“Me horroriza que me encasillen en el ‘cozy crime’ al que yo llamo ‘cursi crime”
La novelista Alicia Jiménez Bartlett vuelve en ‘La mujer fugitiva’ con un nuevo crimen a resolver por Petra Delicado, la inspectora pionera de la novela negra
Más de 12 novelas y dos millones de lectores avalan el tirón de las andanzas de Petra Delicado. Sin embargo, Alicia Jiménez Bartlett pudo descubrir en Sin muertos, novela en la que ahonda en la vida del personaje, que más que su historia lo que interesaba al público eran, precisamente, los muertos. A pesar de no ser nada partidaria de verter sangre en sus obras, la escritora se desvincula del cozy crime, al que denomina, con cierto desprecio, cursi crime. Su popular inspectora tiene pendiente la resolución de al menos un crimen más. “Si veo que el personaje ha llegado a su final y ya no me provoca escribir, lo jubilaré con un final glorioso”, adelanta la autora que ya ha firmado para una novela más con la editorial.
En ‘La mujer fugitiva’ refleja el mundo nómada de los feriantes, una realidad ajena a la rutina del común de los mortales que, de alguna forma, ya trató en ‘Vida sentimental de un camionero’. ¿Qué le atrae de ese ‘modus vivendi’?
Que están dentro y fuera al mismo tiempo. Es gente que tiene su familia, su vida normal, pero al mismo tiempo, lo cual tienen muy a gala, son más libres. Se mueven de un sitio a otro, no fichan por la mañana, no tienen una oficina a la que acudir y estar encerrados muchas horas. Eso les da una duplicidad que me parece interesante para un libro. Me fascina cómo se vive así. Recuerdo a los camioneros que entrevisté y veo lo orgullosos que están. Piensan que están un poco por encima de una esclavitud a la que ellos no están sometidos.
Igual que ocurre con los feriantes.
En este caso son feriantes un poco especiales, porque todo tienen negocios de comida en camionetas, food trucks. Cada uno tiene su especialidad y se mueven siempre en entornos escogidos. Son también una élite dentro de los feriantes.
Uno de los aspectos que trata es el poco respeto que tiene la ciudadanía hacia la autoridad, ¿no parece que cuando no puede ir a más continúa aumentando?
En España nunca ha habido mucho respeto a la autoridad, de una manera interiorizada y moral. Probablemente viene de la época del franquismo, que era claramente ejercida con fuerza, no con convicciones. Ahora, durante todos estos años, incluso en democracia, la gente no admite la autoridad en España con facilidad, no hay una convicción moral. Un guardia te pone una multa por algo que has hecho mal y en vez de decir “caray, lo he hecho mal”, lo primero que piensas es “este maldito cabrón lo que quiere es recaudar”. No hay una moralidad que haya pasado a la sociedad de una manera clara. Somos bastante escépticos ante la autoridad.
Siempre se ha destacado que Petra Delicado fue la primera mujer detective de la literatura negra española…
Y la primera policía en España, porque eran todas ayudantes de fiscal o investigadoras privadas.
Sin embargo, en este caso lo interesante es que, en un momento en el que hay muchas detectives y policías mujeres, se muestre a una Petra que está cumpliendo años. Todavía sigue siendo necesario reivindicar el protagonismo de las mujeres a partir de cierta edad.
Llevas toda la razón. Está claro que las mujeres tenemos que estar peleando toda la vida, lo cual es cansado, pero al mismo tiempo te obligan las situaciones. El edadismo, una palabra que me pone de los nervios, se ejerce más sobre mujeres que sobre hombres. Es evidente que la experiencia es un grado, que las mujeres no solo somos un aspecto físico y ahí Petra Delicado exige su espacio, lo reivindica y pelea. Vamos a estar peleando toda la maldita vida. ¡No podrán con nosotras!
Afirmaba recientemente cómo muchos se habían subido al carro del feminismo porque está de moda. Como una sagaz Petra Delicado, ¿es capaz de detectar a los aliados de pacotilla?
Uno por uno es imposible, pero están en todas partes. De repente todos los hombres están aterrorizados. Hay amigos que ya no dicen “mi mujer”, dicen “mi compañera, que se casó conmigo...”. Hay pavor hacia eso, lo que indica que hay una cierta presión social y que de una maldita vez hay que normalizar la situación de las mujeres, que en España está cambiando muy rápido. Me dirás “falta mucho, y faltan muchas cosas”. Obviamente. Pero estamos en ello.
Petra Delicado cuenta con una novela autobiográfica que da pie a ahondar más en el personaje.
He escrito novelas que no tienen a Petra Delicado como protagonista y que no son novelas negras. Mis dos premios más visibles, el Nadal y el Planeta, no son de novela negra. Cuando tengo una historia que contar que no sea novela negra voy a por ella, me la admiten. Sin muertos, la novela a la que aludes, me interesaba. Me apetecía ver hasta qué punto eran los personajes y no los muertos lo que la hacían popular, y resultó que fueron los muertos. Es la que peor ha ido en ventas, no solo en España, sino fuera, con las traducciones. La gente quiere muertos, sangre... intriga, incluso.
¿Lo más importante en una novela negra es emplear una buena técnica para distraer al lector de la verdadera identidad del criminal?
No, desde mi punto de vista. No quiero teorizar. Lo importante de una novela negra es que sea verosímil, que de repente no te saques un agente de la CIA en Alcorcón, aunque todo es posible hoy en día. Que sea verosímil dentro de la historia. Y que esté bien escrita, que no sean una serie de tópicos y que se vea una prosa rápida.
Porque cada vez se escribe más novela negra, ¿pero de peor calidad?
No te quepa la menor duda. ¿Voy a decir que todos mis colegas son maravillosos? Hay gente que de repente ve una posibilidad de subirse al carro y no siempre acierta. La novela negra también tiene que tener un cierto oficio. Es muy sospechoso que de repente todo el mundo quiera escribir novela negra cuando antes era un género denostado.
Aboga por la tradición mediterránea de la novela negra frente al auge del estilo nórdico. ¿Cuáles son los rasgos por los que se caracteriza?
Crítica social, para empezar; caracterización de los personajes muy cuidada, algo en lo que no siempre aciertan los nórdicos; cierta alegría de vivir; aparición de comida y bebida en los casos; y acercamiento a la realidad del país de una manera no siempre crítica, sino demostrativa.
En Euskadi, donde ha habido una proliferación muy notable de la novela negra, se habla del género ‘euskandinavo’. ¿Está familiarizada con él?
Lo oigo, a lo mejor es que el frío es un género importante en novela negra. Hay veces que en Barcelona llueve mucho y hace un frío del demonio, aunque cada vez ocurre menos. Puede que el sol no sea un buen condimento para los crímenes, pero incido ahí. Además, esta vez, el food truck es puro aire libre, pura comida y pura concentración de gente. No es necesario el frío. De todas maneras hay autoras en el norte que son buenísimas y tienen un montón de lectores.
¿Cree que hay algunos géneros como la novela negra que son más susceptibles de ser simulados por la inteligencia artificial?
Supongo que cualquiera que escriba tópicos es más susceptible de que la inteligencia artificial simule su estilo. Si incides más en lo personal, en los juegos de palabras, en las ideas… será más difícil. Eso no está relacionado con el género, sino con el uso de la los tópicos dentro de la narrativa.
¿Impone comprobar hasta dónde puede llegar el desarrollo de la inteligencia artificial?
No lo sé. Ni siquiera sé qué posibilidades positivas tiene la inteligencia artificial. Es inquietante que metas unos datos y alguien te dé algo cocinado. Pero al fin y al cabo los datos los mete una persona, habrá que encontrar la forma de hacer legalmente, sobre todo para dar cobertura a escritores o periodistas. Al principio las redes sociales parecían algo terrorífico, hoy en día se ha normalizado y hay quien se está bajando del carro. Nunca hay que horrorizarse ante la evolución, en 1900 la gente le daba la espalda al primer tren.
Algunos críticos la identifican con el ‘cozy crime’, un género que lejos de ser nuevo ya lo empleaba Agatha Christie, que abogaba por una novela negra sin sangre.
Esa denominación la he variado para mi uso personal y la llamo cursi crime. No tiene ningún sentido. Es un subgénero que no me interesa para nada. Y me horroriza que me encasillen ahí. Una Miss Marple deliciosa que tiene una amiga que hace pasteles y, mientras tanto, resuelve asesinatos. No me la creo. Dudo muchísimo que ese género vaya a prosperar. Lo que ocurre es que si la novela negra hoy en día consiste en verter sangre… Todos los que no somos sangrientos seremos cursi crime.
Las andanzas libres de sangre de Petra Delicado continuarán al menos en una novela más.
Sí, es lo que he firmado con la editorial. ¡A morir por Dios! Si veo que el personaje ha llegado a su final y ya no me provoca escribir, lo jubilaré con un final glorioso. No tengo edad para continuar con algo que no te divierte, tengo una edad que no.
Pero seguirá escribiendo….
Siempre. Escribo desde mi más tierna infancia. Que digan que la escritura es sanadora me parece un tópico, pero escribir a mí me protege. No soy especialmente optimista y al sentarme a escribir un libro es como si se levantara una muralla a mi alrededor. Seguirá escribiendo aunque ya no publique, aunque sea mi epitafio.
Petra Delicado tuvo una serie propia mucho antes del ‘boom’ de la ficción audiovisual en el Estado, en 1999. Sin embargo, ha sido en Italia donde ha conocido el éxito, llegando a las tres temporadas.
Van a empezar a rodarla ahora.
¿Habría posibilidad de rescatarla para otra producción estatal?
Supongo que no, pero vete a saber. Tanto Ana Belén, en España, como Paola Cortellesi, en Italia, las dos protagonistas que han dado vida a Petra Delicado son dos grandes divas. Fue un orgullo que rodaran las dos series, pero no he visto ninguna. Es la manera de cabrearse, si ves que han cambiado algo y te pones estupenda. Has dado los derechos, te han explicado lo que van a hacer y después sabes que no tienes posibilidad de intervención. Para callarse lo mejor es ignorarlo al máximo.
¿Y ve otro tipo de ficciones?
Soy mala usuaria de televisión. Hay gente que dice “no tengo tiempo para leer”. Yo no quiero que me pase eso. Vivo en el campo, tristemente sola, porque falleció mi marido hace poquito. Por la mañana trabajo y no como. A las cuatro de la tarde apago el ordenador y me machaco en el jardín. A partir de las seis, ceno y empiezo a leer. Tengo tiempo para leer porque me lo busco. He visto alguna serie, pero me gustan más las películas con una estructura cerrada. Tampoco estoy en plataformas. ¡Soy una antigua del demonio!