bilbao - Como explicó ayer el director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza, en la última jornada del segundo curso de verano impartido en el Museo, “la trayectoria profesional de Carmen Giménez es tan amplia que habría que dedicarle un curso completo”. A la conservadora del Solomon R. Guggenheim de Nueva York méritos, desde luego, le sobran. Nombre clave en el desarrollo del arte contemporáneo en la España democrática, comisaria de decenas de exposiciones que hicieron época, ha sido figura clave en museos tan importantes como el Guggenheim de Nueva York y el de Bilbao, el Picasso de Málaga o en la gestación del Reina Sofía.

Y a ella se debe en parte que Thomas Krens, quien fuera director de la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York, conociera qué existía una ciudad en el País Vasco, como Bilbao, en la que podría construir un Guggenheim.

En conversación con Miguel Zugaza, Carmen Giménez rememoró ayer un largo viaje internacional por el arte contemporáneo, que le trajo en 1983 precisamente al Bellas Artes de Bilbao con un artista que iba a ser muy importante a lo largo de su trayectoria, Richard Serra. En aquel año se celebró en el museo la exposición Correspondencias. 5 arquitectos, 5 escultores, comisariada por Carmen Giménez y el escultor Juan Muñoz. La muestra ponía de manifiesto las relaciones entre la arquitectura y el arte del momento, y para ello reunía proyectos de diez artistas de vanguardia: cinco arquitectos, entre los que se encontraba Frank Gehry, y cinco escultores. La escultura Bilbao, hoy propiedad de la pinacoteca, fue realizada in situ por el artista estadounidense. “Representaba en aquel momento lo que a mí me interesa en el arte. Era rompedor y me apasiona la escultura”, explicó Carmen Giménez en unos encuentros dedicados a reflexionar sobre la figura y función del comisario de arte en el mundo actual.

Carmen Giménez trabajó como asesora con el ministro de Cultura Javier Solana y fue nombrada directora del Centro Nacional de Exposiciones. Organizó allí más de 200 muestras que hicieron época, desde la inaugural, que reunió obra de Baselitz, Saura, Chillida y Richard Serra, hasta la colección Beyeler, en 1989, cuando presentó su dimisión.

Protagonista de una dilatada e impecable carrera profesional en gestión y asesoramiento cultural, resultó también decisiva su aportación e impulso para el proyecto museológico del Centro de Arte Reina Sofía, y en su programación expositiva inicial (1986-88), justo antes de la designación de su primer director, Tomás Llorens.

BILBAO Desde 1989 Carmen Giménez es conservadora de arte del siglo XX en el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York. Giménez conoció a Krens en los 80, cuando estaba al frente del Centro Nacional de Exposiciones. “Krens quería expandir la red Guggenheim en el mundo y estaba en conversaciones en Austria. Yo tenía mucho cariño a Bilbao y sabía que una idea así sería maravillosa para esta ciudad. En aquel momento, Alfonso Otazu nos recomendó que fuésemos a Hacienda, y no a Cultura, y contactamos con Juan Luis Laskurain, entonces diputado de Hacienda. A Krens , acostumbrado a que en Austria fuera todo tan lento, le asombró que aquí fluyera todo tan rápido... Tom quería que fuera directora de este proyecto. Estuvimos un día hablando desde las 6.00 de la tarde hasta las 2.00 de la madrugada. Él intentaba convencerme, pero yo no quería, no podía hacer este trabajo. Creo que tenía que dirigirlo un vasco, tenía que ser Tom con Vidarte, que era la persona indicada. A Krens le gustó mucho trabajar en Bilbao, fue mágico”, dice Giménez.

Esta experta curator ha comisariado numerosas exposiciones en Bilbao y en Nueva York. Miguel Zugaza destacó la realizada en el Guggenheim Bilbao en 2003 dedicada al pintor, grabador y, sobre todo, al escultor que llevó el movimiento a la escultura, Alexander Calder. Fueron setenta obras realizadas por el artista entre los años 30 y los 60 que planteaban un elogio a la ingravidez en el edificio de Frank Gehry. O la dedicada en 2008 a Cy Twombly. Entre sus últimos proyectos, está la exposición sobre Giacometti que ha concebido por el bicentenario Museo del Prado, como un paseo donde las esculturas del artista transitan por las galerías del museo.