Con una larga trayectoria en el mundo de las letras, Pedro Ugarte ha destacado principalmente en el ámbito de la narrativa con obras como Nuestra historia, Los cuerpos de las nadadoras, Manual para extranjeros, La isla de Komodo o Guerras privadas. Pero si hay un género en el que el escritor bilbaino se mueve a su antojo, es en el de relatos o cuentos, como a él le gusta decir.
Vuelve al terreno de los cuentos con ‘Un lugar mejor’.
Siempre estoy escribiendo una novela y cuentos a la vez, los voy escribiendo de manera simultánea. Un lugar mejor es el fruto de 8 años de trabajo, aunque he escrito otras cosas durante este tiempo. Configuré el libro con 15 cuentos y luego con mi editorial Páginas de Espuma llegamos a un acuerdo de dejarlo en 12, divididos en cuatro secciones.
En el libro realiza un viaje por varias estaciones, la memoria, la soledad, la mentira...
La imagen del tren de la portada quiere comunicar, precisamente, un viaje. Los cuentos abordan temas como la memoria, donde el pasado es muy importante; en la estación de la soledad hay cuentos donde la búsqueda de una mujer desencadena distintas frustraciones; tres cuentos donde la presencia y la práctica de la mentira es decisiva y otros tres cuentos de la última estación.
Decía Ernesto Sabato que un escritor es una persona de obsesiones. ¿Cuáles son las suyas?
Suelo tratar más o menos los mismos temas. En literatura me interesa contemplar a los seres humanos en las distancias cortas. En mi caso son las relaciones personales, cercanas entre personas, la familia, las relaciones sentimentales, el contexto laboral, la amistad…
Le han denominado en muchas ocasiones el redactor de lo cotidiano.
Una amiga mía, que es una gran lectora, una vez definió la literatura que yo hago como surrealismo cotidiano. Me gustó la definición porque en muchos de mis cuentos no se llega a lo surrealista, pero se roza un poco la situación excesiva de una conducta o de una relación, aunque están vinculadas siempre a la cotidianidad.
En el libro reflexiona también sobre la felicidad.
“En mis cuentos no se llega a lo surrealista, pero se roza un poco la situación excesiva de una conducta o una relación”
Es uno de los temas que más me interesan, a pesar de que muchas veces sea desde un punto de vista de la insatisfacción, pero sí, está muy presente en este libro. Y luego también hay un juego equívoco con la esperanza. La misma idea del título, Un lugar mejor, remite a una forma de esperanza, pero en la misma portada aparece la imagen de un tren ruinoso. Parece que no es la mejor vía para conseguir llegar a ese lugar mejor, pero en la literatura, en realidad como en todas las formas de arte, no hay conclusiones claras. Hay reflexiones, en este caso, sobre la felicidad y la esperanza como grandes objetivos del ser humano, pero también tienen una buena parte que resultan irrealizables.
Se ha definido en muchas ocasiones como un pesimista antropológico.
Pero aún así me gusta jugar con la esperanza, tampoco me gusta esa literatura que tiene connotaciones muy negativas.
Confiesa que en este libro hay menos ironía que en los anteriores. ¿A qué se debe?
Pues no lo sé, yo también me lo he preguntado pero no lo tengo claro. Igual tiene que ver con la edad. Creo que a medida que van pasando los años te vuelves más comprensivo ante las debilidades ajenas y las propias. Empiezas a perdonar a las personas porque también has aprendido a perdonarte a ti mismo.
La mayoría de los cuentos los escribe en primera persona. En alguno de ellos no aparece el nombre y en otros sí, Jorge.
Es parte ya de mi forma de escribir. En este libro he introducido un solo cuento en tercera persona y está protagonizado por una mujer. Es la primera vez que me ha pasado en la vida; es, de alguna manera, curioso. En principio, ha sido una experiencia sugestiva e interesante.
¿Novela, cuentos o poesía?
No renunciaría a escribir distintos géneros. Además, creo que los escritores no elegimos.
¿Pero si tuviera que elegir o si tuviera que decir cuál es el género que más le gusta?
“En este libro hay menos ironía. Con la edad te vuelves más comprensivo ante las debilidades ajenas y propias”
Creo que de alguna manera el que mejor plasma el mundo que intento reflejar posiblemente sea el cuento. Realmente me gusta mucho, no sólo como escritor, sino también como lector. Hay una frase muy bonita, una contestación de Ignacio Aldecoa a un periodista en una entrevista poco antes de morir. Le preguntaron si él se consideraba más novelista o autor de relatos cortos. Dijo que su obra era como un tren, que iba por dos carriles paralelos, uno era la novela y otro, el cuento.
¿Y no cree que la narrativa breve está un poco infravalorada?
Creo que eso está cambiando; por ejemplo, en América hace mucho tiempo que no es así. La narrativa breve es enorme y es grandiosa, la idea del cuento como algo que hace un escritor entre novela y novela, para no perder mano, ha pasado a la historia. Hoy en día está bastante mejor considerada gracias a la labor de editoriales como Páginas de Espuma, que salvo algunas cosas de ensayo, se dedica en exclusiva al cuento y que logra sobrevivir como editorial profesional dedicada a un género como este, con lo cual es muy estimulante también.
Publicó sus dos primeros libros de poesía cuando era muy joven, con 22 y 27 años. Luego dejó de publicar poesía y se hizo cuentista y novelista. ¿No le tienta volver a ella?
Saqué un libro de poemas el año pasado, Las cosas de este mundo, que me hacía mucha ilusión porque hacía 30 años que no publicaba, pero era de una época anterior. Hacía muchos años que no publicaba poesía y hace ya muchos años que no la escribo. En la actualidad estoy escribiendo más cuentos y estoy trabajando también en mi próxima novela. l