The Cult, los sacerdotes del templo sónico de Miribilla
El grupo británico, en su 40º aniversario y muy en forma, convirtió el ‘Legends’ Fest en una fiesta con su hard rock
Es una obviedad que The Cult vivió su momento de gloria en los años 80, cuando vendieron millones de discos, pero su concierto como cabeza de cartel en la jornada inaugural del BBB Bilbao Music Legends Fest 2023 demostró que el grupo, liderado por un vocalista y un guitarrista curtidos y en magnífica forma, aún se pueden merendar en 75 minutos de éxitos a un Bilbao Arena que rozó el lleno y vivió como una fiesta su sesión hard rock, en la que destacaron las revisiones de himnos como Sweet Soul Sister, Sun King o Rain.
El vocalista Ian Astbury y el guitarrista Bill Duffy, al parecer nuevamente colegas tras alguna separación intermitente, han decidido sacar a la banda a la carretera para festejar el 40º aniversario de la formación británica y, de paso, defender –de forma mínima con solo dos canciones– su último disco, Under the Midnight Sun. Al contrario que el enigmático y único Bob Dylan, ellos apostaron por un batido de éxitos integrados contenidos en la trilogía formada por los discos Love (1985), Electric (1987) y Sonic Temple (1989), que aniquilaron por aplastamiento al público que casi rozó el lleno en Miribilla.
Como un guiño al título de su último álbum, The Cult se demoraron hasta que llegó la medianoche y el viernes pasó a ser sábado. Al modo de los efluvios morunos de Led Zeppelin, el dúo –un quinteto con bajo, batería y unos teclados adicionales siempre a la búsqueda de su escaso espacio– enseñó sus cartas desde el inicio con Rise. “You are the sun, I´m the flame”, cantó Ian y el riff monolítico de Duffy nos recordó a Metallica. Su invitación a renacer y levantar el vuelo tuvo un efecto inmediato, que se multiplicó con el primer clásico, Sun King, con la guitarra al cielo del pabellón. En poco más de cinco minutos ya se advirtió que aquello iba en serio y que, en lo suyo, The Cult bien pueden ser considerados unas leyendas.
Ian, todo de negro, espiritual, bailón y con su aspecto indígena, demostró en King Contrary Man que su voz sigue, a los 60, como cuando era un adolescente, igual de potente y ganadora, con un timbre vocal y modulación que emularon en ocasiones al mítico Jim Morrison de The Doors, grupo que compartió durante algún tiempo con sus supervivientes. El sonido, limpio y con la pegada de Tyson, hizo tambalear los cimientos de Miribilla con otro clásico, Sweet Soul Sister, el primer tema que logró la comunión total con su público.
Entre la penumbra del ‘sol de medianoche’ y arropados por humo y luces negras y rojas, Ian, con su característico pañuelo indio en la cabeza, y Duffy, también de negro de arriba a abajo, se conectaron a la perfección con la caña de éxitos como The Witch, que sonó a los Stones vía Primal Scream, y Lil' Devil, con cierto deje r&b y boogie. Su hard rock de ecos psicodélicos y oscuridad postpunk –Duffy provenía de Theatre of Hate– vivió algún valle entre tanta cumbre, especialmente en la interpretación de Vendetta X y Mirror, los dos temas más recientes del repertorio.
Apoteosis final
Con Ian maltratando panderetas y maracas mientras bailaba como un chamán, y su colega a solo brillante por canción, extrayendo riffs contundentes, con efectos wah wah y distorsión, llegó un final apoteósico con las vitoreadas Spiritwalker, Rain y She Sell Sanctuary, reconocidas desde el primer acorde e inmortalizadas con los puños en alto de los fans desde la playa de teléfonos móviles en que se convirtió la pista del pabellón.
El bis se inició con una serie de trallazos eléctricos a lo Angus Young en Peace Dog, que nos recordó la rudeza de The Godfathers y en la que el vocalista alabó a Bilbao y “el Basque Country” aunque luego agradeció a España la acogida. Populismo aparte y tras un guiño futbolero sobrante y gratuito, nos regalaron Love Removal Machine, un último puñetazo de riff stoniano de alto voltaje que dejó satisfecho a los fans tras 75 minutos de contundente hard rock con tendencia a la épica. Auténticas leyendas en lo suyo, sacerdotes del culto hard rock.