¿Qué ocurriría si Franco le hubiera prometido a Hitler las Meninas de Velázquez por su ayuda para bombardear Gernika? Alandes recupera la historia del traslado de las obras de arte del Prado a Valencia durante la Guerra Civil e integra en la novela uno de los grandes enigmas de la historia del arte, la misteriosa desaparición del tesoro republicano del Vita.

Economista de formación y apasionado del arte.

—No soy historiador ni divulgador, pero es imposible mirar hacia adelante si no conocemos lo que hicimos antes. Los grandes pintores de la historia son los grandes periodistas de su época. Hemos aprendido mucho gracias a ellos, es nuestra responsabilidad conocer y difundir ese arte. Tenemos la fortuna de poder ir al Prado, de ver Las Meninas y quiero que también la tengan mis bisnietos.

¿Cómo surgió 'Los guardianes del Prado'?

—Soy valenciano y hay determinados acontecimientos históricos que han ocurrido en mi ciudad que siempre han despertado mi curiosidad. Uno de ellos es la estancia allí de los cuadros del Prado durante el primer año de la Guerra Civil. Es una historia absolutamente cierta, en mi novela parto del momento en el que el Gobierno republicano salió de Madrid presionado por las trompas franquistas. Necesitaba irse a una ciudad que cumpliera dos requisitos, el primero que estuviera alejado del frente lo más posible y el segundo, que tuviera edificios públicos suficientes para alojar ministerios, funcionarios... Y se trasladó a Valencia con los cuadros el Prado.

Un viaje que no estuvo exento de peligros para las obras de arte.

—Así es, decidieron sacar los cuadros porque temían que pudieran ser bombardeados. Recibieron una carta de la Asociación Europea de Directores de Museos en la que se desaconsejaba el traslado e instándoles a que los llevaran al sótano, que los cubrieran con sacos de arena, porque los peligros del traslado eran mucho mayores que estar dentro del museo. Pero el Gobierno de la República y el artista Josep Renau, que era el director general de Bellas Artes, tomaron su decisión de una manera consensuada. Se buscaba además llamar la atención del resto de países de Europa para que vieran que en España se había dado un golpe de Estado, y que había patrimonio artístico de la humanidad.

No había cajas para todos los cuadros, fueron envueltos en telas, en plásticos...

—Hay un hecho verídico y es que llegaron a Arganda del Rey y no pudieron pasar los camiones con la carga por los puentes, así que tuvieron que descargarlos y pasarlos a mano y después volverlos a cargar. Esto es historia.

Pero a partir de ahí, añade tramas de ficción.

—Lo he hecho de una forma verosímil y sin tergiversar en ningún modo la realidad. La ficción gira en torno a lo que pasaría si cuando el bando franquista solicitó ayuda a Alemania le hubieran dicho que si querían que se mandara aviones para bombardear, tenían que entregarles la colección de monedas del Museo Arqueológico Nacional, en aquel momento la más importante del mundo. La ficción la utilizo para dar posibles explicaciones a hechos que, a día de hoy todavía no la tienen, como el caso del misterio del tesoro del Vita, que se mandaron a México y nunca aparecieron. Pero, si además, si querían que Hitler enviase tropas terrestres de 50.000 soldados para acabar la guerra de un plumazo, le tenían que dar el autorretrato de Durero y Las Meninas de Velázquez.

Si lo hubieran hecho, igual hubiera cambiado la historia.

—Hubiera sido una catástrofe. en la novela los personajes imaginan que si Las Meninas hubieran sido entregadas a Hitler y hubiera enviado armamento a España, la guerra hubiera finalizado. Y hubiera tenido una sucursal en el sur de Europa; ¿qué hubiera pasado con la resistencia francesa o belga? A lo mejor el mundo sería distinto. En un momento de la novela, un personaje le dice a otro que "no es solo salvar Las Meninas, es que si las salvamos, salvamos el mundo".

Conociendo la afición de Hitler al arte y el expolio artístico que realizaron los nazis podría ser una historia muy creíble.

—Los nazis tenían una fijación con el arte, un deseo de acaparamiento, desearon las obras del Louvre, fueron incluso a Montserrat a ver si encontraban el Santo Grial.

También planea en el libro el bombardeo de Gernika.

—El punto de inflexión de los protagonistas es cuando el 27 de abril de 1937 en la prensa aparece que Gernika ha sido bombardeada. Y se dan cuenta de que parte de culpa la tienen ellos porque han participado con el pago de las monedas. Fue cuando toda España se dio cuenta de que no era un conflicto solo militar y político, sino que afectaba también a la población civil. l

"El bombardeo de Gernika planea sobre la novela; se dieron cuenta de que el conflicto afectaba a civiles "

"A partir de la historia, añado tramas de ficción, con su componente aventurero y emocional"