Margarita Alexandre, en perpetua lucha antifranquista
Definió a Franco como un tipo “bajito, rechoncho y uniformado”; evocando a Bilbao, creó la productora Nervión Films, con la que hizo varias películas que hicieron temblar a los censores; y junto a Rafael Torrecilla, propició la publicación del libro ‘Operación Ogro’.
LA muerte de la actriz y directora Margarita Alexandre (1923-2015) en vísperas de la Navidad ha pasado poco menos que desapercibida. En realidad, era una mujer que nunca tuvo especial interés por hacerse notar; tal vez porque le toco vivir de lleno la época franquista, manteniendo un ideario militante de izquierdas. Sus constantes enfrentamientos con la censura la llevaron al exilio, a crear las milicias cinematográficas de la Cuba castrista y a moverse siempre por los deslizantes suelos que concluyeron con la realización de Operación Ogro, la película que transmitió en imágenes el atentado que costó la vida al almirante Carrero Blanco, destinado a suceder al dictador.
Margarita Alexandre empezó en el cine de forma casual. Mediante un casting realizado en un colegio, Eusebio F. Ardavín buscaba un rostro para una Inmaculada Concepción que iba a incluir en su película Tierra y cielo. Cuando vio el de Margarita no lo dudó y se quedó con ella. Fue entonces cuando comenzó la carrera como actriz de una mujer de gran coraje que incluye títulos señeros de la época como Correo de Indias (1942), El negro que tenía el alma blanca (1950) y Ronda española (1951), así como una de las primeras coproducciones internacionales, Jack, el negro (1950).
La inquietud artística de esta mujer le llevó hacia la realización, pasando por complicados vericuetos. Margarita se casó con el aristócrata José de Melgar y Rojas, conde de Villamonte, pero el matrimonio no fue bien. Durante el rodaje de Puebla de mujeres (1952) conoció al crítico de cine de la Hoja del Lunes madrileña Rafael Torrecilla García, hijo de un profesor de Derecho Canónico de la Universidad de Deusto y alumno de este centro. Ambos decidieron unir sus vidas e intereses cinematográficos creando una productora a la que, en honor a Bilbao, bautizaron como Nervión Films.
Con este sello rodaron Cristo (1953), un documental que llegó a emocionar a Franco, hasta el punto de que el dictador quiso felicitar personalmente a los dos realizadores y al guionista, Fray Justo Pérez de Urbel, prior entonces del monasterio del Valle de los Caídos. Éste no se presentó a la cita con el consiguiente cabreo del convocante, que despachó a los cineastas con disgusto. Margarita recordó más tarde aquella entrevista, fría como el hielo y, sobre todo, la figura de Franco, al que retrató como “bajito, rechoncho y uniformado”.
La pareja de cineastas se lanzaron a hacer un cine comprometido, pero pecaron de idealismo. En La ciudad perdida (1954) un terrorista entraba en España clandestinamente para cumplir una misión en Madrid y era auxiliado por una muchacha que le trataba con una cierta deferencia. A los censores casi les dio un pasmo ante semejante atrevimiento ¡Y además con aventura amorosa! Destrozaron los diálogos. Luego La gata (1955) primera película española de ficción realizada en CinemaScope, Un hecho violento (1958) y Nada menos que un arkangel (1958).
‘operación ogro’ Liquidada la productora Nervión Films y con fama de cineastas de izquierdas, Margarita y su compañero buscaron refugio en México, al amparo de su amigo Luis Buñuel, que les abrió camino en el mundo del cine centroamericano.
En Cuba asesoraron al naciente cine revolucionario, produciendo títulos que realizó Tomás Gutiérrez Alea, el mismo que años después triunfaría internacionalmente con Fresa y chocolate. La ayuda que Margarita prestó a disidentes sociales y políticos incomodó al régimen castrista, lo que motivó su huida a Italia, donde le amparó Carlos Franqui, un activista cubano, escritor y crítico de arte que también había tenido problemas en la isla caribeña y que se agravaron con su explícita condena a la invasión soviética de Checoslovaquia.
Incansables en su lucha antifranquista, Margarita Alexandre y Rafael Torrecilla hicieron posible la edición del libro Operación Ogro, escrito por Eva Forest, esposa del dramaturgo Alfonso Sastre, a quien se le atribuyen tanto el título de la obra como el seudónimo de Julen Aguirre para la autoría del texto. Posteriormente, la obra literaria fue pasada al cine por Gillo Pontecorvo con Gian Maria Volonté, Eusebio Poncela, José Sacristán, Ángela Molina y Saverio Marconi encabezando un reparto que escenificaba el atentado mortal contra el almirante Carrero Blanco que tuvo lugar en Madrid el 20 de diciembre de 1973. Margarita cuidó personalmente de la ambientación del film.
Margarita Alexandre fue una de las pocas mujeres directoras que tuvo el cine español en la época del franquismo. Su labor fue reconocida por la Asociación Española de Historiadores del Cine con la concesión de la Medalla de Honor. Ahora ya es historia, pero recordarla es rendirle tributo a una luchadora incansable.
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