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Pello Bilbao: “Vinokourov me dijo que siempre había confiado en mí”

Pello Bilbao: “Vinokourov me dijo que siempre había confiado en mí”Rubén Plaza

Bilbao - La Vuelta a España fue para Pello Bilbao (25 de febrero de 1990, Gernika) una escena sacada de un libreto de Shakespeare. Puro Hamlet: ser o no ser. En la ronda española el gernikarra se ganó la continuidad en el Astana, donde rodará, al menos, dos años más. Reconoce Pello Bilbao que jugársela a una carta le produjo un estrés extra y algunas dudas que resolvió a medida que crecía la carrera. “Al principio de la Vuelta todo estuvo en el aire”. En un curso complejo en lo deportivo y en lo anímico por la muerte de Scarponi, alma mater del Astana, el ciclista vizcaino se recompuso a tiempo para rematar el año con buenas sensaciones. En 2018, Pello Bilbao compartirá maillot con Omar Fraile, amigo y compañero de entrenamientos, en el Astana. “Una buena noticia”, dice el gernikarra, esperanzado con el futuro inmediato, donde le tocará trabajar en favor de Miguel Ángel López, el líder del Astana tras la marcha de Aru al Emirates. “Queremos hacer cosas importantes”, lanza Pello Bilbao en su madurez como ciclista.

Supongo que estará contento con la renovación y la mejora de contrato con Astana.

-Sí, muy contento. Al final ha sido un año complicado. La espera se ha hecho larga, pero ha merecido la pena. Trabajar con la presión añadida de que se te acaba el contrato y las cosas no han ido como esperabas lo hacía todo un poco más complicado. Por suerte, al final llegué bien a la Vuelta a España, que era uno de los objetivos importantes de la temporada. La actuación de la Vuelta a España me sirvió para ganarme la confianza de poder seguir en el Astana. Ha salido tarde, pero ha salido.

¿Qué le dijo Vinokourov, mánager del Astana?

-Me dijo que él siempre había confiado en mí y por eso me trajo al equipo y que seguía confiando en mis posibilidades. Él quería que siguiera en el equipo.

¿Notó el estrés extra que supone saber que se concluía la temporada y aún no se había ganado un puesto para el futuro?

-El momento en el que firmé solo por un año sabía que era arriesgado. Confiaba en que las cosas iban a salir bien y en que un equipo del WorldTour iba a poder progresar a más velocidad de lo que estaba haciendo hasta ahora. Al final, pasando algunos apuros, se puede decir que no nos hemos equivocado con la apuesta. Ahora mismo estoy feliz de seguir en el equipo en el que yo quería seguir.

¿Cuándo tuvo claro que continuaría en el Astana?

-Durante la Vuelta, si bien al principio estaba todo en el aire. En la Vuelta a Suiza dejé algún detalle. Hice alguna cosa interesante también en el Giro -fue cuarto en la etapa que Mikel Landa ganó en Piancavallo- pero tampoco lo suficiente para ganarme la confianza y sentía que tenía que hacer algo más para convencerles. Después de un inicio de temporada cargadísimo de carreras, me tomé un respiro a mitad de año y a partir de ahí, fue centrarme al 100% para hacer una buena Vuelta. Tenía experiencia y sabía los pasos que tenía que dar. Con la ayuda de Aritz Arberas, mi preparador físico, que planificó muy bien la carrera, pude llegar muy bien al final de la Vuelta. He terminado bien el año y es importante a la hora de retomar el trabajo para la próxima campaña. Voy a empezar con otra mentalidad.

En un año complicado, se lo jugó todo en la Vuelta.

-Al principio, esa sensación me pesó un poco. Veía que en la Clásica de San Sebastián y en la Vuelta a Burgos no terminaba de coger ese punto que me hacía falta para la Vuelta. Estaba un poco apurado. Tenía miedo de quedarme corto y siempre dudas en ese tipo de situaciones. Además, con esa presión añadida, las dudas aumentan y empiezas a darle vueltas a la cabeza. Tienes que convencerte de que si los años anteriores has llegado bien, puedes volver a hacerlo. Confié en el equipo de trabajo. Me han ayudado mucho y me han conseguido calmar esos nervios para enfocarlos en mejorar el rendimiento y poco a poco, mejoré. La primera semana me sirvió para despejar dudas y coger ritmo. El día de descanso asimilé bien el trabajo y a partir de entonces sabía que daría un punto más y así fue.

Descubrió el Giro justo después de la tragedia de Scarponi. ¿Cómo lo vivieron en el seno del equipo?

-Es una carrera a la que me gustaría volver en otras circunstancias porque me gustó mucho el recorrido, la pasión de la gente, pero para mí no fue la mejor experiencia, desde luego. Pasamos un trago muy complicado con todo lo que pasó con el accidente mortal de Scarpa. Fue un golpe muy duro para nosotros. Nos marcó muchísimo. Además no era un corredor cualquiera, era el alma del equipo. Transmitía mucha alegría. Era una persona muy activa, siempre apoyando y animando a la gente. Su falta se ha notado mucho.

Omar Fraile llega al Astana. Compartirán maillot. ¿Ha hablado ya con él?

-Sí. Hemos hablado. Desde el momento en el que tuvo que tomar la decisión estuvimos en contacto. Él me tanteó para saber cómo funciona el equipo. Tenemos amistad. Entrenamos juntos y habíamos coincidido un par de años en el Caja Rural. Para mí, que él llegue ha sido algo importante para que me quede en el equipo. Tener a alguien cerca con el que pasas horas de entreno, viajes y mucho tiempo es importante. Seguramente nos pondrán en el mismo grupo de trabajo o eso espero.

Después de este año de aprendizaje, ¿con qué se queda?

-Me quedo con que las cosas no hay que verlas en el momento en el que se empiezan sino que hay que tener paciencia. No se puede llegar y besar el santo. Hay que trabajar y tener paciencia. El cambio de equipo y en este caso la llegada a una escuadra con una filosofía totalmente diferente necesita su tiempo de adaptación. Con lo que me quedo es con la progresión que he tenido y con la Vuelta a España, que para mí ha sido un antes y un después.

¿Cómo llevó la adaptación al ritmo WorldTour, le costó asimilarlo?

-El 90% de las carreras que he disputado han sido del WorldTour. La verdad es que ha supuesto un gran cambio. Otros años tenía carreras de menor nivel para ir cogiendo confianza, que te las podías tomar casi como un entrenamiento, pero en el WorldTour las carreras son muy exigentes. Si no llegas al 100% en esas carreras es imposible estar adelante y coger moral. El ritmo medio que hay en el WorldTour es totalmente diferente. Se va muy rápido.

Tras haber prolongado su contrato durante dos años, encarará el futuro con más calma.

-Soy de los que prefieren trabajar con tranquilidad y sin demasiada presión. Al ganarme cierto respeto en el equipo, en el que ya he demostrado cuál es mi sitio, la tarea resulta más sencilla. Al final eso es importante. El año que viene partiré desde otro punto y el nivel que voy a dar desde el principio de temporada va a ser diferente.

¿Qué espera del próximo curso?

-Los objetivos de la próxima temporada no están muy claros aún. No hemos hablado del calendario. Nosotros dependemos bastante de lo que hagan los líderes. Yo estaré enfocado para trabajar en el grupo de Miguel Ángel López. Más o menos creo que los tiros irán por ahí. No sé si enfocarán la campaña para el Giro o la Vuelta o solo el Giro. Lo iremos viendo. Lo que tengo claro es que la labor primordial va a ser estar con Miguel Ángel López para intentar hacer algo grande. Todo el equipo está ilusionado con él. Esperamos hacer un buen bloque alrededor de él.

Fabio Aru se ha ido al Emirates. Durante la Vuelta se comentó que hubo tensión entre el corredor y el Astana debido a ese fichaje. ¿Cómo lo vivió usted desde dentro?

-Nosotros lo cogimos un poco con humor. Veíamos lo que decía la prensa y nos reíamos. No era lo que estaba sucediendo en el equipo. En ningún momento hubo tensión. Las cosas estaban claras desde el comienzo. El equipo trabajó bien para los dos líderes. En ningún momento se han podido sentir solos o con la sensación de que haya fallado el equipo. Se le dio más importancia al asunto de lo que realmente sucedió. En nuestro caso, las labores estaban definidas y luego cada líder evolucionó de una manera diferente. De Aru se esperaba que se mantuviera a mejor nivel con el inicio tan bueno que tuvo, pero le pasó factura el ritmo del Tour. Miguel Ángel fue al contrario. Fue progresando poco a poco y los objetivos del equipo también, pero respetando en todo momento las opciones de los dos corredores.

La próxima temporada se reduce el número de corredores por equipo para mejorar la seguridad en las carreras según la UCI. ¿Qué le parece la medida?

-Desde mi punto de vista no es algo que veo muy justificado. No sé si conseguirán los objetivos con ese cambio. En teoría es para reducir los riesgos en carrera, para que haya más espectáculo, y menos control. Veremos cómo afecta. De momento, a los que nos perjudica es a los corredores. Tenemos el mismo número de equipos y menos sitios. Es una faena para nosotros y el resto de componentes de los equipos: masajistas, auxiliares...

Usted pasó por la Fundación Euskadi, que ha hecho una apuesta decidida por el presente y el futuro. Una buena noticia.

-Es algo importante para el ciclismo vasco. Algo que tenemos que saber valorar. En la situación que estamos vamos a tener dos equipos, la Fundación Euskadi y Murias y eso va ayudar mucho en la cantera.

La próxima edición de la Vuelta a España contará con un final en el Oiz. ¿Lo conoce?

-Es algo que siempre he tenido en mente. La llegada en Oiz es un buen lugar para un final de etapa. Además, estando tan cerca de casa es una motivación extra poder estar en la Vuelta con un final que puede ser espectacular, diferente. Habrá que ver por cuál de las vertientes se sube.

“La muerte de Scarponi fue un golpe muy duro para nosotros. Nos marcó muchísimo. No era un corredor cualquiera, era el alma del equipo”

“Para mí, que Omar Fraile llegue ha sido algo importante para que me quede en el equipo”

“La llegada en Oiz es un buen lugar para un final de etapa, puede ser un final espectacular, diferente”