Bombardeo en Oldenburg
El Bilbao Basket, sin el lesionado Mumbrú, pierde en Alemania su primer duelo en una fase regular de la Eurocup Los alemanes metieron 13 de los primeros 17 triples que lanzaron y cogieron vuelo
bilbao. Al Bilbao Basket se le apareció en Oldenburg Murphy. El de la dichosa ley. Vivían hasta ayer los hombres de negro en dos realidades totalmente distintas, opuestas de punta a punta: sin un borrón en su intachable expediente en Europa y con deficiencias clasificatorias en la Liga Endesa. Tarde o temprano, una de las dos rachas tenía que pasar a mejor vida y, como todo lo que puede salir mal acaba saliendo mal -en eso se basa la ley y todos sus corolarios- la primera que se vino abajo fue la positiva, la que estaba sirviendo de medicina a los de Rafa Pueyo ante la marejada que están soportando desde hace cinco semanas en la competición doméstica. Tropezó el conjunto vizcaino en tierras germanas y puso fin de paso a su inmaculada hoja de servicios en las fases regulares de esta competición, donde, tiránico, no sabía lo que era perder. Los visitantes fueron a remolque casi todo el partido -llueve sobre mojado en este aspecto- y se vieron incapaces de soportar el bombardeo desde la larga distancia al que fueron sometidos por parte del EWE Baskets Oldenburg. Los de Sebastian Machowski, descarados y efervescentes a la hora de buscar el aro rival, embocaron 13 de los 17 primeros triples que lanzaron -hasta el ecuador del tercer cuarto-, cogieron vuelo en el luminoso y ya no volvieron a mirar hacia atrás. Con Paulding, Kramer, Jenkins y Aleksandrov percutiendo desde los 6,75 -era lo esperado, por otra parte, aunque no evidentemente con esos soberbios porcentajes- de nada sirvió la resistencia liderada por Axel Hervelle, Dairis Bertans y Raúl López, correctos a la hora de atacar, pues los problemas radicaron en la retaguardia, con 25 o más puntos encajados en cada uno de los tres primeros actos. Y, pese a todo, tuvieron opciones de victoria los de Pueyo con el 79-72 a siete minutos del final, pero su falta de regularidad y el punto de mira telescópico de los anfitriones evitó la voltereta (91-86).
Con el últimamente desaparecido en combate Carmichael y Vrkic instalados en el quinteto inicial -este último debido a la ausencia del capitán Álex Mumbrú, víctima de un esguince en su tobillo derecho-, el choque arrancó sobre los parámetros esperados. Atacaban los anfitriones desde el perímetro con gran acierto, mientras que en el bando de los de negro era Hervelle el que llevaba la voz cantante. Correspondió al Oldenburg el control del partido, de ritmo altísimo y posesiones fugaces, aunque el Bilbao Basket se mantuvo a rebufo, sin perder comba, aunque los 25 puntos encajados en el cuarto inicial no eran buena señal. Los de Machowski tuvieron claro en todo momento las líneas maestras que debía seguir el duelo si querían tener opciones de victoria y a ello se pusieron. Triple va, triple viene. Hasta diez embocaron en la primera mitad -de 14 lanzados-, amenazando incluso con hacer saltar por los aires el partido con un 40-31 que, sin embargo, fue rápidamente sofocado por dos aciertos desde la mágica distancia de Vrkic y Raúl. Tuvieron opciones los de Pueyo de alcanzar el ecuador dominando el luminoso, pero entre Jenkins, atinado saliendo del banquillo, y Kramer volvieron a obligar al conjunto vizcaino a ejercer labores de persecución (51-44).
Y como a perro flaco todo son pulgas, las cosas no tardaron en torcerse aún más, pues al regreso de vestuarios los anfitriones seguían viendo el aro como una piscina olímpica y dos triples en un abrir y cerrar de ojos de Aleksandrov y Paulding colocaron un 57-44 que encendió las alarmas. El corajudo Bertans, de los que dan un paso al frente cuando pintan bastos, intentó tirar de los suyos y estrechó el marcador hasta el 66-61, pero los de Machowski jugaban ya a favor de viento y se las ingeniaron para acceder a los diez minutos finales con una ventaja de dos dígitos (76-66). Un 0-6 con Kavaliauskas de ariete apartó algunos nubarrones del horizonte, pero dos triples consecutivos de Paulding dejaron todo visto para sentencia pues el 89-86 con el que se llegó a seis segundos del final no pasó de acercamiento a la desesperada.