BILBAO. La exposición, titulada "Anni Albers: tocar la vista", reúne más de 180 obras textiles, dibujos y grabados de la artista alemana realizados a lo largo de sus 70 años de producción artística.

La muestra ha sido producida por el Guggenheim Bilbao en colaboración con la Fundación Josef y Anni Albers de Connecticut (Estados Unidos), y presenta obras nunca vistas anteriormente y otras poco vistas por el público, aportadas por la citada fundación y otras prestadas por relevantes museos de Estados Unidos.

Anni Albers (Berlín, 1899-Orange, Connecticut, 1994), inició su carrera artística en la institución artística de vanguardia Bauhaus de Weimar (Alemania) en 1922, donde fue una de sus figuras más destacadas.

Allí orientó sus inquietudes artísticas hacia el textil porque en la época que le tocó vivir era la mejor opción para las mujeres y porque limitaciones de salud le impidieron dedicarse a la pintura, ha explicado el director de su fundación, Nicholas Fox Weber.

En la Bauhaus comenzó a interesarse por el tratamiento de los tejidos, la renovación de las técnicas tradicionales de tejer y la función del textil como campo de expresión artística, algo sobre lo que también teorizaría a lo largo de su carrera en distintos escritos.

Al cerrar el partido nazi la Bauhaus en 1933, Anni Albers y su marido, el pintor Josef Albers, se trasladaron a Estados Unidos.

Su arte estuvo inspirado por su admiración hacia la producción artística de las culturas precolombinas aunque llevada al campo del arte moderno a través de dibujos geométricos, de carácter abstracto, y la utilización de combinaciones de tejidos, plástico y metal en muchos de sus diseños que dieron como resultado piezas de delicada belleza y originalidad.

Organizada de forma cronológica, desde sus primeros trabajos y estudios de diseños textiles en la década de los años 20 en su Alemania natal hasta finales de los años 80 en Estados Unidos, la muestra permite observar al espectador las conexiones entre periodos y series de trabajos diversos.

La primera sala muestra trabajos del periodo formativo de Albers en la Bauhaus, así como obras realizadas durante sus años en el Black Mountain College de Carolina del Norte.

La selección de piezas de la Bauhaus incluye dibujos preparatorios para textiles, así como numerosas muestras de su trabajo de investigación de nuevas tramas en tejidos simples y funcionales, entre las que destaca la primera colgadura mural que realizó, en algodón y seda, en 1924 y un tapiz diseñado en 1926 pero no fabricado hasta 1967, que recibe al espectador al inicio del recorrido.

Entre las segundas, destaca un pequeño, pero muy colorista tapiz, realizado en 1958 y bautizado "Al sur de la frontera" que muestra el cariño que tenía la autora por las culturas americanas de influencia hispánica como las de México y Cuba, países donde pasaron algunas de sus vacaciones y que les impulsó a aprender el castellano, ha revelado el director de su fundación Nicholas Fox Weber.

Fox Weber también ha destacado el tapiz titulado "Carta abierta" (1958) que la autora dedicó a la relación de comunicación que mantenía con su marido, con el que discutía a menudo pero con el que convivió hasta que la muerte les separó.

El comisario de la muestra, el especialista en arte del Guggenheim Bilbao Manuel Cirauqui, ha incidido en la obra titulada "Epitafio", realizada en lino, plástico, lana y algodón en 1968 y que se trata de la última pieza realizada por las manos de la propia artista a modo de colofón de su carrera como tejedora con 69 años.

A partir de aquí, la artista alemana proseguiría su carrera profesional orientándola hacia el grabado, de menor exigencia física para su edad que el manejo del telar, disciplina en la que produjo obras de gran belleza abstracta como las exhibidas en la tercera sala que cierra la exposición.

Entre ellas, Cirauqi ha resaltado las series de grabados tituladas "Muro", realizada en 1983, y Orchestra (1980), así como la bautizada como "Conexiones" que se presenta como una síntesis y un resumen de los grandes hitos plásticos que jalonaron la obra de Anni Albers durante las siete décadas que duró.