Bilbao - Un año después de sufrir el mayor escándalo de su historia, lo que propició la suspensión temporal, el gran premio de la literatura mundial quería redimirse con dos ganadores. Así desde ayer los Nobel de Literatura tienen dos nuevos nombres en su palmarés: la escritora polaca Olga Tokarczuk, que recibe el premio aplazado en 2018 por la crisis de la Academia sueca a raíz de un escándalo sexual y de filtraciones, y el austriaco, Peter Handke, el de este año. Aunque los premios llegan también servidos con una cierta dosis de controversia.

Durante la trayectoria del escritor austriaco también hay un momento de sombra: su apoyo al régimen de Milosevic durante la guerra de los Balcanes. De hecho, Handke publicó la obra Justicia para Serbia (Alianza) en 1996, que le valió durante años el rechazo de gran parte de los intelectuales europeos. Respecto a su actitud proserbia, Handke negó que cuestionara o minimizara la matanza de Srebrenica y aseguró que solo se limitó a criticar que se hubiera demonizado a los serbios y se les achacase todos los males de la guerra. La polémica creció años después con su defensa del autoritario presidente serbio Slobodan Milosevic, a quien incluso visitó en la prisión de La Haya. En Bosnia y Kosovo se alzaron ayer voces indignadas por la concesión del Premio Nobel de Literatura al austriaco, al que acusan de negar los crímenes durante las guerras en la antigua Yugoslavia.

Sin embargo, lo que nadie pone en duda es el ingenio lingüístico de Handke, al que expertos literarios califican ya como el gran autor en alemán del siglo XX. Del autor de El miedo del portero ante el penalti, Falso movimiento, Más tarde y la popular El cielo sobre Berlín, la Academia resaltó en su fallo “el talento para explorar la periferia y la especificidad de la experiencia humana de Handke, uno de los autores europeos “más influyentes después de la Segunda Guerra Mundial”. “El arte peculiar de Handke es la extraordinaria atención a los paisajes y la presencia material del mundo, que han hecho del cine y la pintura dos de sus grandes fuentes de inspiración. A la vez su escritura muestra una búsqueda inacabada por el sentido de la existencia”, según la Academia sueca.

Por su parte, Handke, se declaró “sorprendido” por el premio, una decisión que calificó de “muy valiente”, “después de todas las disputas” suscitadas por su obra y sus adhesiones. Autor controvertido, durante su carrera había llegado a pedir la “supresión” del Premio Nobel de Literatura, “una falsa canonización” que “no aporta nada al lector”.

Superventas en su país Autora de poesía, novela, ensayos y de adaptaciones escénicas, Olga Tokarczuk es una escritora consagrada y superventas en su país, aunque en castellano solo tiene traducidas tres obras. De hecho, estará en el festival Literaktum 2019 de Donostia el próximo 15 de noviembre, presentando su cuarta novela en castellano Los errantes (Anagrama). La Academia sueca resaltó de ella la “pasión enciclopédica” con que representa “el cruce de fronteras como una forma de vida”.

Hija de maestros, Tokarczuk (Sulechów, 1962) cultivó su interés por la literatura en la biblioteca escolar en la que trabajaba su padre y luego hizo estudios de Psicología. Debutó como autora de ficción en 1993 con El viaje de los hombres del libro, premiada como obra debut del año por los editores polacos, aunque la consagración le llegó en 1996 con su tercera obra, En un lugar llamado antaño, una saga familiar que repasa la historia contemporánea de Polonia.

Inspirada a menudo por los mapas y una perspectiva “desde arriba” que tiende a convertir su microcosmos en reflejo del macrocosmos, la autora fue abandonando su inclinación por arquetipos junguianos en el libro de relatos cortos Concierto de varios tambores (2001) y la novela Los corredores (2007). La escritora polaca no ve la realidad como algo estable y crea sus novelas desde la tensión entre opuestos culturales, enfatizó el jurado, que considera su obra magna la novela Los libros de Jacob (2014), sobre la vida del líder de una secta del siglo XVIII.