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La Mano de Irulegi y el Hombre de Loizu lucen en el Museo de Navarra

Pueden visitarse con entrada gratuita en la remodelada sala de Prehistoria l Los dos hallazgos comparten espacio con el Mapa de Abauntz, expuesto en una nueva ubicación más visible

La Mano de Irulegi y el Hombre de Loizu lucen en el Museo de NavarraJAVIER BERGASA

La Mano de Irulegi y el Hombre de Loizu lucen ya de forma permanente en el Museo de Navarra, donde pueden visitarse con entrada gratuita en una renovada sala de Prehistoria. Los dos hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos años en Nafarroa y también a escala europea son ya accesibles a las visitas de la ciudadanía, “en las mejores condiciones expositivas y de seguridad”, tal y como se resaltó ayer en la presentación pública de la exposición y de la remodelación de la sala de Prehistoria, que se realizó en un acto presidido por la máxima responsable del Gobierno de Nafarroa, María Chivite.

A la exposición de la Mano de Irulegi y del esqueleto humano conocido como Hombre de Loizu, se suma en esa misma sala la nueva ubicación más visible del denominado Mapa de Abauntz. Tres bienes culturales que, en palabras de la directora del Museo de Navarra, Mercedes Jover, “se proyectan ahora hacia un futuro con un pensamiento crítico”.

Chivite puso de manifiesto la relevancia de estas tres piezas y animó a la ciudadanía a conocerlas y aprender de ellas “porque entender el pasado nos ayuda a comprender nuestro presente y nos proyecta al futuro”. Tras señalar la coincidencia de que la Mano de Irulegi y el Hombre de Loizu fueran encontrados el mismo año, en 2021, destacó la extensa investigación a la que han sido sometidos los hallazgos por un equipo de más de 60 personas investigadoras para conocer más su significado. A partir de ahora, los hallazgos se exhiben al público de forma contextualizada y con las medidas de seguridad necesarias para garantizar su preservación.

Los comisarios científicos explicaron la complejidad de sintetizar la gran cantidad de información que estos bienes entrañan para transmitir al público general y permitir su comprensión. Esta mediación se ha conseguido gracias a los textos fijos de sala y los dispositivos audiovisuales, estos últimos diseñados por la empresa navarra Arena Comunicación. Además, las vitrinas que acogen las nuevas piezas cuentan con sistemas de seguridad y de control de las condiciones ambientales que garantizan su conservación.

La mano de Irulegi

Descubierto el texto más antiguo en euskera en una pieza de bronce con forma de mano en IrulegiARANZADI

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El hallazgo de Irulegi atrae todas las miradas desde el lugar preferente que ocupa en la renovada sala de Prehistoria del Museo de Navarra. Esta lámina de bronce recortada, martillada y batida en forma de dorso de mano derecha, con representación de las uñas, más o menos de tamaño natural, puede admirarse ahora en detalle.

La Mano fue encontrada en 2021, durante las excavaciones arqueológicas dirigidas por Mattin Aiestaran de la Sotilla, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, en el poblado vascón de Irulegi (Laquidáin-Lakidain, Aranguren), un enclave que estuvo habitado desde el s. XV hasta el s. I a.C. La pieza de bronce debió de estar clavada probablemente en el marco de la puerta de una de las viviendas. Su cronología corresponde al primer cuarto del siglo I a.C., en el contexto cultural de la Segunda Edad del Hierro. Tal y como describen los expertos, la Mano presenta un orificio en la parte de la muñeca realizado por un clavo de fijación, y en ella se inscribió un texto en dos fases, mediante incisión y mediante punteado, “procedimiento sin paralelos en la epigrafía paleohispánica”.

El sistema gráfico utilizado es una variedad autóctona del signario ibérico que se denomina signario vascónico, caracterizada por la presencia de un signo T común a algunas cecas del territorio. Como destacó ayer Joaquín Gorrochategui, miembro de la Academia de la Lengua Vasca y profesor emérito del Instituto de Ciencias de la Antigüedad de la Universidad del País Vasco, “el texto, sin paralelos conocidos, es de difícil interpretación. La posible relación de eraukon con el verbo vasco eradun dar y la interpretación de sorioneke como forma de dedicación a una divinidad, quizá buena fortuna por comparación con el vasco zorion, invitan a considerarlo un texto de protección o una ofrenda”. Esta es a día de hoy la teoría con más fuerza. Aunque, como apunta Gorrochategui, “nada es perfectamente claro y evidente, no son más que propuestas que tendrán que ser refrendadas en un futuro solamente con la aparición de nuevos testimonios. Así que esperamos que haya nuevos hallazgos paleohispánicos que vayan dando luz a esta inscripción”.

Presentada al público en 2022, la Mano de Irulegi forma ya parte de la colección del Museo de Navarra, donde se expone de forma permanente, en un primer momento como pieza singular en la sala de Prehistoria, para integrarse una vez que finalicen las obras de eficiencia energética del Museo en el discurso de introducción a la Romanización (primera planta).

En palabras del experto en epigrafía Javier Velaza, “es importantísimo transmitir a la sociedad en un lenguaje claro y comprensible lo que sabemos y lo que no, y por eso se ha trabajado de forma colaborativa, con rigor y transparencia para ofrecer la mejor presentación posible de esta pieza a la ciudadanía”.

El hombre de Loizu

El Hombre de Loizu es uno de los esqueletos más importantes de Europa.

Datado hacia el 9400 a.C., el Hombre de Loizu es uno de los esqueletos más importantes de Europa para el estudio de los inicios del periodo Mesolítico. Tras su extracción en 2021 en la cueva de Errotalde I (Loizu, valle de Erro), es uno de los especímenes humanos más completos del mundo para el estudio de las últimas poblaciones de cazadores-recolectores.

Corresponde a un varón robusto, de unos 160 cm de estatura y 50 kg de peso, fallecido a los 21-25 años de edad por muerte violenta. Su cuerpo fue introducido y depositado en el suelo de una estrecha y remota galería del interior de la cueva, a unos 200 m de la entrada, con la cabeza apoyada en una acumulación de hojas.

En palabras de Jesús García Gazólaz, arqueólogo del Servicio de Patrimonio Histórico de la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana, “un aspecto que hace al Hombre de Loizu absolutamente actual es que él también se enfrentó a un medio natural en proceso de cambio, en plena transición climática, entre el pleistoceno y el holoceno. Él vio cómo el paisaje cambiaba, cómo el bosque cambiaba, cómo las manadas de animales gregarios de los que se alimentaban desaparecían y emigraban al norte, y sin embargo, a pesar de su escasa capacidad tecnológica, su grupo supo desarrollar estrategias adecuadas para adaptarse y sobrevivir, si no no estaríamos nosotros hoy aquí”.