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Muere el músico de culto Bill Fay, a los 81 años

Debutó en los 70 tras la estela de Dylan y Nick Drake, y fue recuperado en el siglo XXI gracias al apoyo de Nick Cave y miembros de REM y Wilco

Muere el músico de culto Bill Fay, a los 81 añosDead Oceans

Durante casi 40 años, los que discurrieron entre su efímero reconocimiento en los 70 tras la estela de cantautores como Dylan y el doliente Nick Drake, y su recuperación este siglo XXI gracias al apoyo de Nick Cave y miembros de REM, Pavement y Wilco, el cantautor folk Bill Fay fue uno de los secretos mejor guardados de la música británica del último medio siglo. Este fin de semana pasado falleció en Londres, a los 81 años, pero deja discos de belleza escalofriante, como los recientes Countless Branches o Life is People.

Compositor, pianista y cantante, Bill Fay, nacido en Londres en 1943, es, como cantaba en uno de sus temas, “un milagro” en un lugar insospechado. Vivió un corto y escaso reconocimiento en los años 70 tras un primer sencillo previo que incluía Some good advice y Screams in my ears, al que siguieron dos discos: uno de título homónimo y el más conocido, Time of the last persecution, que apenas vendieron para amortizar los gastos.

Fay acabó en la calle, lo que nos privó de disfrutar de su genio durante cuatro décadas. Ya en este siglo, entre 2004 y 2005, se reeditaron sus primeros discos, acompañados de unas grabaciones caseras de su juventud, y algunos de los músicos más creativos de la música alternativa reciente reaccionaron y le devolvieron a la actualidad con sus comentarios laudatorios e, incluso, en el caso de Wilco y Marc Almond, versionando sus temas.

El milagro

Cuando ya todo parecía perdido, se produjo el milagro al que hacíamos referencia anteriormente. El líder de Wilco, Jeff Tweedy, varios miembros de REM y Nick Cave, provocaron el regreso de este autor de culto a los estudios de grabación. Y allí surgieron los estremecedores Life is people (2012) y Who is the sender? (2015), ambos producidos por Joshua Henry, que creció escuchando a Fay gracias a su aita, y lo convenció para volver a grabar. Merece destacar ambos, muy vestidos instrumentalmente, con coros femeninos y guiños al gospel, a los sonidos progresivos de Pink Floyd, al blues, a la religiosidad y al Jesus, etc., que versionaba para agradecerle su apoyo a Tweedy.

Y a la espera de poder escuchar las canciones que estaba grabando para su futuro disco, de momento el último disco que podemos disfrutar de Fay es Countless branches, ejemplo de desnudez, honestidad, sapiencia y genio desbordante. Editado en 2020, incluye diez temas de arreglos espartanos, corta duración (pocos superan los tres minutos), envueltos en una sonoridad minimal y vertebrados en torno al piano de Fay (con las notas justas, exprimiendo el silencio) y su voz de su autor, como prueban baladas sensibles como Salt of the earth. La guitarra acústica de Matt Deighton se suma a la celebración y colorea canciones como How long, how long, donde el piano cobra brillo.

Your little face añade una tenue guitarra eléctrica y suma una sección rítmica junto a un sensible violín, que se repite en Time's going somewhere. Y entre lo espartano de los arreglos, aparece un instrumento de viento (parece un fliscorno) en Love will remain para realzar un repertorio en el que la melodía de Filled with wonder once again refulge, como la de los himnos de Van Morrison, para evocar su momento vital, "lleno de asombro" a pesar de encarar el ocaso de su existencia.

Su voz ajada, con el aroma del vino envejecido de los discos crepusculares de Johnny Cash, Warren Zevon o Kris Kristofferson, arrojaba imágenes ligadas a la naturaleza (la lluvia, el bosque, los valles, el sol, ese recio árbol de su portada); al poder del amor ("el amor permanecerá", canta); a la importancia de buscar en el interior para sentirnos en paz, al discurrir inexorable del tiempo... Una obra escasa y de culto que, como cantaba en One Life y como el propio mundo, “está más allá de cualquier tipo de comprensión”. Él seguirá “entre las colinas de mi juventud/me quedaré aquí y buscaré la verdad oculta”.