EUSKALDUNA Jauregia rescata el repertorio de dos músicos tan legendarios como dispares durante este fin de semana. De un lado, el de Carlos Berlanga, exmiembro de Pegamoides y Dinarama, en el musical A quién le importa; de otro, la adaptación de la obra de Sebastian Bach al mundo del baile urbano en el espectáculo Flying Bach.
A quién le importa, el musical creado por Jorge Berlanga al final de su vida y basado en las canciones de su hermano Carlos, se presenta desde hoy hasta el domingo: hoy, a las 22.30 horas; mañana, en doble sesión, a las 19.00 y 22.30; y el domingo, a las 19.00 horas. Vivir este viaje, de casi dos horas y media, irreverente y musical a los años 80, cuesta 33 euros.
El musical tiene como génesis la historia de Óscar, un joven que despierta desmemoriado en la cama de un hospital y que entre jeringazo y jeringazo de Sor Yvonne recuerda su vida y la de sus amigos. El repaso musical sirve como retrato de una generación a través de “un relato narcotizado, surrealista y psicodélico” en el que desfilan clubes, discotecas, cárceles, amores y monjas de vocación dudosa al ritmo de clásicos de los años 80 como Bailando, Atrévete otra vez, Cómo pudiste hacerme esto a mí, Rey del glam, Perlas ensangrentadas, Ni tú ni nadie o A quién le importa.
El caso de Red Bull. Flying Bach, que se representa mañana y el domingo, a las 20.30 horas, con entradas entre 25 y 45 euros, es todavía más curioso. Detrás está la compañía de Vartan Bassil, una de las más importantes del mundo en el ámbito del baile urbano, que se ha atrevido en los últimos años a trasladar al mundo del break-dance y la música electrónica la música de Clavecín bien templado, nombre que agrupa dos de los ciclos de preludios y fugas compuestas por el compositor clásico Juan Sebastian Bach.
Este valiente espectáculo musical y de danza ha sabido cruzar las fronteras de la música clásica y la cultura juvenil, nota a nota, paso a paso, con el piano-clavicordio y los ritmos electrónicos entrelazados. El cuerpo de baile del grupo Flying Steps y Christoph Hagel consiguen romper las barreras entre el universo creativo de Bach y la cultura callejera a lo largo de hora y media. El show ha girado ya por todo el mundo y solo el año pasado fue visto por casi 380.000 espectadores.