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El caótico orden de la naturaleza

El fotógrafo vizcaino Koldo badillo expone su muestra ‘del caos al laberinto’ en el photomuseum de zarautz

El caótico orden de la naturaleza

NO son fotografías del bosque ni sobre el bosque”, aclara el fotógrafo Koldo Badillo al referirse a su colección de 35 instantáneas que se exhibe en el Photomuseum de Zarautz hasta el 22 de febrero. A diferencia de sus fotografías habituales, que hacen la labor de documentación en revistas como Pirineos y Euskal Herria, en la exposición Del caos al laberinto ha querido mostrar su lado más creativo a través de la naturaleza, dejando así al descubierto “el caos que se encuentra en los bosques”.

Es obvio que estas imágenes no se pueden conseguir en dos sesiones de fotos, sino que cuesta más buscar lo salvaje y lo orgánico de cada lugar elegido por Badillo. Por eso, el autor de las instantáneas recorrió en soledad cinco rincones muy concretos de Nafarroa -Urbasa, Aralar, Irati, Urdiain y Etxarri-Aranatz- durante tres años y disparó la cámara más de 10.000 veces. Así, pudo captar imágenes de todas las estaciones, en las que un mismo lugar puede mostrar caras muy distintas. “De esta manera, he podido acceder a los colores y a las líneas que buscaba”, destaca. “Incluso he visto cómo crecía un árbol -apunta-. Cuando empecé con las fotos, medía metro y medio, y ahora ya alcanza los cinco metros; de eso trata la colección, en realidad”. Confiesa que su interés por la naturaleza viene desde joven, ya que siempre le ha gustado ir al monte, e incluso estudió Biología.

El fotógrafo nacido en Orduña pero afincado en Iruñea, tiene su lugar de trabajo en la costa guipuzcoana, por lo que está más que acostumbrado a recorrer Euskal Herria. “En muchas ocasiones me he levantado una hora antes para pasear por aquellos lugares que he fotografiado”, explica.

Quiere recalcar que se trata de un proyecto personal que nada tiene que ver con fotos documentales. “No hay criterios espaciales o cronológicos, sino solamente fotográficos”, asegura, y subraya que los lugares no son nada importantes en esta ocasión. A su juicio, se trata de un ensayo estético, buscando el caos de los bosques que se pueden convertir en laberintos visuales. No solo cuenta lo que se ve, sino que intenta reflejar unas ideas a través de esas imágenes. “Es un trabajo íntimo e intento que las fotografías cuenten mis sensaciones entre los árboles”, admite. “En el bosque me encuentro a gusto, creo que eso está dentro de nuestros genes, ya que nuestros antepasados vivían en plena naturaleza”, agrega.

“En las imágenes no se reconocen los bosques, y no quiero que lo hagan; aquí lo importante no es el lugar, sino la imagen que se forma en aquello a lo que enfoco”. Por ese motivo, en la exposición Badillo no especifica cuáles son los bosques retratados en cada fotografía. “Si alguien quiere conocer cómo son los bosques de Euskal Herria, esta no es la exposición más adecuada”, advierte el vizcaino.

En las notas de la exposición, el fotógrafo Carlos Cánovas define el trabajo de Badillo. Destaca que lo urbano ha llamado la atención de los fotógrafos. Aun así, los paisajes de la naturaleza se han hecho hueco, y hoy en día el interés fotográfico reside en los que él califica como “naturaleza interiorizada”. En esa constante, se observa el deseo de establecer un orden en el “caótico” mundo natural. A juicio de Cánovas, Koldo Badillo tiene asumido que el orden en la naturaleza no es posible. “Su propuesta es la de un orden complejo, laberíntico y cuyo sustrato último a mi me parece musical”, explica Cánovas en un texto facilitado a la prensa.