LA cuenta atrás ha llegado a su fin. A partir de esta tarde, Zinebi traerá a Bilbao los mejores cortometrajes y piezas de cine documental. Otro año más, el cine made in Euskadi dará el pistoletazo de salida a la gala inaugural que tendrá lugar en el Teatro Arriaga.
La representación vasca que peleará por el Mikeldi de Oro en esta 57ª edición destaca por su pluralidad y “gran variedad de géneros, más acentuada que nunca”, según la organización. De las siete obras seleccionadas para concurso tres son cortometrajes de ficción, dos son documentales y otros dos trabajos de animación.
Artificial, un cortometraje de ciencia ficción dirigido por David P. Sañudo tendrá una carga emotiva añadida en la gala inaugural, ya que se trata de la última obra del fallecido Aitor Mazo, al que Zinebi homenajeará esta misma noche. “Tras grabar Malas vibraciones, entablamos una relación de amistad que nos llevó a pensar que sería un habitual en nuestros cortos”, explica el productor Luis Espinosa. Y, de hecho, así fue. “David escribió Artificial pensando en Aitor y él nos ayudó en todo lo que pudo, pero desgraciadamente no llegó a verlo montado”, añade. Sañudo narra las cavilaciones de un joven al que hacen una suculenta oferta para dejarse clonar.
Otras de las ficciones que optarán al Gran Premio del festival es The Devil on your back. Se trata de la secuela del thriller psicológico y de terror She’s lost Control, en el que la protagonista es perseguida por un asesino en serie. Completa la selección Lost village, de George Todria, un cortometraje sobre una serie de extrañas apariciones en un pueblo abandonado que levantarán las sospechas de los únicos habitantes de la zona.
En el apartado documental dos son los trabajos escogidos: Dena ez dabil ondo, de Ander Parody, y Luz a la deriva, de Iñigo Salaberria. El primero es homenaje al filme Tout va bien, donde Jean-Luc Godard y Jean-Pierre Gorin retrataron las huelgas de mayo del 68. Cinco décadas después, Parody analiza la situación por la que atraviesa la clase obrera y plantea “nuevas estructuras para la revolución” en una sociedad en la que “la industria, asociada a la fuerza para la lucha social, ha dejado paso a los servicios”.
Salaberria, por su parte, ha vuelto a Islandia, donde vivió durante un año en la década de los 80, para “revivir los recuerdos que albergaba de aquella época”, la mayoría de ellos “unidos a la vida cotidiana y a la falta de luz existente durante todo el año”.
Amor d’inverno, de Isabel Herguera, y I said I would never talk about politics, dirigido por Aitor Oñederra, cierran la lista de obras vascas. Herguera plantea una bella metáfora, dotada de una gran fuerza visual, del amor libre que se desvanece en el paisaje. Oñederra se ha decantado por el thriller de animación, un largo proceso de tres años en el que “no se habla de política, pero hay personajes reales como Don Mariano que tienen unos comportamientos ciertamente extraños”, explica su director.