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Enrique Ferrari: “Queremos desarrollar la narratividad de las imágenes”

“Detrás de una foto, siempre hay una historia”, según Enrique Ferrari, que explica en qué consiste el taller de escritura fotográfica que se inicia hoy en Bilbao

Enrique Ferrari: “Queremos desarrollar la narratividad de las imágenes”

Bilbao- Los rizos caen sin esfuerzo sobre los hombros de una chica joven. Ataviada con un abrigo rojo y una boina de color marfil espera en soledad en la plaza más concurrida. Mira al reloj y después levanta la cabeza, atenta a cualquier detalle, como si en vez de una persona pudieran aparecer dos. Ahora sonríe de manera amplia y exhala el humo contenido. Clic.

El dispositivo móvil ha captado una historia, pero es posible que la imagen relatada pueda tener otro cariz si son otros ojos los que la miran y otra mano la que ejecuta. Eso quiere transmitir Enrique Ferrari, director de Relaciones institucionales y de investigación de la Fundación Escritura(s), mediante este taller que se impartirá hasta junio en Bilbao CoWork.

Destapemos la incógnita. ¿Cómo se escriben imágenes?

-A partir de una imagen se puede ver todo un relato. Nosotros podemos buscar la historia en esa foto o a lo mejor esa foto está concentrando la historia que queríamos proporcionar. La premisa de la que parte la Fundación es que cualquier individuo está capacitado para contar historias, es una cuestión antropológica.

¿Qué proponen en este taller?

-Lo que buscamos es entender y analizar las imágenes. La fotografía se ha convertido en algo masivo. Sin embargo, la gente no tiene una formación para poder sacar la mayor rentabilidad a las imágenes, no somos capaces de interpretar adecuadamente ese lenguaje. Este curso proporciona una alfabetización inicial. No nos interesa tanto la técnica fotográfica, sino entender la imagen como un lenguaje más y aprender a usarlo.

¿En qué se basa este curso?

-Las diferentes lecciones son muy parecidas a las de la escritura creativa; narrador, personajes, enfoque, tono, actitud... Es decir, colocamos en el mismo nivel la imagen y el lenguaje escrito. En las ciudades donde lo implantamos ha tenido mucho éxito y es porque se está generando una enorme afición a la fotografía. La gente empieza a comprender que necesita formación básica para poder entender mejor esas imágenes que recibe y que emite.

La fotografía de ahora es breve, sintética, equiparable a un tuit en la escritura. ¿Debemos adecuar el lenguaje a estos tiempos?

-Nosotros permitimos que el alumno vaya con el móvil. Entendemos perfectamente los tiempos que corren y las necesidades de la gente. La cuestión es saberse adecuar al momento y a la intención. Igual que un tuit no vale para un ensayo filosófico, sí que puede servir para dar una información. Con la fotografía pasa lo mismo. A la gente le puede servir esto para tener otra mirada, para intentar captar la realidad de una manera más enriquecedora. Es una forma también de estar más alerta.

¿La cámara del móvil puede lograr buenas fotos?

-Sí. A nosotros nos interesa que la foto esté bien hecha y que la calidad sea alta, lo que pasa es que para eso ya existen talleres. Lo que queremos es desarrollar esa narratividad que tiene la imagen. No queremos dejar fuera a gente que está interesada en incorporar a esas imágenes diferentes relatos. Nos parece interesante, además, porque el móvil ha revolucionado radicalmente el mundo de la fotografía.

Cuando hacemos una foto existe contemplación, pero no reflexión.

-La reflexión es clave. Vivimos en un mundo puramente visual. Recibimos información a través de imágenes. Algunas son naturales, pero otras son interesadas. Los que emiten las imágenes quieren que las interpretemos de una manera especifica. Por tanto, un análisis crítico de esa imagen nos puede permitir ver la intencionalidad o el engaño. Debemos tener unos códigos mínimos para estar en igualdad de condiciones con aquel que la emite. La nuestra no puede ser una mirada ingenua.

La fotografía ahora, además de breve, es autobiográfica. Hacemos espectadores a los demás de nuestra tragedia propia.

-Sí. Ten en cuenta que relacionado con esa autobiografía está el tema del exhibicionismo. Personalmente me resulta desagradable lo que veo en las redes sociales, esa idea del selfie. Hay muchos talleres que lo que buscan es intentar sacar de dentro de uno mismo todas las historias. El nuestro parte de una idea contraria: se trata de mirar a nuestro entorno, tener la capacidad de empatizar con el que está a nuestro lado para intentar construir una historia colectiva y que nos pueda explicar la realidad.¿El taller ha funcionado bien en otras ciudades?

-Muy bien. Hemos estado en Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga. Bilbao nos interesa particularmente porque es una plaza muy fuerte.