha sido un entrenador en la cancha porque sabe mucho de baloncesto y tiene muchísima experiencia. Se veía venir. Este verano hablamos por teléfono y le felicité por haber dado el salto al banquillo del Bilbao Basket. Me puse muy contento. Es su primer año y lo hará bien. Ojalá suba con el Bilbao Basket, para él sería muy grande lograrlo. ¡A ver si lo consigue!

Salió de Bilbao el verano de 2014. ¿Esperaba continuar en Miribilla o al menos poder mantenerse en la ACB?

-No. Aquel año no jugué nada con Rafa Pueyo y estaba un poco quemado. Yo soy un tío que no soy feliz si no juego. Para mí el baloncesto lo es todo y me daba igual bajar un escalón a la LEB a cambio de jugar. Tuve alguna oferta de la ACB, pero las cosas me han ido bien los últimos años.

Desde entonces ha sido pieza importante en equipos punteros de la LEB. ¿Ha cambiado mucho esta competición?

-Ha ido mejorando. En mi primer año en Breogán recuerdo que había cuatro o cinco equipos muy fuertes y luego el nivel bajaba bastante. Ahora todo está muy igualado y los últimos clasificados pueden ganar a los primeros. Este año habrá sorpresas. Verás cómo hay equipos que esperaban entrar en play-offs y se quedarán fuera.

En 2016, abandonó la LEB para marcharse a Islandia, al UMF Tindastoll, donde solo jugó seis partidos antes de volver. ¿Cómo fue aquello?

-Me salió una oferta muy buena allí y la verdad es que me apetecía probar la aventura, jugar por primera vez fuera de España. Como experiencia fue increíble. El baloncesto estaba creciendo en el país, aunque el problema es que no había demasiada afición. Jugué muy bien, disfruté mucho pero justo entonces nació mi segunda hija, mi mujer me apretó para que regresara y ya sabes? (Risas). Esa temporada la acabé en Palencia.

El pasado verano no fichó por el Betis hasta una semana antes de que arrancara la liga. ¿Le faltaron ofertas o estaba deshojando la margarita?

-En verano tuve la suerte de entrenar en Dubai. Mi hermano Cheikh estuvo allí jugando y me ofrecieron firmar por ese club (Al-Ahli). El Betis me había hecho una oferta en agosto, pero quise viajar para ver al menos cómo era aquello. Finalmente, decidí regresar a España.

¿Tuvo alguna oferta del Bilbao Basket en verano?

-No.

¿Qué tipo de partido espera el sábado?

-Yo creo que va a ser un partido muy igualado y competido. El Bilbao Basket últimamente está mejor y nosotros también estamos bien, por lo que se va a decidir por detalles. Ganará el que tenga más intensidad y acierto.

¿Cree que puede parecerse al partido de la primera vuelta liguera? Tanteador bajo, el Bilbao Basket tratando de que el Betis no pueda correr?

-Yo creo que sí. Cada equipo querrá imponer sus armas y al ser a partido único nadie va a reservar nada. Hablamos de una final, es el día de sacar lo mejor.

¿Su extraordinaria racha puede hacer que el Betis caiga en un exceso de relajación?

-Nada de eso. En este equipo tenemos mucho hambre. Si nos ves entrenar cada día, la forma en la que nos pegamos para mejorar? Curro (Segura) está haciendo un gran trabajo, nos aprieta bien. Trabajamos muy duro. Date cuenta, por ejemplo, de que aquí estamos seis pívots y cada uno queremos luchar por nuestra plaza. Si quieres jugar, hay que currar.