La zumaiarra Lucía Lacarra anunció la creación de su propio ballet, una compañía de danza con base en Gipuzkoa, que tendrá entre sus objetivos ayudar a los artistas de Euskal Herria, un sector visiblemente empobrecido. Así lo trasladó en una rueda de prensa que tuvo lugar en el Kursaal y en la que ha presentado su más reciente espectáculo, In the still of the night, una obra sobre el “amor eterno” que supone una nueva colaboración con su partenaire, el también bailarín y coreógrafo canadiense Matthew Golding.

La fundación de Lucía Lacarra Ballet responde a la necesidad de buscar nuevos retos y maneras de disfrutar de esta disciplina, tanto en el escenario como fuera de él. Después de tres décadas trabajando en el extranjero en las más prestigiosas compañías de danza, Lacarra volvió a su Zumaia natal en 2019, momento en el que fue plenamente consciente de que, tras 30 años, nada había cambiado en el sector, tanto a nivel local como al estatal: “Es muy triste, es lamentable”. “En unas jornadas sobre mujeres en el mundo de la danza organizadas por María Pagés coincidimos diez Premios Nacionales de la Danza; sólo dos podíamos pagar la cuota de autónomos”, aseguró.

Un informe reciente, elaborado por el Observatorio Vasco de la Cultura y la Asociación de Profesionales de la Danza del País Vasco, da luz sobre las condiciones de fragilidad en las que viven los bailarines en la CAV: el 46,4% del total gana menos de 10.000 euros al año. A estos datos se suma otra realidad hacia la que apuntó la zumaiarra: “La mayoría de los bailarines trabajan gratis”, no cobrando los días de ensayos y creación, a cambio de poder ingresar por bolo. “Si lo rechazan, otro dirá que sí”, lamentó.

Ante esta y otras realidades, Lacarra reconoció haber tenido la suerte de ser “muy feliz” en el mundo de la danza. Es por ello, que con la “pequeña compañía” que van a fundar desea “ayudar a otros bailarines a sentir lo mismo”.