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Kilimak, de la rumba euskaldun a los sonidos latinos y caribeños

El grupo vasco publica ‘Irrikitan’, un segundo disco que invita a la fiesta y el baile desde el merengue con toques de pop y electrónica

Kilimak, de la rumba euskaldun a los sonidos latinos y caribeñosBaga Biga

Del profundo corazón de la Gipuzkoa euskaldun a la Catalunya de la rumba hasta llegar al Caribe. Ese el trayecto metafórico y musical emprendido por el quinteto vasco Kilimak desde su debut, con la fiesta y el baile en el punto de mira a través de la rumba, a su segundo disco, Irrikitan (Baga Biga), que acaba de publicarse y se abre a los ritmos latinos y caribeños, especialmente el merengue. “Invita a bailar y a mover el cuerpo de forma divertida”, explican.

La máxima dice que no se debe jugar un libro o un disco por su portada o su título pero, en ocasiones, no pueden estar más acorde con su contenido. Así fue en el caso de Kilima, grupo que tituló su debut discográfico Euskal Herriko Runba, en 2021, tres años después de su formación en Hernani y con un claro objetivo: “alegrar los corazones y mentes con sonidos de rumba cantados en euskera y con ritmos bailables y apasionados”.

Tras ofrecer más de 80 conciertos y conseguir el galardón del público del concurso de Gaztea, su segundo paso discográfico, presentado en Bilbao, en Bira Elkartea, lleva el título de Irrikitan y supone un claro avance respecto al primero, centrado en la rumba catalana. El grupo liderado por el guitarrista y cantante Agus Garmendia y la vocalista Ione Zozaya ha ampliado el radio de acción de sus influencias, de Catalunya al Caribe.

La banda, que se expresa en euskera con alguna aportación en castellano y que completan Ander Larrañaga (percusión), Antxon Gutiérrez (bajo) y Oskitz Gorrotxategi (trompeta), grabó Irrikitan en septiembre y octubre del año pasado con la ayuda de Paxkal Etxepare, incluye ocho canciones, todas ellas con música y letra de Agus Garmendia.

En algo menos de media hora marcadas por las ‘cosquillas’ del ritmo, Irrikitan mezcla merengue con sonidos electrónicos y ya advierte del mensaje del grupo, el de afrontar los obstáculos con determinación y “vivir la vida con pasión”. La canción Aio, con reminiscencias evidentes de Juan Luis Guerra en su arranque, conecta el pasado del grupo con el presente, al mezclar rumba y merengue, mientras que Ezer ez da betiko rebaja el ritmo bailable y adquiere claros tientes pop en su alternancia de voz masculina y femenina. El álbum se zambulle también en arreglos africanos y urbanos en Mujer luchadora, en ritmos cercanos a Cuba en Euskaraz y en terrenos cercanos al ska y la electrónica en Maitemina.

Orgullo euskaldun

El segundo trabajo de Kilimak habla también de “lo que hay que dejar atrás para recorrer el propio camino”, en el caso de Aio; de “lo efímero de la vida y de las relaciones de pareja”, en Ezer ez da betiko; de la resilencia y la lucha diaria de la mujer por el mero hecho de serlo, del “lado agridulce” del amor… Y, en el caso de Euskaraz, como prueba el verso “mintza nauzu euskeraz”, del “orgullo de nuestro origen”, así como de “la necesidad de seguir hablando y disfrutando” del euskera.