Fernando Velázquez, el compositor vizcaino de obras para teatro y cine, ganador de un Goya por la banda sonora de Un monstruo viene a verme, ha publicado un nuevo disco bajo el título de Viento con música que por primera vez no está vinculada a una obra audiovisual. “Para mí ha sido un paso natural”, indicó este autor que, con una prolífica carrera desde 1999 que incluye trabajos para más de 50 largometrajes y series, ha esperado “a tener reunidas estas obras para grabarlas con calma de forma sopesada y ponderada” junto a la Euskadiko Orkestra.

De hecho, en su repertorio se encuentran dos piezas con varios años de antigüedad, Cantata de estío, que fue un encargo de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM) y cuenta con la participación del coro Kup Taldea, y Viento del oeste, que desarrolló por encargo de la Orquesta Sinfónica de Bilbao. El álbum comienza con el Concierto para violonchelo, que fue una petición de la Sinfónica de Navarra y constituye una nueva composición formada por tres movimientos, el primero de los cuales es, según sus propias palabras, “una especie de Stabat Mater frente a alguien que ha sido asesinado y ante el que no se puede llorar”. “Deja una sensación extraña, de descolocación, como si no estuviese acabado”, explicó Velázquez (Getxo, 1976), colaborador habitual del dramaturgo Alfredo Sanzol y del cineasta Juan Antonio Bayona, con el que ha participado en sus películas El orfanato, Lo imposible y El orfanatoLo imposibleUn monstruo viene a verme

El segundo movimiento, “más o menos clásico” en su concepción, ha sido ideado para un Satriani del chelo, papel que en esta grabación ha recaído en Johannes Moser, pues ha sido diseñado para “el lucimiento del virtuoso y de las posibilidades de este instrumento en cuanto a velocidad y expresión”. “Es enfático y anhelante, bonito pero marcha siempre hacia delante, contemplativo pero nunca estático, y en él el chelo dialoga con la orquesta, aunque intenta sobresalir”, comentó.

Finalmente, el tercer movimiento es un rondó desde el aspecto formal, concretamente un “zortziko”, un ritmo típico 5/8 de baile popular del folklore vasco, “combinado con una elegancia y sensación de celebración, de ese momento en el que ya ves la luz”.