vIGÍA de Ezkerraldea con el Serantes como promontorio y de raigambre marinera, Santurtzi ofrece múltiples motivos para perderse por sus calles, puerto y monumentos, y propone diversas visitas guiadas, alguna en barco.
Una de las localidades vizcainas con mayor tradición marinera, la historia de Santurtzi, más que su presente, está ligada al mar. “Desde Santurce a Bilbao?”, decía la canción. Cualquier visitante debe visitar esa “orilla” de la tonada popular, bañada por el salitre. Su coqueto puerto, su extenso paseo marítimo, quizás un paseo en barco o un hamaiketako con sus conocidas sardinas resultan obligados.
Sardineras a la vieja usanza apenas quedan, pero sí un monumento al viejo oficio, “con la flada remangada, luciendo la pantorrilla”, obra en cobre de L. Lucarini, en el paseo de Iparragirre. Es solo una de las múltiples obras y monumentos que conforman un museo al aire libre rico en patrimonio. Al frente, se sitúan la iglesia de San Jorge y el Ayuntamiento, en el Parque Central. La casa consistorial se construyó en 1905, con inspiración del II Imperio Francés y diseño de Emiliano Pagazaurtundua. Cerca está el monumento a Cristóbal Murrieta y Mello, y cualquier visita debe incluir el Palacio Oriol, hoy hotel, y el monumento a la Virgen del Carmen, vigía costero y obra de Ricardo Iñurria.
Los más cómodos tienen un amplio abanico de visitas guiadas. Santurtzi, bonita aldea ofrece una visita guiada con relato del pasado, costumbres y personajes populares. También se puede visitar Santurtzi Itsasoa Museoa, ubicado en la Cofradía de Pescadores; el Centro de Interpretación de Pesca Agurtza (una de las últimas embarcaciones de madera de pesca tradicional); o apuntarse a Santurtzi arrantzal, salida en la embarcación ‘La Virgen del Carmen’, en compañía de marineros.