DONOSTIA - La Euskal Herriko Gazte Orkestra celebra dos décadas de vida con un concierto en el que ha decidido volver a sus orígenes y recuperar la Obertura de los esclavos felices, de Juan Crisóstomo de Arriaga, la primera obra que interpretó en 1997. También ofrecerán la Sinfonía en re del compositor bilbaino y el Concierto para viola y orquesta Carl Stamitz, con la actuación como solista de María Rallo Muguruza, que, tras pasar por la EGO y seguir formándose en Dresde y Berlín, es desde agosto el miembro más joven de la orquesta de la ópera de Hamburgo. Tocaron ayer en el Victoria Eugenia de Donostia, hoy en Gasteiz y mañana en Bilbao.

¿Cómo es volver a tocar con la EGO?

-Es superespecial. Llegué a esta orquesta siendo bastante joven y todos los años estaba deseando que llegaran las fechas para juntarnos. Cuando dejé de participar me dio una pena terrible, así que me hizo mucha ilusión cuando me llamó Juanjo Ocón (director). Es muy especial volver a casa.

Vuelve a tocar con ellos y lo hace como solista.

-Sí. En la EGO toqué como solista con otro chico el invierno de 2015 a 2016, tocamos la Sinfonía concertante de Mozart. Algunos otros pequeños solos también he hecho, pero sola, sola... Esta es la primera vez que hago de solista.

¿Impone?

-Claro. Además es uno de los conciertos más conocidos para viola; uno de los que piden siempre en cualquier prueba. Impone, sobre todo, porque lo conoce todo el mundo y tienes que hacerlo bien. También impone tocar frente a la familia y amigos. Me fui y no me han vuelto a escuchar desde hace algunos años: he perdido la costumbre de tocar ante ellos. Pero en la orquesta me están haciendo sentir muy bien, es como tocar en familia.

¿La EGO está funcionando bien como plataforma para jóvenes músicos?

-Sí, y creo que es superimportante que haya estas cosas, lo agradezco mucho. Yo quise dedicarme a la música por esto, por la EIO (Euskadiko Ikasleen Orkestra) y la EGO, porque desde pequeño ves lo que es una orquesta, el buen rollo que hay... Es muy importante para la gente joven, me parece que ayuda y que motiva mucho.

¿Pero sigue siendo necesario salir fuera para formarse y dedicarse a la música?

-Yo salí porque me encontré con una profesora que me encantó, quería estudiar con ella porque creía que era lo mejor para mí. Me fui a Dresde (Alemania) con ella.

Ha estado formándose y tocando en Dresde, en Berlín y ahora en Hamburgo...

-Estuve en Dresde tres años y el año pasado estuve a la vez allí y en Berlín como academista en una orquesta. Ahora desde agosto estoy en Hamburgo. Tengo plaza de viola tutti en la Filarmónica de Hamburgo. Acabo de empezar, pero de momento estoy muy contenta. Noto que la gente está muy en forma. Toco con compañeros de 60 años y más y están muy en forma, son muy profesionales.

Será de las más jóvenes...

-Sí, la más joven. Me suele hacer gracia, porque a veces piensan que soy academista. La verdad es que no suele darse esto, la gente suele esperar a hacer un máster o estudiar un poco más. Impone porque piensas que por ser joven igual te pueden infravalorar... Pero a mí, por lo menos, eso también me motiva para estudiar más y mejorar, para decir “mira, yo también puedo hacerlo aunque tenga menos años que tú”.

¿Supone mucho trabajo?

-Hay que estar ahí todos los días. Si dejas de tocar un día, bueno; pero si dejas de tocar dos, se nota un montón, ya no tienes los dedos en forma. Hay que tocar todos los días un rato por lo menos. Es bastante sacrificado en ese sentido, no hay vacaciones. Siempre hay que tener las obras de la orquesta bien miradas porque si no, no van los dedos. Es un trabajo diario. Solo en verano suelo hacer un parón de varias semanas y luego se nota, hay que recuperarlo, como en el deporte.

Es muy joven, ¿qué objetivos se marca para el futuro?

-De momento estoy muy a gusto en Hamburgo. Siempre está la morriña, el pensar que ojalá pudiera volver a casa en algún momento, en buenas condiciones. Pero de momento a mí me viene muy bien estar allí ahora mismo, hay otro ambiente musical, más diversidad...

¿Sueña con llegar a tocar con alguna orquesta en concreto?

-¡No quiero decir que la Filarmónica de Berlín porque luego sale eso en el titular! Lo veo como algo imposible, como un sueño inalcanzable. Pero estoy muy contenta con lo que he conseguido y estoy consiguiendo.

¿Cuando empezó a estudiar creía que podría dedicarse a la música?

-Empecé a tocar la viola por hobby, como cualquier niño. Eso cambió por mi profesor Cástor Narvarte, que se volcaba muchísimo con sus alumnos; fue una pasada de profesor. Empecé a estudiar más porque pensaba que le tenía que corresponder de alguna forma que se estuviera involucrando tanto con nosotros. Veía muy difícil dedicarme a la música y él me animó a seguir porque pensaba que podría hacerlo. Por mí misma no creo que lo hubiera hecho.