La alopecia de Tim Booth, el vocalista de los británicos James, es la constatación dolorosa del paso del tiempo. La banda, una de las más exitosas de los 90, con ventas globales superiores a los 25 millones de copias, festeja el 40º aniversario de su creación con el disco, All the colours of you (Virgin Music), que habla de pandemia, muerte, cambio climático y el avance de la derecha racista y retrógrada entre ritmos indie-pop y bailes electrónicos, con la mirada puesta en los festivales. “Espero que refleje todos los colores de estos locos tiempos”, explican el grupo.

“Estamos envejeciendo como el vino”, canta Booth en una de sus canciones nuevas. James se creó en 1981, aunque su mayor éxito lo consiguió en la década de los 90 a raíz del relanzamiento de una canción antigua, Sit down, un single de pop coreable y eufórico que les llevó a la lista de éxito en su país. El asentamiento comercial les llegó con canciones pop de estética hippie como Laid y Say something, y otras posteriores como la exuberante y mística Ring the bells o Getting away with it (all messed up).

La verdad es que el pop de James, a caballo entre las masas de estadio y el mercado alternativo, siempre ha permanecido en una discreta segunda línea entre la crítica, que dedicó sus parabienes en el estallido Madchester a Stone Roses y The Happy Mondays, e, incluso, el gran público, que siempre eligió a U2 o Simple Minds por delante de ellos. Y también a Travis, Doves o Deacon Blue. Algunas de estas bandas desaparecieron hace décadas y otras se relamen las heridas. James no, en 2021 siguen en la brecha y, como demostraron en un antiguo Bilbao BBK Live, mantienen el pulso en directo.

“La verdad es que sentimos que nacimos para durar”, explica su líder y cantante, dueño de una voz tan dotada y profunda como melodramática. James, que vivieron un hiato de 7 años a principios de este milenio, acaba de publicar su 16º disco, All the colours of you, bajo la producción del reconocido Jacknife Lee, un triunfador en los Grammy gracias a su trabajo con U2, REM, Taylor Swift, Snow Patrol y The Killers. “Estoy complacido, orgulloso y sorprendido por su trabajo, ya que nos ha llevado a nosotros y a las canciones a un nuevo lugar, desafiando al grupo mismo y a nuestros seguidores”, explica el bajista de la banda, Jim Glennie.

tiempos locos El trabajo del grupo y Lee, que se adentra en un sonido y un enfoque en parte novedoso, se gestó de manera remota y virtual, debido a la pandemia aunque el trabajo se inició previamente. “Con toda la mierda que pasó en 2020, esta fue una concepción milagrosa y otro gran salto adelante para nosotros. Espero que el álbum refleje los colores en estos tiempos locos. Es un álbum de verdad, sin relleno y está a la altura de lo mejor del grupo”, según Booth.

El resultado es un disco con algunas de las canciones más frescas y festivaleras de los casi 40 años de James, situadas a caballo entre su característico indie pop de los 90, con melodías gráciles, crescendos, cierta melancolía, mucha épica melodramática y coros expansivos, y una renovada frescura a la hora de acercarse al presente, a través de la electrónica y el baile, como confirman el tema Magic bus, en las antípodas de The Who, o Wherever it takes us, que remite al ritmo de Talking Heads con los recitados de David Byrne.

Cuando James atacan su pop más característico siguen siendo sinónimo de una alegría tan contagiosa que te impulsa a saltar, cantar y festejar. ¿Pruebas? Hay bastantes, pero las más claras son el electro-pop ochentero que titula el álbum (cuando los coros “cu cu” nos recuerdan a Arcade Fire al aludir al Ku Kux Klan) y, sobre todo, Beautiful beaches, un pelotazo incuestionable con los teclados como protagonista, un ritmo y bajo imparables y los consabidos crescendos. Y mientras Recover muestra la veteranía de Booth a la hora de afrontar las baladas conmovedoras, Hush es todo sensualidad.

Y aunque el disco se abra con el verso “todos vamos a morir, deja de medir el tiempo por el dinero y la juventud”, el tono final de All the colours… es radicalmente positivo y esperanzado, a pesar de que sus letras citan a la muerte (la de su suegro, por el covid); la presidencia de Trump mediante sentencias sobre el juego amañado, mierda pegada al zapato y el avance de la derecha más rancia, racista y homófoba; o el cambio climático a través de los incendios en California. “Sigo volando, sigo escribiendo canciones, sigo remontando”, canta Booth. El pop político y festivalero de James se dejará caer por el Visor Fest de Benidorm, el próximo 18 de septiembre.