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Yamanouchi: "Siento a Puccini como mi maestro y el predecesor de la interculturalidad"

El actor y coreógrafo japonés Hal Yamanouchi llega por primera vez a Bilbao para participar, hasta el lunes, en la ópera ‘Madama Butterfly’ de la ABAO en Euskalduna

Yamanouchi: "Siento a Puccini como mi maestro y el predecesor de la interculturalidad"J.M.M.

Bilbao - Haruhiko Yamanouchi, más conocido como Hal Yamanouchi, (Tokio, 1946) es actor, doblador de voz, profesor y fundador de la asociación Alternativa Mime-dance, actualmente MDA Danza Producciones. Cuenta con una larga trayectoria en teatro y ópera, ya que ha trabajado editando los movimientos de numerosas representaciones. Ahora llega a Bilbao de la mano de la ABAO para participar en la obra de Giacomo Puccini, Madama Butterfly.

Es la primera vez que trabaja en Bilbao, ¿qué expectativas tiene?

-Es mi primera vez en esta ciudad y no tenía muchas expectativas, pero lo que sí sabía era que es un lugar grande y bien organizado. La expectativa que tenía era esa y es precisamente lo que he encontrado.

Hacía nueve años que en Bilbao no se escenificaba ‘Madama Butterfly’. ¿Qué va a encontrar de particular el público en esta producción?

-La lectura del director de escena, Renzo Giachieri. Es la interpretación del personaje del capitán Pinkerton como símbolo de América. Es una lectura de Madama Butterfly que muestra un encuentro del mundo oriental con el occidental, concretamente entre Japón y Estados Unidos.

Se trata de un clásico de la ópera. ¿Cree que también genera grandes expectativas para el público?

-Sí, pero en este momento creo que las nuevas generaciones están más acostumbradas a ver la identidad japonesa, por eso pienso que esta obra puede acercarles todavía más a esa cultura.

Ofrecerá una escenografía basada en la tradición del teatro kabuki japonés. ¿Qué aportan sus conceptos a la escena?

-Es cierto que hay una inspiración en el kabuki pero no es una realización precisa de lo que son las tradiciones de ese teatro. Nadie hace el teatro kabuki más de cinco o seis minutos porque queda un tanto aburrido. Lo que propone el teatro kabuki es que la posición del cuerpo sea más flexible, lo que también conlleva una pérdida de atención por parte del público. El ballet clásico es posible disfrutarlo más porque hay una posición más tensa. Lo que intento hacer es combinar esas dos posturas: lo flexible del kabuki y la tensión del ballet clásico para llegar a un resultado del que sea posible disfrutar toda la obra. Eso es lo que hace también Puccini al mezclar dos elementos, el oriental y el occidental, para que no descanse el público.

La soprano protagonista, Fiorenza Cedolins, ha dicho que el matrimonio de los personajes de la obra es una forma de prostitución legalizada, ¿lo percibe así desde su cultura?

-Incluso algo parecido pasaba en Japón en estos años de verdad, pero no en un modo tan declarado de llevar a cabo un engaño calculado como pasa en esta obra.

Habla constantemente de un choque cultural, ¿han disminuido esas diferencias con el paso del tiempo?

-En lo que se refiere a las relaciones entre hombres y mujeres, en Japón no hay diferencias con respecto a lo que se vive en el mundo occidental. En Japón hay muchas mujeres occidentalizadas, de hecho es el país donde es más simple divorciarse y el número de separaciones es más alto que en países occidentales.

Ha trabajado en otras óperas, ¿qué le aporta de especial esta obra de Puccini?

-Me ha permitido sentir más en el corazón cierta sensibilidad de la mujer japonesa, de esa mujer niña e inocente. Me ha posibilitado verla como una niña pero siempre muy enganchada a una moral muy rígida. La historia de ese tipo de personajes acaba siempre en tragedia.

Vive desde 1975 en Italia, ¿eso le ha acercado más a la ópera?

-Sí, si no hubiese ese arraigo en Italia puede que no me hubiese acercado tanto a la ópera, pero en realidad es como si Puccini me hubiese aproximado verdaderamente a este género. Él fue la puerta para entrar en el mundo de este arte. Puccini es como un santo protector, le siento como mi maestro y un predecesor que ha trabajado en la intercultura.

¿Es difícil plasmar el choque cultural en una coreografía?

-No es difícil, pero es muy importante ser capaz de transmitir algunos principios de la postura japonesa y que ellos estén al servicio del espectáculo sin estar demasiado enganchado a las reglas de la tradición que son muy estrictas. Hay que dejar que cada intérprete, sea cantante o figurante, tenga la posibilidad de probar su propia posición con respecto a los principios de movimiento japonés.¿Le hace más feliz la ópera que el cine?

-El cine y la ópera son dos caras de mi personalidad. De un lado está el placer de trabajar con mucha disciplina, y del otro el placer del cine y la aventura.

¿Qué proyectos tiene para el futuro?

-Vengo de hacer audiciones y no puedo hablar demasiado porque no hay nada cerrado, pero puede que una película americana y dos en Italia.