bilbao - El de los Madrazo es un caso raro, tal vez único en la historia de la pintura. A lo largo de tres generaciones de artistas, se representan diferentes tendencias pictóricas del siglo XIX español, desde el Neoclasicismo del periodo de Fernando VII, del que fue un claro exponente José de Madrazo, hasta el Realismo de Federico -el mejor retratista del momento-, las pinceladas impresionistas de Ricardo de Madrazo o el aire romántico de Raimundo.

El Museo de Bellas Artes de Bilbao posee en su colección siete cuadros de esta dinastía de artistas, a los que ahora se ha unido otro lienzo: el Retrato de la condesa de Berna, de Federico Madrazo, una donación realizada por el tataranieto de la condesa, Ramón Bernar, que tras disfrutarlo en su familia durante décadas, ha decidido cederlo ahora a la pinacoteca bilbaina. “Mi madre nos lo donó y ha permanecido durante años en el salón de mi casa de Madrid. Ahora creo que debe pertenecer a este museo, en Bilbao, una ciudad con la que la familia Madrazo mantenía una gran relación, a la que yo tengo mucho cariño”.

Coincidiendo con la donación, otra obra de los Madrazo, en esta ocasión de su hermano Raimundo, Salida del baile de máscaras (1885), visita estos días el Bellas Artes de Bilbao dentro del programa La Obra Invitada, que patrocina la Fundación Banco Santander. Por ello, los responsables de la pinacoteca han decidido mostrar al público todas las obras de esta familia de artistas, en una pequeña e interesante exposición que se presenta en la sala 17 del primer piso del edificio antiguo del Bellas Artes.

Estirpe de artistas “La familia Madrazo no tuvo parangón no sólo por su producción artística, sino también por el papel que desempeñaron sus miembros en la sociedad”, explicó ayer durante la presentación de la muestra Javier Novo, jefe del departamento de Colecciones del Museo.

La dinastía comienza con José de Madrazo (Santander, 1781-Madrid, 1859), patriarca de la estirpe, que ejerció como director del Museo del Prado (1819) y como profesor de la Academia de San Fernando. José cultivó el retrato durante la época y el género histórico. De él, el museo posee Retrato del cardenal Francisco Gardoqui, un lienzo que representa al religioso vizcaino, y que fue encargado por el Ayuntamiento de Bilbao para celebrar su nombramiento como cardenal.

Su hijo y discípulo, Federico (Roma, 1815-Madrid, 1894), fue el retratista más estimado de su época. Estudió en París, donde fue acogido por Ingres, que era amigo de su padre. Tras una estancia de dos años en Roma regresó a Madrid y fue nombrado director del Museo del Prado y retratista de la corte. Al igual que su padre, Federico de Madrazo retrató a lo más granado de la aristocracia e intelectualidad de la Corte.

El Bellas Artes de Bilbao cuenta con dos de sus cuadros: Retrato de Agustín de Obieta (1852) y Retrato de Pierre Hippolyte Eyquem, a los que se une ahora la nueva donación, el Retrato de la condesa de Bernar, que el artista pintó en 1857.

Su hijo Raimundo, cuñado del no menos famoso Mariano Fortuny, residió en París gran parte de su vida, donde se casó con su prima Eugenia de Ochoa, fallecida tras el nacimiento de su único hijo Federico, conocido como Cocó, quién también destacó como pintor. Está considerado uno de los más consumados retratistas de su generación y un digno sucesor de su padre Federico.

En la colección del Bellas Artes se encuentran sus Retrato de dama en azul (1897), Joven dama en un jardín (1900) y el Retrato de Federico de Madrazo pintando (1875). De su hermano Ricardo (Madrid, 1851 - 1917), el museo cuenta en su colección con el Retrato de Juan de Barroeta (1884).

obra invitada Salida del baile de máscaras, que ahora se puede ver en Bilbao, pertenece a la colección del Museo Carmen Thyssen de Málaga y es una estampa del París mundano y noctámbulo del último cuarto del siglo XIX. A las puertas de la sala de fiestas, varios personajes disfrazados salen de un baile de máscaras.

En la soledad nocturna de las calle, y a la luz de los farolillos que decoran la entrada, un caballero invita a una muchacha cubierta con un antifaz a subir a uno de los coches de caballos.

Esta exposición se puede ver en el Museo de Bellas Artes de la capital vizcaina hasta el 15 de febrero del año próximo.