Síguenos en redes sociales:

El hito que nadie preveía

El hito que nadie preveíaEsti Gorbea

EL Athletic es cada año el mejor equipo en opinión de muchos, convencidos de que siempre se hace acreedor a tal distinción por motivos que trascienden a los resultados deportivos que obtiene. Para la legión de devotos es el mejor por el mero hecho de existir tal cual es, pero si además compite y bien, siendo fiel a una forma de entender el mundo diferente a la del resto, no es necesario añadir más. De ahí que si encima es capaz de conquistar un título, su elección como el equipo más sobresaliente esté absolutamente justificada. El pasado verano ganó la Supercopa, un trofeo que acaso carezca del relieve de otros, pero cuya significación real una vez depositado en la vitrina del Athletic resulta inconmensurable.

Haberse proclamado campeón tiene un valor añadido, no en vano llevaba tres décadas sin lograrlo y el éxito se gestó a costa del intratable Barcelona, el rival que se lo había impedido en tres finales de Copa disputadas en un corto período de tiempo: 2008-09, 2011-12 y 2014-15. Esa extraordinaria presencia en partidos cumbre, que se completa con la final de la Europa League 2011-12, donde cayó ante el Atlético de Madrid, permite afirmar que el Athletic está viviendo su etapa más brillante desde los exitosos ochenta, cuando triunfó en liga, Copa y también en la Supercopa.

La doble confrontación de pasado agosto con el conjunto azulgrana aparece pues, de momento, como el broche a una trayectoria de crecimiento permanente. La verdad es que no era una cita que generara excesiva ilusión, pero en esta oportunidad la insistencia tuvo premio. La superioridad demostrada por el equipo de Leo Messi en los cruces recientes alimentaba el pesimismo y la dificultad de la empresa se multiplicaba por la existencia de un segundo partido a celebrarse en el Camp Nou. En definitiva, con todo esto en la cabeza y el equipo inmerso en las rondas clasificatorias para la Europa League, la Supercopa se afrontó como un trámite inoportuno, engorroso, que podía pasar factura en el plano anímico a nada que se desarrollase siguiendo el guion de los antecedentes.

En semejante contexto, la goleada con que el Athletic despachó la visita del Barça a San Mamés fue clave y queda grabada en los anales de la era moderna del club como la hazaña por antonomasia. San José abrió la fiesta con un chut desde el centro del campo; luego, en la segunda mitad, Aduriz añadió tres remates para redondear una noche mágica. Acariciando el título, tres días después la plantilla de Ernesto Valverde acudió al Camp Nou, donde en vez de conformarse con defender la jugosa renta, tuteó a su enrabietado oponente e igualó, con un nuevo acierto de Aduriz, el gol firmado por Messi. El tanteo global, 5-1, refleja la grandeza exhibida por el Athletic frente al considerado mejor conjunto del momento. Una gesta que hace merecedor al Athletic del premio al mejor equipo vasco de 2015.