Duración: 64 minutos de juego.

Saques: 4 de Fusto y 5 de Ziskar.

Faltas de saque: 4 faltas de Fusto y 3 de Ziskar.

Marcador: 1-0, 2-1, 3-2, 4-3, 5-4, 10-5, 11-7, 12-8, 13-9, 14-10, 16-12, 20-13, 21-15, 22-20, 23-22, 24-26, 25-28, 26-31, 27-32, 30-33, 31-34 y 31-35

Incidencias: Media entrada en el frontón Club Deportivo situado en Bilbao.

bilbao. Un golpe sordo. Tan hueco, tan sonoro, tan doloroso. Luis Ziskar, entonces, cae al suelo. Cuartos de final del Mundial individual. Wladimir Luján, palista de golpeo duro, situado en el diez y medio. El mungiarra, tendido en el ocho. Vello erizado en las gradas y el cráneo del vizcaino, golpeado violentamente, recupera poco a poco su esencia. "¿Cuántos dedos ves aquí?", pregunta la masajista de Asfedebi. Minutos después del incidente, Ziskar vuelve a la cancha. Obstinado. Luján pierde, entonces, sin remisión ante el delantero rival.

Una semana después, ayer, Pablo Fusto amanecía en el Deportivo como campeón en curso del Mundial individual. El bonaerense, con una tendinitis que oprime su codo, que atenaza el nervio orbital de su brazo y hace que calambree la extremidad, comenzaba la semifinal pegando primero. Su contrincante, Ziskar encajaba los golpes. Fallaban sus cálculos en la cancha; mientras que el juego de su contrincante tampoco enamoraba. El colorado, asimismo, no era capaz de afinar su saque, agrietado, tímido, sin chispa, inadaptado aún por la falta de práctica. Sin hacer nada excepcional, sin embargo, el luminoso engordaba para el lado de Fusto. 10-5.

Con un abismo de distancia en los primeros compases, la contienda, a priori, se decantaba del lado de Pablo, que no conseguía encontrar su mejor versión. Se notaba en sus movimientos, en sus gestos, más angulosos y menos naturales. Ziskar, por su parte, no despertaba. De repente, un golpe. Esta vez el cuero no había impactado sobre el vizcaino, sino en la contracancha. 20-13. Como un resorte. Resucitado, imbuido en su capacidad de sufrimiento, el mungiarra se fajaba con la épica, su contrincante y las circunstancias: marcador adverso y cátedra descreída. Así, como hizo contra Luján, corajudo, sin miedo, sacó a relucir sus dotes de palista valiente y comenzó a coser las brechas del marcador. Fusto, que hasta entonces no había terminado de encontrarse a gusto, empezó a acusar dolores en su codo y las distancias, irremisiblemente, se dilapidaron a toda velocidad hasta que el vizcaino se colocó 21-20.

Entonces, Ziskar tumbó a Fusto. La semana pasada era él el que estaba en el suelo. "¿Cuántos dedos ves aquí?".