Se conocieron allá por 2003 en la Escuela de Artes Escénicas de Bilbao. Desde entonces, las bilbainas María Goiricelaya y Ane Pikaza han desarrollado su carrera por separado, pero siempre sin perderse de vista para formar equipo de trabajo. Ambas comparten ahora la dirección artística conjunta del Festival de Teatro de Olite, una de las celebraciones más relevantes del Estado en el ámbito de las artes escénicas. Es ahí donde están aplicando lo que para ellas es una “línea inamovible”: que el 50% de los puestos de dirección o dramaturgia de los espectáculos programados estén representados por mujeres. “Los números nos dicen que el techo de cristal también está en las artes escénicas”, aseveran.

“La ocupación de los teatros es una preocupación. Las cifras no están siendo buenas”

Ane Pikaza - Actriz, ilustradora y gestora cultural

El proyecto presentado por la actriz, ilustradora y gestora cultural Ane Pikaza y la dramaturga y director teatral María Goiricelaya para la dirección del festival navarro se centraba en ámbitos como la búsqueda de nuevas dramaturgias, de lenguajes contemporáneos o de temáticas de calado social. Sin embargo, principalmente se enfoca en buscar la paridad. “Tenemos muy claro que las mujeres todavía tenemos mucho terreno que conquistar”, afirma Goiricelaya, autora de textos como Ama Kuraia o Altsasu. Por ello, apuestan por que el festival que comienza hoy “sea un espacio donde las directoras y dramaturgas puedan encontrarse y también intercambiar opiniones”.

“Existe una falsa conciencia de que avanzamos muy rápido, pero en realidad los números no nos devuelven eso. Perdemos muy fácilmente cuando creemos que ya lo hemos logrado, porque dejamos de hacer esfuerzos. Lo que ahora son cuotas, que pueden ser incómodas para mucha gente, son una forma de llegar a una normalidad”, defiende Ane Pikaza, quien admite que les gustaría ser más positivas. Sin embargo, la realidad cuantitativa y objetiva corrobora que hay que seguir pedaleando. “Es curioso cómo en todas las escuelas hay más mujeres que hombres, pero en el momento de alcanzar lugares de dirección, tanto a nivel de obras de teatro como en direcciones artísticas de festivales, es decir, puestos que tengan un poco más de relevancia, no está tan presentes”, añade la actriz, que hace un par de años formó la compañía La dramática errante con Goiricelaya.

“Para que a una mujer le concedan una dirección tiene que demostrar siete veces más”

María Goiricelaya - Dramaturga y directora teatral

La falta de oportunidades es claramente uno de los motivos a los que achacan esta situación, que no es ajena a otros ámbitos de la cultura. “Para que a una mujer le concedan una dirección o un puesto relevante en una entidad ha tenido que demostrar que vale siete veces más que un hombre. Esto hace que las mujeres estén relegadas a un segundo plano, porque nosotras también mejoramos en función de lo que hacemos, todo el mundo es mejor a medida que trabaja”, argumenta María Goiricelaya, quien, en concreto, considera que la desigualdad es aún mayor en profesionales de cierta edad. “Estamos en un mundo en el que lo joven es muy atractivo y prevalece, pero reivindico un espacio para las no tan jóvenes que llevan muchos años, tienen un carrerón y muchas dificultades”.

Espectadores

Conocedoras del panorama escénico actual, Pikaza y Goricelaya también se manifiestan sobre otra de las preocupaciones del sector. “Nos va a costar al menos un par de años volver a las cifras de espectadores previas a la pandemia, ha habido un cambio de hábitos. Los últimos meses han sido bastante duros“, admite Goiricelaya, responsable de parte de la programación escénica de la Sala BBK. 

“Es una preocupación constante que compartimos. Las cifras no están siendo muy buenas”, agrega, por su parte, Ane Pikaza. Según señala, el teatro se ha mantenido abierto durante toda la pandemia en Euskadi, pero el público no ha podido participar de otras actividades en las que ahora sí se puede participar. “Parece que la gente se está volcando en esas otras cosas. Tenemos que entenderlo sin dejar de ofrecer nuestra programación. También coincide con el verano y las precios que se están manejando en el turismo en cualquier destino, que son una locura”, aduce la actriz e ilustradora. “Es un panorama que, a nivel cuantitativo, no nos sitúa donde querríamos, pero ello no condiciona nuestra programación cualitativa”, alega.