sevilla/MADRID - Bárbara Rey pasó de ser musa del destape a vedete circense tras su matrimonio con el domador Ángel Cristo, mientras Jiménez dejó de ser La Pipa para convertirse en María, un icono de su época de cantante flamenca.

Recorrer la vida de la polifacética Bárbara Rey es hablar de la época del destape, de certámenes de belleza, de espectáculos circenses y amores televisados. Mucho ha llovido desde que la joven de 18 años fuera nombrada maja de Murcia. Siete décadas de vida de una de las figuras televisivas más destacadas del Estado. María García García, que así se llama realmente está perspicaz murciana, conoció la fama desde muy joven, hacia finales de los 60, y aún hoy sigue atrayendo el foco mediático.

Sin embargo, no todo han sido momentos de gloria y alegrías en la vida de la artista. Barbara Rey ha tenido que lidiar con más de un episodio oscuro a lo largo de su carrera, tanto durante su relación con el Rey Emérito como con el domador Ángel Cristo, quien se vio envuelto y consumido por las drogas. Ello llevó a la vedete a sufrir episodios de depresión, especialmente en 2013, cuando la actriz fue consciente del problema de drogadicción de su hija.

Vedete todo terreno En su época de vedete y actriz, en la década de los 70, Bárbara llevaba al público de calle con su sensualidad y su actitud. No era la mejor cantante, ni la mejor actriz ni tampoco la mejor bailarina, pero no le hacía falta. En conjunto, dicen las críticas de la época, era magnífica.

El desaparecido Joaquín Prat, presentador de la Maja de España en 1968, fue el primero que vio en Rey un diamante en bruto. Un diamante que comenzó a pulirse con los certámenes de belleza de Miss España y Miss Mundo y que continuó haciéndolo en la gran pantalla.

Su fama creciente le llevó a ser una de las musas del destape, protagonizando películas con María José Cantudo, Rocío Dúrcal, y participando en un clásico del cine como La escopeta nacional (1978).

A pesar del abandono del cine, Rey fue habitual de la prensa del corazón. ¿Dónde estás corazón?, La noria, Salsa Rosa o Sálvame. Un sinfín de programas en los que Bárbara Rey siempre ha sido capaz de demostrar tener tablas. Esa es la de Murcia, una artista todoterreno que, en este 2020, cumple 70 años.

flamenca de triana Por su parte, María Jiménez, que cumple hoy 70 años, de los que casi 50 los ha dedicado a la música en buena parte de sus variantes más flamencas, y lo celebra, entre otras cosas, con un disco que esta a punto de salir al mercado con colaboraciones que se irán haciendo públicas en las próximas semanas.

Nació el 3 de febrero de 1950 en el barrio sevillano de Triana y la llamaron María Jiménez Gallego. Años después sería todo un icono de la canción, el baile y la fuerza en los escenarios, una mujer de la que se dice que nada lo hace perfecto, pero todo lo hace bien cuando actúa, algo que a sus inminentes 70 años piensa seguir haciendo.

Pero si es cierto que una persona nace cuando supera una grave enfermedad sin secuelas, casi se podría decir que soplará solo una vela, tras estar en 2019 con un paso en el más allá por culpa de una dolencia intestinal que fue a más, pero que, paradójicamente, sirvió para no olvidar a la que durante mucho tiempo fue protagonista de platós y revistas en este país. Criada en un ambiente humilde, con 15 años se marchó a Barcelona, donde se subió por primera vez a un escenario. Fue el del tablao flamenco Villa Rosa, donde entró a preguntar por su propietario, a quien conquistó improvisando una actuación que la hizo fija en sus carteles, cobrando 200 pesetas diarias, todo un lujo en 1965.

Allí estuvo dos años, y de nuevo en Sevilla fue el tablao Los Gallos el que disfrutó de su arte, aunque en los carteles no se anunciaba a María Jiménez sino a La Pipa, el título homónimo de su primer disco en 1975.

Solo un año después salía su segundo trabajo, y su productor tuvo la suficiente vista para no solo cambiar su nombre artístico al definitivo, sino plasmarlo en grandes letras en su portada.

En ella se había fijado el gran productor de la época, Gonzalo Garcia-Pelayo, que también la dirigió en cine, y se convirtió en la protagonista de muchas de sus producciones.

En un país que se había acostumbrado a moverse por sus carreteras con soltura, los casetes de María Jiménez se podían encontrar en todas las gasolineras, áreas de servicio y tiendas, y definitivamente había nacido una estrella que seducía al público con una forma de cantar que casi recitaba, con temas como "Háblame en la cama", toda una revolución.

con sabina Con altibajos en su carrera, en 2002 lanza el disco "Donde más duele", donde García-Pelayo vuelve a ser su escudero, y la dirige a la perfección para interpretar canciones de Sabina, con más de 600.000 ejemplares vendidos.

Desde ahí, afincada en Chiclana de la Frontera (Cádiz), nunca ha dejado de trabajar, ya sea en televisión, presentando "Bienaventurados" en Canal Sur, como jurado en "Se llama copla", de la misma cadena o derrochando humor en el vídeo clip del grupo Raskayú "Qué pena tener que dejar la copla para ser ".

Y todo ello a pesar de que la salud le ha dado algunos avisos que ella ha superado, como un cáncer de mama en 2013 o la obstrucción intestinal que la metió en quirófano el 2 de mayo de 2019 y la tuvo 3 meses hospitalizada.

De esa dura prueba que le puso la vida salió con tanta fuerza que ahora está a punto de sacar nuevo disco, con colaboraciones de algunos de los artistas más importantes del panorama actual, y celebró su cumpleaños con una fiesta de las que hacen época.

Jiménez tiene mucho que dar todavía, aquella niña trianera que decidió un día que sería artista, y que ha llevado la versatilidad de esa palabra por bandera sea cuál sea la canción que se le pone por delante.