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Polos opuestos

Casi cinco años después de medirse en la final de la Eurocup, la brecha entre el Bilbao Basket y el Lokomotiv ha crecido

Polos opuestosFoto: Lokobasket.com

EL próximo mes de abril se cumplirán cinco años de la final de la Eurocup disputaron el Bilbao Basket y el Lokomotiv Kuban. Esta temporada han vuelto a encontrarse en el segundo torneo continental y hoy se miden en Miribilla en un partido que refleja la realidad que viven los dos clubes ahora mismo. Los rusos siguen invictos después de ocho partidos en Europa, confirmando su condición de favoritos al título, mientras que los bilbainos ya están eliminados, antes de lo que hubieran deseado.

Desde aquel partido inolvidable, y no solo por el resultado, en el que Bilbao rozó la gloria europea han ocurrido muchas cosas, pero el reencuentro de ambos equipos se produce llegando desde polos opuestos. Cuando llegó a Charleroi el Bilbao Basket era ya un club tambaleante, en el que empezaban a asomar sus dificultades económicas tras unos años de crecimiento ficticio, y el Lokomotiv presumía de todo lo contrario, de tener casi el dinero por castigo y una posición sólida en el mercado. Casi cinco años después, esa brecha se ha ampliado aún más. El club de Krasnodar ha seguido peleando por los títulos, o por acercarse a ellos, y el Bilbao Basket ya los ve desde muy lejos, ni siquiera puede tocarlos.

El Lokomotiv presenta para esta campaña un presupuesto de unos 18 millones de euros que le sitúa entre los más poderosos de su país, aunque lejos del inalcanzable CSKA Moscú. El patrocinio de la compañía rusa de ferrocarriles, de un fondo de pensiones con más de un millón de clientes y de una empresa del sector del petróleo y el apoyo de la región de Krasnodar da para eso y para más. En estos cinco años, el Lokomotiv ha jugado dos veces la Euroliga, en una de ellas alcanzado la Final Four, ha batido el récord de victorias consecutivas en la Eurocup con 19 en la campaña 2014-15 y ahora mismo va segundo en la VTB League, a la estela del CSKA. Incluso, el equipo de Krasnodar ha tenido como entrenador a Fotis Katsikaris, el técnico que llevó al Bilbao Basket a la final de Charleroi, aunque el griego duró apenas un par de meses en el cargo en el pasado curso y dejó su puesto en manos de Sasa Obradovic, que llevó al Lokomotiv a las semifinales de la Eurocup el año pasado y a sumar ocho victorias en ocho partidos en el actual con una plantilla en la que conviven seis estadounidenses, un australiano y media selección rusa.

El Bilbao Basket acaba de aprobar un presupuesto de cuatro millones euros lo que apenas le permite caminar por el alambre de la supervivencia, sin poder pensar en un futuro de éxitos deportivos. Son los contrastes de este Europa baloncestística de dos o tres velocidades. El Lokomotiv Kuban está jugando sus partidos de la Eurocup ante una media de menos de 4.000 espectadores, una asistencia que en Bilbao se suele superar habitualmente y se considera pobre. Pero los que permiten marcar diferencias son los que están fuera del pabellón, no los que están dentro, y el visitante de hoy en Miribilla no ha ralentizado su marcha desde aquella noche de Charleroi en la que había unos cientos de vizcainos con mucha ilusión y unas decenas de rusos con mucho dinero. Casi cinco años después, el Bilbao Basket desprende menos ilusión, pero el Loko sigue teniendo el mismo dinero, o más. Son polos opuestos que se citan en Miribilla en un partido que no sirve ni como revancha.