BILBAO - Doctor Deseo tirará este sábado la casa por la ventana, ya que además de las actuaciones del trío Meridian y su propio concierto, en el que contarán con colaboraciones de El Drogas, Iñaki Uoho, Aiora Renteria y Anita Parker, DJ Bull y DJ Zigor pincharán hasta las 6.00 de la mañana. “Todo aquello que se ama, se odia a veces, porque quema”, explica Francis Díez, líder del grupo.
¡A armarla de nuevo!, ¿no?
-La verdad que sí, aunque nos queda algún ensayo todavía. Queremos montar algo grande y muy divertido.
El cotillón se ha convertido en una tradición ya. ¿Cuántos años lleva celebrándolo el grupo?
-(Duda). La verdad es que no sé cuántos son. Contar se me da fatal, pero son ya unos cuantos, eso sí. Y que lo volveremos a pasar bien, también es seguro.
Surgió como el final de la gira del año precedente, ¿no?
-Sí, pero intentaremos que sea distinto siempre. Y eso será gracias a los colaboradores y a la estructura de la noche, que tendrá como tres partes. Aunque no quiero desvelarlo todo, arrancará el trío bilbaino Meridian, a las 23.00 horas, y después de medianoche saldremos nosotros.
Mejor rodeados que nunca.
-Va a ser una gozada, sí. Ahí sí te puedo contar quiénes estarán. Empezaremos con El Drogas y estarán también Ane y Jon, del grupo Anita Parker, con una colaboración en la parte más swing y sintética; Aiora, de Zea Mays; María, quien cantó con nosotros el vals Que amanece de nuevo; Iñaki Uoho, ex Platero y Tú y Extremoduro; y Raúl Meridian también hará un tema.
Y habrá dos DJ también.
-Sí, pero DJ Zigor (Esne Beltza) colaborará en toda la parte más dance y bailable del concierto. Será el espacio más festivo y él será parte del grupo. Y luego le tocará a DJ Bull cerrar la noche, hasta las 6.00 de la mañana. Dará mucha candela (risas).
¡Menuda nómina han logrado!
-Les hemos ofrecido a todos pasar una noche divertida. ¡Y amistad, claro! Si no fuéramos amigos todos, sería imposible algo así. Es una gozada sentir que a la gente le apetezca estar con nosotros. Colaborarán todos en temas muy especiales.
Cierran la gira, pero les queda pendiente México.
-Sí, iremos a finales de enero a hacer un par de conciertos. Siempre que vamos es para tocar y volver rápido, pero esta vez vamos a quedarnos un poco de tiempo. Iré a ver el volcán Popocatépetl, que está activo y no permiten que subas, pero sí la montaña Iztaccíhuatl. Y después me iré a Kenia, a subir alguna por allí.
Siempre habla maravillas de México, su gente y los conciertos que han dado allí.
-Es una gozada porque es gente muy pasional e intensa, para lo bueno y para lo malo, ya que viven muy cerca de la muerte. Resulta siempre especial actuar allí porque tienen un interés claro por nuestra cultura. Hay espacios en los que se oye tanta música vasca como si estuvieras aquí. Y también por la poesía y música estatal. Tienen una gran curiosidad.
¿Por qué cree que es así?
-La gente a la que le cuesta sobrevivir y flotar termina siendo más curiosa y potente en sus conceptos. Nosotros no necesitamos nadar demasiado para flotar, lo que redunda en cierta decadencia. El ser humano se crece en las dificultades.
¿Cómo fue 2018, el año de la gira del último disco, ‘La fuerza de la fragilidad. Palabras ante el espejo’?
-Me da un poco de cosa contestar... es que fue bastante bien. Sigue habiendo más gente en los conciertos y el público se va rejuveneciendo. Los jóvenes se están apuntando a nuestra historia, por lo que estamos muy agradecidos. No sabemos a qué se debe esta renovación del público. ¡Alucino!
Incluso en el Estado.
-Nos gusta tocar allí. Vamos a Barcelona, por ejemplo, y tocamos para unas 400 personas, más o menos como en Madrid, donde en ocasiones hemos concentrado hasta unas 600. Así cambiamos algo el chip, ya que en Bilbao hemos tocado hace no mucho con la Banda Municipal para 10.000 personas. Allí, con la gente cerca y en un ambiente muy cálido también se disfruta. Si lo tuviéramos todo hecho fuera de aquí, estaríamos como el Barça, que no sabe qué hacer (risas).
Usted lo da todo siempre.
-Me crezco cuanto menor es el público. Lo curioso es que tocando para mucha gente añoro los conciertos pequeños y viceversa. Si no fuera a muerte siempre, lo dejaría; si no, tendría crisis constantes. Me pasa igual con la escalada. Me veo colgado en algún sitio y me pregunto quién coño me mandaría a mí subir allí. Todo lo importante sabes que es difícil, es lo que te hace superarte.
Y tras México, ¿a descansar?
-Sí, pero es cuando menos descansamos. Les damos vuelta a las canciones... Hay algunas ideas, pero poco más. Yo acabo de hacer un curso de electrónica en Bilbao, con Bafle DJ, la primera escuela del norte estatal.
¿Puede indicar el camino?
-No sé, ya hemos usado antes la electrónica aunque de forma periférica. Ahora, se podrá mejorar el sistema. Es solo un elemento más de las cosas que vamos absorbiendo.