PEARL Jam aplazó la gira prevista esta primavera debido al coronavirus, pero no la publicación de Gigaton (Universal), su décimo primer álbum, que se publica hoy tras siete años de silencio discográfico. Los de Eddie Veder arrojan un cierto halo de esperanza en un repertorio que alterna rock eléctrico y rabioso, baladas sentidas, folk y psicodelia, y que se centra en la necesidad de una conexión mayor entre las personas, críticas a Trump y advertencias sobre el cambio climático. “Estoy orgulloso de estas canciones”, asegura el bajista del grupo, Jeff Ament.

Un gigatón es una unidad explosiva de gran potencia relacionada con la energía nuclear que libera una fuerza similar a un terremoto de consecuencias imprevisibles. Así, a lo grande, y no solo por el título, regresa esta semana Pearl Jam con Gigaton, uno de los discos de rock más esperados del año. No en vano, el grupo liderado por Eddie Vedder superó los seenta millones de copias vendidas de su trabajo y hacía ya siete años que no publicaban un disco de inéditos, el infravalorado Lightning bolt.

Pearl Jam se ha confirmado como uno de los grandes grupos de rock del siglo XXI. Y mantendrá ese estatus con Gigatron, un álbum que les ha costado mucho tiempo completar. “Hacer este disco ha supuesto un largo recorrido”, comenta el guitarrista Mike McCready. “A veces ha resultado desconcertante y emocionalmente oscuro, pero también una hoja de ruta experimental y fascinante hacia la redención musical”, aclara.

McCready explicó que trabajar en este disco le ha otorgado “mayor consciencia, amor y conocimiento de la necesidad humana de conexión en estos tiempos”. Y, como suele suceder siempre, sin dar la espalda al contexto social actual desde la propia portada, una fotografía denominada Ice waterfall que firma el director, fotógrafo y biólogo marino Paul Nicklen, colaborador habitual de National Geographic. Tomada en la localidad noruega de Svalbard, muestra cómo los icebergs de la isla de Nordaustlandet manan grandes cantidades de agua de deshielo.

Gigaton es un disco rabioso... y no solo en lo musical. “No se pueden ocultar las mentiras en los anillos (del tronco) de un árbol”, canta Vedder en Alright. El vocalista se despacha también a gusto en Quick scape, en el que aboga por la huida a “algún lugar que Trump no haya jodido aún”, mientras que en River cross advierte contra los gobiernos: “Prosperan con el descontento... y obtienen ganancias ya que nuestra voluntad desaparece... comparte la luz, no nos controlarán”.

Ese halo de positividad se trasluce en múltiples versos: “Soy positivo”, canta Vedder en el single Dance of the of the clairvoyants, introducida por un magnífico bajo y un tenue guiño electrónico antes de convertirse en una pieza casi bailable impulsada por una voz que recuerda en timbre y fraseos a David Byrne. Y “que nuestra esperanza sea lo último en morir”, grita en Superblood wolfmoon, un tema con un riff de guitarras cortantes y la voz cercana a la rabia de John Lydon en algún pasaje. Conviene repasar su destacable vídeo con figuras animadas.

Otros temas El resto del repertorio ofrece de todo, tanto en sonido como en calidad. La rugosidad, la simplicidad y la rabia eléctrica se convierten en protagonistas en Who ever said, Never destination o Take the long way. A ellas se suma Quick escape, con una sección rítmica pesada impulsada por el bajo de Jeff Ament que remite a Led Zeppelin. Gigaton también ofrece pasajes más templados y baladísticos con cierto aura de psicodelia, la emotiva, acústica y folk Come then goes, y piezas más insulsas como Buckle up, que canta Gossard, o la despedida con el desarrollo casi sinfónico o progresivo de Retrograde y River cross.

“No puedo decirte lo orgulloso que estoy de este grupo de canciones. Nos tomamos nuestro tiempo y eso nos benefició al contar con más oportunidades”, explica Ament. Suspendida la gira por Estados Unidos prevista para primavera, queda por ver qué sucede con sus conciertos europeos, previstos pars junio y julio, y que no incluyen fechas en el Estado, por el momento.