Cuando Joy Tugume dio a luz se percató de cuán parecidos eran los gorilas a los seres humanos. La conservadora del medio ambiente, de origen ugandés, observó que las hembras se comportan con sus crías casi de la misma manera que una madre humana con sus retoños. Entre otras cosas, la forma en la que los primates más grandes de la tierra sostienen a sus pequeños, les regañan, o les acarician son, a su juicio, increíblemente similares al comportamiento humano. “Son humanos. Están relacionados con nosotros, compartimos hasta un 97,8% de los genes. Lo único que nos diferencia es que ellos habitan las selvas y nosotros no”, asevera. Lo hace con convicción y con la autoridad que le confiere el hecho de haber consagrado su vida a la protección de su familia de cuatro patas, los Ñakaguesi. 

“Son humanos. Están relacionados con nosotros porque compartimos hasta un 97,8% de los genes”

Joy Tugume - Conservadora del medio natural

Tugume lleva varios años inmersa en un proyecto de conservación natural en el parque natural del Gorila de Mgahinga, situado en el extremo suroeste de Uganda. Hasta allí se desplazó el documentalista getxotarra Aner Etxebarria en busca de una historia que contar. “Uno de mis sueños de infancia siempre ha sido conocer a los gorilas en su hábitat, en la montaña. Un amigo me propuso ir a Uganda a conocer a la familia, los Ñakaguesi - explica -. Me impresionó muchísimo y le propuse hacer una historia sobre conservación natural”, relata. Él no pudo involucrarse en el proyecto, ya que fue destinado a otro parque natural. Es en ese momento cuando entra en contacto con Joy. 

La matriarca de los Ñakaguesi

La conservadora natural y su labor fascinaron a Etxebarria. “Es una historia muy poderosa. Joy es madre de dos niños y, al mismo tiempo, protectora de una manada de gorilas”, dice sobre ésta.” Afirma que su doble faceta fue lo que le impulsó a contar esta historia. Las horas de grabación se han materializado en un documental que lleva por título el nombre de su protagonista, y que se emitirá este lunes, 12 de diciembre, en el marco de la programación de del Bilbao Mendi Film Festival.

Cámara en mano Etxebarria, se introdujo, poco a poco, en la selva ugandesa. “Allí me di cuenta de que los gorilas son humanos que, simplemente, optaron por no abandonar el bosque”, afirma. El documentalista rememora cómo los gorilas le miraban con extrañeza a su llegada al lugar. Sus rostros se torcían en gestos que transitaban entre la extrañeza y la desconfianza. Eran, a juicio de Etxebarria, expresiones que transmitían una insólita humanidad. 

Trampas y cazadores

El documental también da fe de cuáles son los problemas que enfrentan los Ñakaguesi en su propio medio. Joy explica que, entre ellos, uno de los más acuciantes es el conjunto de trampas que los cazadores colocan en la selva. “No están dirigidos a los gorilas en sí, allí habitan muchas más especies; leopardos, búfalos, serpientes, elefantes... Pero en ocasiones se quedan atrapados en ellas. Y se hacen daño”. Una de las labores que la conservadora del medio natural lleva a cabo en Mgahinga es evitar, en la medida de lo posible, que los primates se encuentren con las perniciosas trampas.

Joy también reconoce que las relaciones entre éstos y su equipo están inevitablemente atravesadas por la hostilidad. “La mayoría no son amigables. Y muchos de ellos están armados. De hecho, hace tres días perdimos un agente en otro parque nacional porque fue disparado por un cazador”, afirma, apenada. Por suerte, dice, los que operan en el área de Mgahinga solo portan cuchillos o, a lo sumo, pequeñas lanzas. Eso sí, se mantienen alejados de los Ñakaguesi. “Afortunadamente, la mayoría de las muertes que registramos son por causas naturales”, asegura la madre de gorilas.

No obstante, esto no siempre ha sido así. La mujer relata que, hasta la década de los años 90, los gorilas eran percibidos como un signo de mal agüero y, por ello, asesinados. “En ocasiones, se llevaban los cadáveres a los poblados para mostrar fortaleza”, constata.  

Poblaciones en auge

“Actualmente hay 459 gorilas de montaña en Uganda. Creemos que la población crecerá ”

Joy Tugume - Conservadora del medio natural

Gracias a una intensa labor pedagógica, esta percepción ha ido cambiando a lo largo de los años y, hoy día, según la madre de gorilas, su población está creciendo. “Actualmente es de 1.063 gorilas de montaña entre Ruanda, Uganda y la República Democrática del Congo. En Uganda, concretamente, son 459 desde que hicimos el último censo en 2019. Creemos que cuando hagamos el próximo ese número habrá crecido”, asegura, esperanzada. 

Al pronunciar estas palabras, una sonrisa se dibuja en su boca, mostrando una hilera de blancos dientes perlados. Y es que, para Joy, los gorilas son más que meros objetos de estudio. Son su familia. Conoce a todos y cada uno de sus miembros a la perfección, a los que ha bautizado con diferentes nombres. Etxebarria asegura que es capaz de distinguirlos por sus rasgos faciales y su carácter. En consecuencia, cuando uno de ellos fallece siente un dolor inconmensurable.

Toda esta amalgama de sentimientos cosen el documental. Etxebarria, su autor, espera que a través de él los espectadores capten un mensaje: “Mi objetivo es que la gente que venga a ver Joy se percate del valor de los medios naturales y de qué importante es cuidarlos y vivir pacíficamente con ellos, los gorilas. Insisto, son tan humanos como nosotros. Nunca he sentido nada igual.