bilbao - Ya habían hecho bailar a decenas de miles de fans en Europa, Canadá, China, Japón, Ecuador y Argentina, pero ahora, tras firmar con una multinacional, La Pegatina busca proyectarse a medio mundo con su nuevo disco, Revulsiu, que se mantiene fiel a su mezcla idiomática y a sus ritmos mestizos, festivos y críticos. Los catalanes, que han grabado este nuevo CD con Ska-P, Capitán Cobarde y músicos bosnios y mongoles, han ascendido al puesto nº 2 de las listas de ventas esta semana, siendo solo superados por Alejandro Sanz.

¿Se quedó pequeña la discográfica anterior y había que aspirar a más?

-No ha habido problemas con Kasba pero por la intensidad de la aventura apetecía probar, ya que estamos saliendo mucho por Sudamérica y Warner tiene gran soporte internacional.

Crecieron mucho con el CD anterior, ‘Eureka’. ¿Se busca ahora dar el ‘eureka’ definitivo?

-(Risas). La apuesta fue fuerte ya antes y ahora estamos en una onda continuista pero con más caña. La idea musical es la misma, al igual que el productor, Marc Parrot (El Chaval de la Peca).

Han dado ya más de 900 conciertos en 12 años. A algunos grupos mestizos como el suyo les molesta que les tilden de profesionales.

-A nosotros, no. Es un honor, pocos se pueden dedicar a hacer música como profesión, y tal y como se maltrata la cultura, es una suerte. Viajamos mucho fuera -el 50% de nuestros conciertos son internacionales- y vemos cómo se trata a los artistas por ahí, mientras que aquí la música se ve como un negocio, no como un arte.

A los grupos mestizos y eclécticos como el suyo, la crítica les suele minusvalorar. ¿Les molesta?

-Hay que esforzarse para que se vea que tenemos una forma de hacer elegante. Se hizo ya con el anterior disco, en la producción, los vídeos? La música bailable puede ser elegante y no es fácil de hacer, ni simplona. La crítica prefiere otras cosas por una cuestión de modas. Desde que empezamos han pasado muchas y nosotros seguimos aquí. Todo es relativo.

No parece que la multinacional les haya dulcificado o cambiado.

-Ha sido igual porque teníamos todo bien pensado. El cambio es externo y el público no lo va advertir porque la música es igual y las letras son más cañeras, incluso. El cambio es que se va a apostar fuerte en más países y continentes, principalmente en toda Europa y Latinoamérica. La prioridad es estar a gusto.

¿Cómo se trabaja con Parrot?

-Ya nos conocemos y llevamos 19 canciones preparadas al estudio. La idea era quedarnos con 13, las más potentes y que las trabajara con tiempo, para que quedaran perfectas. Marc nos transmite gran calma y lo que pasa por sus manos suena muy bien. Si la canción tiene jugo, él se lo saca, seguro.

Hábleme del título del disco, de ese “revulsivo”.

-Es también el título de una de las canciones, en catalán. Lo de usar los idiomas no es algo estratégico, salen en uno u otro. El título se debe a dos cosas: siempre dicen que, cuando salimos al escenario, somos como un revulsivo del festival en que tocamos; y tiene su parte social, de reivindicación. En esa canción, decimos que parece que necesitemos vivir algo negativo para sacar la fuerza y luchar porque nos dan por todos lados pero nos mostramos indiferentes. Queríamos expresar que hay que darlo todo para cambiar las cosas. Hay que ir más allá de expresar el cabreo que tenemos en las redes sociales.

Se advierte especialmente en la canción con Ska-P.

-Sí, pero en el disco anterior ya había temas reivindicativos aunque no eran obvios. Había que leer entre líneas y desentrañar metáforas. Ahora, somos más directos.

También es, curiosamente, un disco muy festivo y hedonista.

-Sí, lo refleja la frase “cómete la vida a muerdos”. Es un poco Luis Suárez (risas). Hay que darle bocados a las cosas que te gustan. Esa vertiente nos sale sola. La sonrisa en la cara y a pasarlo bien. Se puede ser muy reivindicativo pero hay que aprovechar la vida porque pasa rápido. Mejor combinar ambas facetas.

Ska, rumba, merengue, México, sonidos gitanos, rap, rock? ¿Hay ya un estilo “pegatina”?

-De todo, sí, y eso nos abre muchas posibilidades. La gracia está ahí, que hagamos cualquier estilo y se sepa que somos nosotros a la primera. Tenemos ya un sonido propio y ahora sonamos más eléctricos. Sin prejuicios. La música es universal y hay que probarlo todo.

En Warner pero no abandonan el catalán.

-Claro. Es un disco en el que se habla mucho de identidad. Somos como somos y venimos de donde venimos. No tenemos patria, pero sí raíces.

En Euskal Herria se les quiere mucho.

-Es verdad. Ahí estamos como en casa y tenemos muchos grupos amigos. Nos pasa a todos los catalanes y vascos, hay una fraternidad especial. En este disco no hay euskera, no ha salido. Será en el siguiente (risas).