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Sonia Rueda crea un paisaje inspirado en sus “palabras bonitas” en euskera

El Euskal Herria Museoa en Gernika presenta hasta el 23 de marzo la exposición ‘Hitzen bila’ de la artista vasca

Sonia Rueda crea un paisaje inspirado en sus “palabras bonitas” en euskeraPankra Nieto

El euskera está lleno de sonidos y palabras bonitas. Por ejemplo, Bihozmin (sufrimiento) está compuesta de “bihotz” (corazón) y “min” (dolor) – dolor de corazón. Y Berpiztu (resucitar), de “ber” (de nuevo) y “piztu” (encender): encenderse de nuevo. La artista Sonia Rueda descubrió hace unos años el sonido y poder del euskera y pronto empezó a anotar sus “palabras bonitas” en un cuaderno en sus clases, en la calle, entre sus compañeros, en las películas, en los libros, en las tabernas...

En muchas de ellas, Sonia empezó pequeños-grandes-poemas que apuntaba, acompañados con un dibujo, en un cuaderno en cuya portada escribió Hitz Politak (Palabras bonitas).

Aquel proyecto fue creciendo hasta convertirse en un precioso libro-objeto, en un diario de viaje con imágenes y palabras de momentos vitales que nos afectan a todos como el dolor, el duelo, la pérdida, la recuperación o una mirada al futuro. En total, 116 palabras provenientes del euskera, ilustradas por Sonia Rueda.

“Algunos dibujos se han convertido en obras que han dado lugar a diferentes proyectos expositivos”, explica la artista multidisciplinar. Más tarde, Sonia Rueda llenaría las paredes de espacios como la Biblioteca Foral de Bizkaia o la de Barakaldo con sus hitz politak, tras convertirlas en una exposición en la galería Vanguardia de Bilbao.

Una visitante contempla algunas de las imágenes.

La artista ha seguido explorando nuevas palabras, que han dado lugar a su más reciente publicación: Hitz polita gehiago (más palabras bonitas), un libro que también forma parte de la exposición que se ha inaugurado hace unos días en el Euskal Herria Museoa de Gernika y que muestra el paisaje que Sonia Rueda ha construido inspirado en sus bonitas palabras. Porque esta creadora no busca simplemente transmitir el significado de las palabras. Sonia Rueda va más allá dando un paso a nuevas creaciones.

Como esta exposición en la que despliega imágenes visuales, en las que la mayoría se advierte una constante autobiográfica, “que no ha desaparecido nunca de mi trabajo y que en este último proyecto que se puede ver en Gernika se hace aún más evidente y consciente”, explica.

La presencia de Sonia es casi constante en esta instalación, pero también en sus anteriores trabajos. “Yo siempre he trabajado con mi imagen, desde que acabé la facultad, no por egocentrismo, sino porque tengo una relación conmigo misma que no tengo con nadie más, y eso merece la pena ser investigado. Es un autorretrato desde lo universal, de lo que sentimos todos, de cómo superamos las cosas...”, confiesa la artista.

Tres espacios

El paisaje creado por Sonia Rueda está estructurado en tres partes: Nubes, Construcciones y Raíces, encabezadas por sendos autorretratos y acompañados de tres poemas de Miren Agur Meabe, Nata montada, Hormiguero y Red, que verbalizan eso que la artista dice que no es capaz de expresar con palabras.

Uno de los autorretratos es una pintura, aunque confiesa Sonia Rueda que llevaba muchos años sin pintar, pero en esta ocasión, ha sentido la necesidad de hacerlo tras leer uno de los poemas de Miren Agur Meabe. “He intentado acercarme a él a través de esta pintura”, asegura.

La instalación comienza en el espacio Nubes, iniciándose el recorrido hablando de lo que está en el aire, lo etéreo, lo deseable, penumbras y resplandores. Una de las primera imágenes que da la bienvenida al público en la planta baja del museo es la de un gorrión en una pared, Hormatxori (horma pared+ txori pájaro). También se puede ver en esta primera sección Lo-lo, dos manos enlazadas, como onomatopeya para hacer dormir a los niños/as. O zirimiri (calabobos/as), en la que aparece el rostro de Sonia Rueda saliendo de la ducha. “No he buscado el rostro de otra mujer, soy yo”, señala Sonia.

El espectador llega durante este recorrido al espacio Construcciones, “que son las zonas intermedias donde se erigen nuestros hábitats y refugios, bien de manera artificial o natural, orgánica o inorgánica”, describe la artista.

En la imagen Kili-kolo (regular, oscilante), la artista hace equilibrios en el cielo, mientras en Odolbidu (coágulo) (odol: sangre + bildu: reunir) el rojo intenso golpea la retina del público.

La muestra acaba en el espacio Raíces, “esos elementos culturales, sentimentales y físicos que nos anclan a la tierra, los cimientos que sustentan y nutren lo que nace de dentro”. En las paredes cuelgan imágenes como Gorrimin (escarlata) gorri: rojo+min: dolor, en el que unas manos retuercen un paño ensangrentado o en la que un árbol aparece desnudo (larrugorri egon). Larru: cuero +gorri descarnadao+egon estar.

Una vez más, el componente autobiográfico está presente en obras como Zur eta lur geratu: quedarse estupefacta, Zur: madera+lur: tierra+geratu: quedar (quedarse de tierra y madera). O en Sumendi: volcán. Zu: fuego+mendi: montaña (montaña de fuego). Una exposición llena de sensaciones que las palabras evocan bien de forma privada, íntima, bien de manera universal.

La nueva propuesta de Sonia Rueda se puede ver en el Euskal Herria Museoa hasta el 23 de marzo de 2025.