Vivir en Donostia como en Tokio. O al menos, como algunos tokiotas: encapsulados en un espacio no mayor a diez metros cuadrados. Dentro de la programación de la segunda edición de la Bienal de Arquitectura Mugak, ayer se instaló junto al Náutico donostiarra la reproducción de uno de los módulos que sirven de vivienda en la Nakagin Tower de la capital japonesa, construida en 1972 y diseñada por Kisho Kurokawa, como resultado del movimiento metabolista.

El proyecto Nakagin 1:1 ha sido desarrollado por la asociación Atari e incluido dentro de su programa Arquitectura 1:1, que tiene como objetivo “divulgar ejemplos conocidos de arquitectura contemporánea internacional” reproduciendo construcciones a escala real. Su director, Javier Bueno, explicó que con la instalación de esta cápsula -así como con el resto de conferencias, talleres y actividades programadas a este respecto- lo que han buscado es introducirse en un debate que “ya está en la calle”: ¿cuáles son las dimensiones que debe tener una vivienda?

Desde Atari, no obstante, no quieren ofrecer respuestas, ni “condicionar” al público: “Si es algo bueno o malo debe decidirlo quien visite la cápsula y asista a los programas públicos que hemos organizado. Ahí hay información para poder tomar una decisión”. La asociación ha puesto sobre la mesa que “este tipo de viviendas no es nuevo” y tampoco “van a dejar de existir”. Aún más: en Donostia ya existen precedentes de “viviendas mínimas”. El director de Atari se refirió a la llamada Casa de los solteros, diseñada por Florencio Mocoroa y construida en la década de 1930 en la avenida de la Zurriola. “Ni es un alegato a favor, ni en contra. Es un alegato por el debate”, sentenció Bueno, quien añadió que un “formato de vivienda de cápsula” puede funcionar “siempre dependiendo del contexto”.

viviendas ‘enchufadas’ Desde hace más de una década existe un profundo proceso de reflexión sobre la preservación o demolición de las torres Nakagin, debido a la “falta de mantenimiento” del edificio y la “obsolescencia” de los materiales -las torres centrales se construyeron con materiales como el amianto y ahora, cualquier modificación o reparación implica un coste “muy elevado”-, exponen desde la asociación Atari. “Poco a poco, la torre ha ido perdiendo servicios: ahora no tiene agua corriente. Está abocada a la demolición”, relató el responsable, al tiempo que añadió que los propios residentes son voluntarios de esta opción y de la reconstrucción del edificio con el mismo diseño, eso sí, “con cápsulas algo más grandes”.

La reproducción de este habitáculo, una “vivienda mínima” que sirvió de inspiración para los conocidos hoteles-cápsula que pueblan las grandes urbes niponas, se ha llevado a cabo en un taller de Beasain. Quien se introduzca en este hogar de diez metros cuadrados -en el Estado la normativa establece un mínimo de 35 metros para ser considerada vivienda- encontrará una cama, un aseo, un fregadero, una nevera y un escritorio. No obstante, quien mire por su ventanuco con forma de ojo de buey no verá otros rascacielos como en Japón, sino que podrá observar la bahía de La Concha.

El complejo Nakagin, situado en el barrio de Ginza, cuenta con dos estructuras centrales de catorce plantas de altura. Los habitáculos son “vaciados” de algunos de los espacios habituales en un hogar, que se convierten en zonas comunes -en la planta baja y en una planta intermedia- como la lavandería, el comedor o un espacio recreativo.

Las 140 cápsulas prefabricadas -existen ocho modelos diferentes- se enchufan a las estructuras centrales. La idea era que dichos módulos pudiesen ser extraídos y sustituidos o reciclados en función a las necesidades de sus habitantes. Cada unidad tenía una vida útil de dos décadas, no obstante, en estos casi 50 años, ninguna ha sido reemplazada.

Esta configuración diseñada por Kurokawa respondía al movimiento metabolista que “defiende la arquitectura y el urbanismo como organismos vivos, cambiantes”. Asimismo, la construcción estaba pensada para los llamados salaryman, es decir, ejecutivos solteros, que tuviesen la necesidad de residir cerca de sus empresas. Estas viviendas adoptaban una “analogía funcionalista”: “La arquitectura debe ser como un organismo y cada parte es una célula”. Las viviendas eran “el espacio mínimo necesario”, la célula que rodeaba al habitante.

programa público La instalación de la cápsula va acompañada de una serie de actividades, que buscarán una reflexión no solo sobre las “viviendas mínimas”, sino también sobre el “movimiento de la arquitectura” y la “protección del patrimonio moderno”.

Por un lado, se ofrecerán visitas guiadas desde el jueves hasta el domingo -hay que inscribirse en info@atari.eus-. A su vez, se proyectarán tres documentales sobre la torre Nakagin -Kisho Kurokawa: From Metabolism to Symbiosis se exhibió ayer; Nakagin Capsule Tower: Japanese Metabolist Landmark se proyectará el día 5 de noviembre, mientras que Kochuu se exhibirá el 12 de noviembre-. Además, el arquitecto Yoshihiko Ito, profesor titular en el Departamento de Arquitectura de la Universidad de Tokai, dedicará un par de jornadas -el 22 y 23 de noviembre- a abordar el movimiento metabolista y también “reflexionará sobre los espacios mínimos en distintos contextos históricos y culturales”.

En una línea parecida, el estudio Husos fomentará la discusión sobre los “retos de las viviendas ante los modelos sociales diversos y la fuerte presión inmobiliaria” a través de una conferencia el 30 de octubre. Además, también propondrán “nuevas maneras posibles de habitar”.