OS coloridos estampados que caracterizan la creación de Francis Montesinos inundan la exposición abierta desde el jueves pasado en Valencia que recorre, como un trávelin de su vida, 50 años de carrera de este diseñador para quien hablar de moda es hablar de libertad, de raíces y de modernidad. 50 anys. València, seda i foc (50 años. Valencia, seda y fuego) se titula la muestra del Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MUViM), un análisis de la obra y la trayectoria de Montesinos, referente de la moda española, transgresor, irónico y folclórico, que permanecerá abierta hasta finales de año y se repetirá en el Museo del Traje de Madrid y el Museo Textil y de la Indumentaria de Barcelona.

La bienvenida a la exposición la da la geganta Carmen Alborch (un gigante de las fiestas populares con la cara de la política y exministra socialista), ataviada con telas de Montesinos, preludio del colorido que el visitante verá en las creaciones (trajes de torero, vestidos de novia, de clavariesa, de fiesta, con un color, el rojo, como predominante) y en las fotografías de los desfiles que ha protagonizado a lo largo de su carrera. La exposición recoge también fotografías de personalidades, portadas de revistas, objetos diseñados por Montesinos y el proceso de construcción de su tienda en 1972 y de su equipo y la conformación de su marca de moda y su proyección internacional.

Sorpresa final

Para el comisario de la muestra, José Vicente Plaza Almenar, en el proceso creativo de la exposición, que se ha prolongado dos años, se han tenido que dejar fuera muchos de los trajes que proponía Montesinos y que cedían personas que hasta guardan sus vestidos en sombrereras o han utilizado sus diseños tres generaciones de la misma familia. Su eclecticismo, sus diseños transgresores y su modernidad quedan reflejados en los trajes expuestos, con estampados “como hijo del pop” sacados de la baraja española, las Fallas o hechos internacionales que recuerdan “nuestra historia más cercana” con más de 300 piezas que tienen un final “sorpresivo”, maniquís masculinos con burka y femeninos con vestidos de clavariesa. “La moda ha sido el motor de mi vida profesional y personal”, afirma.