El huraño Van Morrison se rodea de amigos
El veterano compositor irlandés regraba su repertorio junto a Bobby Womack, Steve Winwood, Mark Knopfler, Taj Mahal, Mavis Staples o Michael Bublé, entre otras estrellas
aunque tiene fama de huraño, Van Morrison mantiene viejos amigos desde los años 60 y ha incorporado otros recientemente. Lo confirma su 35º disco, Duets (RCA. Sony), en el que el viejo León de Belfast ha regrabado algunas de las canciones -ni uno de sus éxitos- olvidadas de su carrera junto a grandes de la música como Bobby Womack, Steve Winwood, Mark Knopfler, Taj Mahal, Mavis Staples o Michael Bublé. “Fue difícil elegir entre mis 360 canciones. Algunas las elegí yo y otras los invitados, que tenían claro cuáles cantar”, explica Van.
Frank Sinatra, Tony Bennett, Barbra Streisand, Nat King Cole, B.B. King, Smokey Robinson? Grandes de la música del último siglo tienen su correspondiente CD de duetos. ¿Por qué no Morrison, alguien con una trayectoria que puede competir con los citados? La del irlandés es una historia apasionada de entrega a la música desde hace más de medio siglo. A sus casi 70 años, que cumplirá en verano, sigue defendiendo que ha “nacido para cantar” y que cantar es su profesión, “no hay plan b”. Lo atestigua su último disco -menos sus conciertos, donde la edad le hace ya ir en “piloto automático”-, en el que ha optado por revisar 16 de sus temas con algunos de sus amigos.
El proyecto surgió hace dos años, cuando participó en un festival de blues con Bobby Womack, Mavis Staples y Natalie Cole. Desde entonces, “quería trabajar con ellos”. Con este trío nació el proyecto de duetos, pero “problemas de agenda” lo han dilatado en el tiempo. “Ha sido difícil y se ha quedado gente fuera porque si no el disco habría sido doble o triple”, explica Morrison. Elegida la gente, de varias generaciones y estilos, había que dilucidar qué canciones -de sus alrededor 360- compartiría. De entrada, optó por renegar de sus éxitos. En Duets no están Caravan, Bright side of the road, Moondance, Into the mystic? “La idea era trabajar mi repertorio de otra manera. Tenía que ver con pasarlo bien grabándolo y trabajar algunas canciones más olvidadas. Si no, nadie lo iba a hacer”, apostilla el irlandés, que incluye temas desde 1970 a alguno del último lustro.
Duets, subtitulado Re-working the catalogue, fue grabado en su ciudad natal de Belfast y Londres a lo largo de 2014, utilizando nuevos arreglos y acompañándose de una variedad de músicos, bajo la producción de los reputados Don Was y Bob Rock. El irlandés -de “la escuela de John Lee Hooker”, uno de sus ídolos, con quien llegó a colaborar- abogó por “entrar en el estudio, grabar rápido y salir a comer algo, como sucedió con George Benson”, recuerda. En la mayoría de los casos, compartió estudio y micrófono con los invitados -“era lo ideal, lo hicimos siempre que pudimos, no el caso de Steve Winwood, un buen amigo mío desde los 60”- y, en el caso de Benson, utilizó el grupo del guitarrista, en lugar del propio. “Estaba en Londres con toda la banda y salió muy bien”, apostilla.
Diversidad Duets se abre y se cierra con dos artistas míticos. Se inicia con Van y Bobby Womack compartiendo Some peace of mind, con el ritmo reforzado, preciosas cuerdas y el aroma soul que imprime Womack, fallecido el año pasado. Y concluye en clave blues compartiendo How can a poor boy con la voz y la armónica de Taj Mahal. En el camino hay de todo, con piezas sobresalientes, como Lord, if I ever needed someone, clásico del disco His Band and the Street Choir, junto a la mítica Mavis Staples, en clave baladón soul de espíritu y letra gospel.
Igualmente mágicas suenan The eternal Kansas City, de A period of transition (1977), con Gregory Porter, un swing poderoso con puente a lo Big Band; Get on with the show, con su sabor retro, a guateque, compartido con su excolaborador Georgie Fame y un final divertidísimo; y Streets of Arklow, con Mick Hucknall (cantante de Simple Red), que evoca al aroma de su juventud con una flauta deliciosa, la voz dotada de Mick y la capacidad de sugestión de aquellas imágenes poderosas de Van en los 70, donde Dios, los gitanos, la mística, el amor y la naturaleza confluían de manera armónica.
El disco mantiene el tipo también con sus dos curiosidades: la participación de la hija de Van, Shana Morrison, en Rough God goes riding, lírica y folkie -con aita a la guitarra acústica-, igual que Irish heartbeat, con Knopfler; y la de P.J. Proby en el tema que le dedicó el irlandés, Whatever happened to P.J. Proby. No menos disfrutables son Born to sing, con el veterano y exThunderbirds Chris Farlowe y Real real gone, con Michael Bublé, un r&blues pegadizo y comercial que remite a James Brown, Sam Cooke, Wilson Picket y Solomon Burke. Por el contrario, encandilan menos las colaboraciones con Natalie Cole o las jóvenes Jess Stone y Clare Teal.