Un viaje a las entrañas del éxito de Fleetwood Mac
Coinciden nuevas ediciones de lujo de los cinco discos que editó el grupo entre 1975 y 1987, y un libro que recoge el proceso de grabación de su mayor éxito: ‘Rumours’, del que vendieron más de 40 millones de discos
En los Fleetwood Mac de mediados de los 70 apenas había rastro del grupo de blues que propulsó la guitarra de Peter Green tras la llegada del guitarrista Lindsay Buckingham y la cantante Stevie Nicks. A partir de entonces tendrían problemas para contar los millones de discos vendidos en sus dos décadas siguientes. Ahora coinciden nuevas ediciones de lujo de los cinco álbumes que editaron entre 1975 y 1987, y un libro que recoge el proceso de grabación de su mayor éxito, Rumours, escrito por su coproductor, Ken Caillat, que lo cuenta todo del proceso técnico y el tormento emocional y drogota que vivieron los músicos.
Ya están a la venta las cajas de seis vinilos transparentes o cinco compactos puestas en circulación por Rhino/Warner y que reúnen los cinco discos que lanzó el grupo entre 1975 y 1987. Además, existe una edición limitada de 1.000 unidades en vinilo con Silver Springs y Go Your Own Way en estéreo y mono. Fueron los discos del tránsito del blues de los británicos Mick Fleetwood y John McVie, más el añadido de Christine McVie, esposa del segundo, al pop millonario que aportó el añadido del dúo Buckingham y Nicks.
Las cajas parten del álbum homónimo de 1975, conocido como el Álbum Blanco, de éxito lento pero que acabó vendiendo más de cinco millones gracias a dianas pop como Landslide, Say You Love Me y, sobre todo Rhiannon, y llegan hasta Tango in the Night, que se convirtió en el segundo álbum más exitoso de la carrera de la banda, vendiendo más de 15 millones de copias con los éxitos Everywhere, Big Love y Little Lies.
En el camino, que incluye el más prescindible Mirage, el de éxitos como Hold Me y Gypsy, grabaron dos obras maestras del pop atemporal: Rumours, que vendió más de 40 millones y logró el Grammy a mejor disco de 1977 y su primer n.º 1 con Dreams, y su continuidad, el doble Tusk, un retroceso comercial a pesar de contener Sara, pero más valiente y de sonido garajero aunque supieron ensamblar la música experimental y eléctrica de The Ledge o Not That Funny con varias baladas con red.
Maravilloso libro
Además de la caja, los fans están de enhorabuena con la edición de Fleetwood Mac: Making Rumours (Ondas del Espacio), libro que recorre la historia interna de grabación de Rumours contada por su productor. En la práctica es casi la agenda diaria de su realización narrada por Ken Caillat, coproductor del álbum, que revela los secretos de la grabación, desde los detalles más técnicos de su sonido y composición, hasta los conflictos personales que vivieron sus miembros.
Caillat relata ese año de grabación –“vivimos algo extraordinario, algo más grande que todos nosotros”, escribe con el apoyo de Steven Stiefel– a lo largo de un viaje que funciona como un diario de bitácora regado por ingentes cantidades de drogas, alcohol, temperamento, celos, dudas, inseguridades y una devoción profunda por la música con el telón de fondo de la separación de tres parejas y otros tantos engaños y cuernos. Caillat, apodado como Tijeras debido a su magia a la hora de cortar y pegar en el estudio, realiza un viaje minucioso por el proceso técnico de grabación, con base en el estudio Record Plant de Sausalito aunque ampliado a otros cuatro para completar los temas y su mezcla y masterización. Sus casi 370 páginas son un caramelo para quien tenga interés por cómo se graba un álbum y se preparan los instrumentos, dónde se colocan los micrófonos y cómo, o de qué manera se cortaban y pegaban las antiguas cintas analógicas antes del proceso digital. “Buscamos la pieza perfecta de cada sonido y voz”, resume.
Y no menos interesante es la descripción del trabajo y estado emocional y genio artístico de los cinco Fleetwood, a quienes define como “músicos con talento pero disfuncionales”. Caillat sitúa a Buckingham a la cabeza del grupo, ya que se acabó convirtiendo en su jefe musical. Lo define como “talentoso, obstinado, un enfermo de la guitarra y extraordinariamente molesto y conflictivo”. Además, narra dos episodios violentos del guitarrista, uno de ellos con él como protagonista.
A la cantante, compositora y teclista Christine McVie, siempre con una copa de champán en la mano, la dibuja como “reina del blues inglés, inteligente y de lengua afilada”, mientras que del bajista John McVie destaca “su timidez e inteligencia”, además de su dependencia del alcohol; de Mick Fleetwood, el batería fundador, alaba su “porte aristocrático, tranquilidad y sapiencia”, y de Nicks su imagen hippie y de bruja. “No era una indocumentada”, escribe, aunque sí reconoce “su escaso interés por el aspecto técnico” de la grabación. “Lo suyo era hacer canciones”, apostilla.
El libro narra múltiples anécdotas de ese año duro de trabajo. ¿Sabías que la primera canción que ensayaron fue The Chain, cuando era Keep Me There, que Stevie y Nicks se llamaban de todo y al segundo después clavaban sus voces en Don’t Stop, que la cocaína rulaba con libertad y que unas galletas de marihuana casi tiran por tierra un día de trabajo o que Mick usó una silla como percusión en Second Hand News? Todo eso… y mucho más está en el libro. Por cierto, la deportiva que muerde un perro en la portada de Tusk es la de Caillat. Y el can es Scoo ter, protagonista también en muchas de estas fantásticas páginas.