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Juan Carlos Parlange: “Los Ramones son los Beatles de mi generación”

Los vizcainos Bonzos regresan con ‘Hagamos América punk otra vez’ tras quince años de separación, un disco que viaja entre Bilbao y Nueva York

Juan Carlos Parlange: “Los Ramones son los Beatles de mi generación”

Bilbao - Aparcado temporalmente Help me Débil, su proyecto rockero vintage, el vizcaino Juan Carlos Parlange Iturmendi, dado a conocer al frente de Los Clavos, ha reactivado a su grupo de punk melódico Bonzos con el disco Hagamos América punk otra vez. “Como los surfers con la ola perfecta, yo busco esa melodía especial en cada canción”, explica el músico getxotarra. Su banda actuará el 4 de enero de 2018 en el An-tzokia de Bilbao y al día siguiente en el Dabadaba donostiarra.

Se cumplen casi dos décadas de la visita a Estados Unidos para grabar su debut. ¿Qué impresión tiene de trabajar con un ‘Dictator’ y de aquel legado?

-Fue mi primera vez en Nueva York. Estuvimos un mes en Chinatown, e íbamos en metro a Brooklyn a grabar. Añoro esa ciudad que ya no existe, que entre Starbucks y Wall Street se la han cargado. El día a día en el estudio fue duro, y más grabando en analógico, que no admite fallos. Pero la experiencia fue inolvidable e irrepetible.

Ahora regresan casi quince años después. ¿Por qué?

-La razón no es muy premeditada, surge al darme cuenta de que se cumplen veinte años de la salida del debut. Y decido volver para dar un par de bolos. Luego, ya sabes cómo somos los de Bilbao, nos venimos arriba, la cosa se dispara y acabamos con un disco nuevo.

Y con cambios en la formación.

-Somos cuatro: Álvaro Segovia, que ya estuvo en la anterior etapa, como guitarra solista; Marga Alday al bajo; Jorge Hernandez, a la batería, y yo, a la guitarra y voz.

Jorge no falla, es su lugarteniente.

-Cuando Los Clavos nos separamos, Jorge no tuvo dudas, se quedó a mi lado y montamos Bonzos. Nos conocemos perfectamente, nos admiramos mutuamente y me encanta tenerle cerca a él y a su corazón de rock & roll.

Ahora cantan en castellano, no en inglés.

-Necesitaba contar algo y que se entendiese. Me gusta contar historias con personajes protagonistas. Era un reto encontrar qué decir y cómo hacerlo. Y me ha encantado, no hay marcha atrás.

¿Qué une a aquellos y estos Bonzos?

-Musicalmente, el estilo es el mismo pero ahora nos cuestionamos todo muchísimo más. Supongo que la madurez nos ha traído sabiduría y, por tanto, reflexión y humildad. En lo humano, siempre he querido tocar con amigos antes que con músicos, y sigue siendo así.

¿Ha sido importante el papel de Martin (Capsula) a la producción?

-Sin él, el disco no existiría. Es el quinto Bonzo. Su talento, pasión y capacidad de trabajo me ha obligado a trabajar duro para no defraudar todo lo que él aportaba. Entramos en una dinámica en la que no parábamos de aportar ideas y probar cosas, a veces encerrados 18 horas en el estudio y felices al ver crecer las canciones.

Las letras son muy autobiográficas, entre la diversión y la rabia punk.

-Es así, lo personal llega más. Pero hay mucho de novela negra, y quizás más que diversión es nihilismo, anarquismo de salón. Pasear por la Galea no me hace pensar en quemar nada, sí en disfrutar de lo mucho que tenemos.

Hay cierto componente político, empezando por el título, que alude al lema de Trump.

-El tema es delicado por lo fácil que es caer en el panfleto, pero The Clash han estado muy presentes en la grabación y era imposible que su lírica revolucionaria no impregnase parte del disco. Eso sí, las revoluciones empiezan en uno mismo. Esas, como cantaba Kortatu, son batallas que no salen los libros pero son las importantes.

Hay muchos homenajes, de Ramones a The Clash y Sex Pistols.

-Los Ramones son mi grupo favorito, los Beatles de mi generación. Y junto con los otros dos, la santísima Trinidad del Punk. También hay tributos a Eskorbuto y a The Devil Dogs, con una versión.

Y a Bilbao y Nueva York.

-El disco tiene cuatro ejes centrales: Bilbao, el narcotráfico, América y los Clash. Los dos últimos quedan reflejados en la portada, pero Bilbao está muy presente. Hay una frase en un tema que resume esa conexión Bilbao-NYC: “Donosti era Disneylandia, Bilbao el viejo y sucio Nueva York”.

Sigue fiel a las raíces.

-Pero el árbol sigue creciendo. No paro de leer, mirar, viajar, escuchar y, por supuesto, aprender. Bonzos no dejan de ser una herramienta y un destino para ello.

¿Y la melodía, por encima de todo?

-Es que las canciones están por encima de los géneros. Como los surfers buscando la ola perfecta, yo busco esa melodía especial en cada canción. Es mi obsesión principal.

¿Se ve a los 70 años escuchando ‘Rockaway beach’ o ‘I wanna be sedated’? ¿No hay forma de sentar cabeza?

-Por supuesto! Lo nuestro no tiene cura, no hay antídoto posible. No concibo mi vida sin las canciones de Ramones. Creo que en mi funeral debería sonar Pet Sematary (risas). Estamos ya grabando el próximo disco con Martín, que saldrá en primavera. ¡Mejor arder que oxidarse!