bilbao - Tres décadas de éxitos internacionales avalan la trayectoria de Capercaillie, uno de los exponentes del mejor folk escocés. El grupo, liderado por la cantante Karen Matheson y el teclista y acordeonista Donald Shaw, clausura esta noche el XXX Getxo Folk BBK, en la Plaza de Areeta, a las 20.00 horas. “El momento del folk escocés es tan excitante como el político porque ahora podemos tomar nuestras propias decisiones”, apunta Shaw.

Han pasado 30 años. ¿Es un sueño cumplido?

-Un sueño muy feliz. Son 30 años de tocar música, viajar y encontrarse con otros músicos maravillosos y gestionar el proceso sin que se nos vaya la cabeza. Creo que hemos sido muy afortunados.

¿Cómo se logra algo así y qué les impulsa a seguir adelante?

-Es fruto del trabajo duro, de una visión clara y de la búsqueda del renacimiento de la música tradicional tanto en Escocia como en toda Europa. Comprobar los enormes cambios sucedidos en las últimas décadas y ver cómo la música folk es ahora valorada, resulta un incentivo para seguir haciendo lo que más amamos.

¿Cómo ven al grupo de entonces y al actual? ¿Y al folk celta de entonces y al de 2014?

-Los años iniciales fueron más duros porque no se reconocía a la música celta como algo global, tal y como hoy sucede. Y en Escocia estamos siendo testigos de una explosión cultural y política en este momento, así que el futuro se adivina brillante.

¿El hecho de que varios miembros del grupo tengan carreras en solitario es bueno para la supervivencia de Capercaillie?

-Esas carreras fuera del grupo han sido la salvación de Capercaillie. Poder ejercer nuestros talentos y pasiones individuales nos ha insuflado energía para la continuidad de la banda. Siento que ambas carreras se complementan entre sí.

En el Estado español y en Euskal Herria vivieron una época de éxito que coincidió con la fuerza de la ‘new age’. ¿Se sintieron cómodos con la asociación?

-Creo que sí se coqueteó brevemente con el sonido de la new age gracias al sello discográfico en el que estábamos, pero últimamente estamos volviendo a la parte más tradicional. Está claro que cualquier experimentación es saludable y ayuda a crecer al artista.

Lo innegable es que su estilo, sin renunciar al folk celta, está muy conectado con el presente. ¿Hay puristas que critican sus arreglos eléctricos y sintetizados?

No creo que nos hayan criticado por utilizar la electrónica porque siempre ha sido parte de nuestro sonido. Afortunadamente, la utilizamos de manera sutil y complementa el resto del material en lugar de ser protagonista.

¿Toda la música, incluso el folk, que proviene de las raíces, cree que debe estar ligada al tiempo actual? ¿Es necesario para su supervivencia?

-Creemos que la música folk es, por su propia naturaleza, la música del pueblo. Así que, aunque el mundo haya cambiado dramáticamente, cuestiones básicas como el amor, el trabajo, la emigración o la economía están siempre en el corazón de toda cultura. Nuestra canción Heart of it all habla de la necesidad de respeto por nuestra tierra y su gente en el momento actual. Sobre los valores y las creencias de una nación, la creación de la equidad y la igualdad. Esta es la verdadera naturaleza de la música popular.

¿Cómo está de salud el folk gaélico? ¿Hay músicos jóvenes de interés?

-La música gaélica es hoy excitante y muy saludable. Muchos músicos han llegado a través del movimiento Feisean, desde las Tierras Altas, y el Real Conservatorio de Glasgow promueve cursos que han visto formarse a muchas bandas que se dirigen hacia carreras exitosas. Entre ellas, Trío Mischa MacPherson y Breabach, pero hay muchas.

En sus tiempos se miraba más hacia fuera, ¿verdad?

-Sí, dirigíamos más la mirada hacia Irlanda porque su música era más emocionante. Nos influyeron Planxty, The Bothy Band, Silly Wizard o Moving Hearts.

En último CD, ‘At the heart of it all’, contaron con muchos invitados. Es un disco casi íntegramente escrito en gaélico y más folk.

-Después de haber trabajado con muchos invitados de todos los géneros, decidimos colaborar con los mejores músicos tradicionales. La inclusión de Kathleen MacInnes, Kris Drever, Sineag McIntyre, Julie Fowlis, Aiden O’Rourke y Gerry O ‘Conner funcionó y fue un lujo. Y son buenos amigos.

El tema titular del último disco habla de ser escocés. Todo el mundo, especialmente en Euskal Herria y Catalunya, mira hacia su país. Ha habido artistas que se han posicionado a favor y en contra de la independencia. ¿Y Capercaillie?

-Es un momento muy emocionante para la política escocesa. Después de 300 años viviendo la situación actual, ésta es una oportunidad maravillosa para ser capaces de tomar nuestras propias decisiones en cuanto al futuro de nuestro país. En mi opinión, es una obviedad: hay que aprovechar el momento.

¿Cómo será el concierto de Getxo?

-Llegamos con muchas ganas de volver a tocar para los vascos y darles un poco de lo viejo y lo nuevo de nuestras canciones.