Bilbao - La cosa está clara. Hasta que el Bilbao Basket no recorte los guarismos que viene encajando a manos de sus rivales sumar victorias se va a convertir en una tarea titánica para sus intereses. Llegaban los hombres de negro de una semana demencial, con demasiados kilómetros de viaje, escasos entrenamientos y dos encuentros en los que el rival de turno, Lokomotiv Kuban y Barcelona, les había endosado más de 100 puntos. Ayer el Alba Berlín se quedó en 94 puntos, pero vino a ser lo mismo. El conjunto vizcaino se ha acostumbrado a encajar constantemente marcadores que rondan la centena y por esa senda se está encontrando un muro infranqueable. El de Carles Duran es un conjunto con muchos puntos en las manos, 86 ayer, pero sin la regularidad y sostenibilidad necesarias como para salir victorioso de los repartos indiscriminados de canastas. Ayer, con un 55% de acierto en tiros de dos y un 47% en triples, porcentajes notables, no le valió para celebrar un triunfo. Mal asunto.
Y es que los problemas de retaguardia de los hombres de negro son por todos conocidos, pero las desconexiones en ataque volvieron a tener ayer gran incidencia en una derrota que complica muchísimo el futuro continental del equipo, del que Tim Kempton, descartado ayer, ya no forma parte al haber llegado a un acuerdo con el club para rescindir su contrato. A fases notables como el arranque del tercer cuarto, en el que el Bilbao Basket se sobrepuso a una desventaja de once puntos (45-56) para llegar a equilibrar la contienda (60-60), le siguen momentos calamitosos en los que se mezclan pérdidas, faltas en ataque, decisiones demasiado individualistas y falta de criterio a la hora de hacer circular el balón hasta las manos más adecuadas. Algo parecido ocurrió en el final del choque, al que los anfitriones llegaron aferrados con uñas y dientes (82-86 a cuatro minutos de final) para encadenar un sinfín de malos ataques y dar todo tipo de facilidades a un Alba Berlín al que le bastó con hacer las cosas con sencillez y pulcritud para acabar llevándose el gato al agua. Siete de los nueve jugadores utilizados por Aíto García Reneses anotaron entre 15 y 10 puntos, los exteriores sacaron petróleo de los triples laterales, posiciones a las que la defensa bilbaina no era capaz de llegar para puntear, y sus interiores gobernaron el rebote ofensivo con autoridad.
El Bilbao Basket arrancó la contienda con aplomo (4-0), pero la tempranera segunda falta de Gladness, cuando solo habían transcurrido tres minutos de juego, hizo que el colectivo perdiera consistencia. El conjunto anfitrión, fallón en ataque, comenzó a jugar a tirones, mientras que los exteriores del cuadro alemán encontraban situaciones favorables para engatillar desde la línea de 6,75. El 6-12 a 3:34 de la conclusión del acto inaugural obligó a Duran a parar el choque para que fueran las muñecas de Lucio Redivo y Álex Mumbrú las que sacaran del atolladero a los hombres de negro. Dos triples del argentino y otro del capitán devolvieron el control de la situación a los locales (15-14) antes de que los diez inaugurales se cerraran con las espadas en todo lo alto (18-18). Pero los de Aíto no tardaron demasiado en encontrar las deficiencias de la zaga bilbaina y castigaron a base de velocidad los errores del ataque rival. Saibou enlazó sendos triples desde ambas esquinas, Siva cogió su relevo y el Alba Berlín comenzó a jugar a placer. Podía exprimir sus piernas para castigar las pérdidas y el horrendo balance defensivo de los bilbainos y encontraba situaciones cómodas para lanzar. Miel sobre hojuelas para sus intereses, un bocado agrio para los de Duran, a los que además les costaba muchísimo manejarse con soltura en ataque. Demasiado trabados, las conexiones con Mickell Gladness permitieron a los locales no desconectarse del duelo de manera definitiva, pero los alemanes, mucho más clarividentes y atinados, dominaban con mano de hierro. El 42-52 al descanso, con 34 puntos encajados en el segundo cuarto, recordaba a los últimos encuentros, con los de Aíto exhibiendo un estratosférico siete de ocho en triples en esta franja de diez minutos.
Sin embargo, el conjunto anfitrión volvió a cancha con la firme intención de no dar su brazo a torcer. Con Redivo ejerciendo de elemento agitador y el colectivo actuando como un solo ser en defensa, los hombres de negro protagonizaron sus mejores cinco minutos de la noche. Sin necesidad de entregarse al triple, los de Duran encontraron conexiones para activar a Gladness y Pere Tomàs para, mediante un 15-4, equilibrar el luminoso (60-60) a 4:54 del final. Aíto tuvo que tirar de pizarra y su pócima volvió a ser dañina. El Alba encontró una y otra vez en las esquinas a Butterfield para que este engatillara de tres puntos, Radosavljevic impuso su ley en la zona en el mismo momento en el que Gladness se fue al banquillo a recargar fuerzas y la desventaja de dos dígitos (65-75) no tardó en regresar. Volvieron a revolverse los hombres de negro para acercarse hasta el 72-77 ya con el último cuarto en juego, pero no tuvieron la regularidad necesaria para darle la vuelta a la tortilla. Faltas en ataque, rebotes ofensivos concedidos, esquinas desprotegidas... Así se le escapó el encuentro. Vargas lideró el demarraje con sus triples laterales y el 74-85 volvió a sacar de punto al Bilbao Basket que, sin embargo, se reenganchó hasta el 82-86. Pero las imprecisiones volvieron a doblegar a los locales, que siguen mostrando demasiadas vías de agua. Y en casi todas ellas llueve sobre mojado.