ROMA. El director se inició en el mundo del cine de la mano de Lucino Visconti, como ayudante de dirección en tres de sus mejores películas "La terra trema" (1947), "Bellissima" (1951) y "Senso" (1952) y donde confiesa que nació su pasión por el séptimo arte.

Firmó entonces clásicos como "La fierecilla domada" (1966), "Romeo y Julieta" (1968) y "Hermano Sol, hermana Luna" (1971) y "Té con Mussolini" (1999), en los que relata su infancia.