uBICADA en un valle, en el contexto de los Pirineos navarros, Doneztebe (Santesteban en castellano), es una villa elegante que fue pueblo de mercaderes en el Medievo y que alabó el Nobel Camilo José Cela en un libro de viajes. Este fin de semana celebra su Feria de Otoño y resulta la excusa perfecta para disfrutar de sus calles, su frontón, su iglesia, sus puentes y sus célebres canutillos.

“Bonito y bien situado, con un frontón donde no para jamás de sonar la pelota y unos canutillos de confitería que son tan capaces de levantar a un muerto como de espabilar a un lelo”. Así recogía Cela su paso por Doneztebe en el libro Del Miño al Bidasoa, escrito en 1952. La villa, situada en la franja sur del valle del Bidasoa, donde nace el río, y arropada por varios montes, entre ellos el Mendaur, celebra hoy su popular Feria de Otoño.

Desde primeras horas de la mañana, sus calles encantadoras aparecerán salpicadas de pequeños puestos con todo tipo de productos agroalimentarios cultivados o elaborados en baserris de la zona. No faltará el talo -y puede que las castañas tampoco- para reponer fuerzas mientras se visitan los puestos de artesanía, ropa, decoración o utensilios de madera y se pasea entre animales. Ya por la tarde se celebrará un campeonato de aizkolaris en el frontón.

Quien opte por quedarse el fin de semana podrá disfrutar de sus múltiples atractivos. Sus numerosos caseríos toman forma en torno a la iglesia de San Pedro, reformada en estilo barroco, especialmente en los siglos XVI y XVIII. Destaca por su torre de sillar con aspecto medieval, que formó parte del antiguo castillo del Conde de Lerín, así como por sus troneras y cañones defensivos, sus retablos y un órgano, un Cavallie Coll de 1887, de estilo rococó.

El paseo por Doneztebe, que debe incluir una visita a su plazoleta y al Ayuntamiento, cuya fisonomía recuerda a las edificaciones del Baztan, puede proseguir por la casa gótica de la calle Mercaderes, casa torre que conserva su estado original del siglo XV; los tres puentes sobre el Bidasoa, a los que se ha añadido en tiempos recientes una pasarela; y el parque Intzakardi, antaño cementerio de ingleses. El visitante que disfrute de tiempo podrá ampliar la visita a las cercanas Bera, Elgorriaga y Lesaka.