Donostia - Ha encarnado al activista antiapartheid Steve Biko, al controvertido líder afroamericano Malcolm X y al recientemente fallecido Rubin Hurricane Carter, boxeador que pasó casi 20 años en prisión por un crimen que no había cometido. También ha sido soldado en la Guerra de Secesión, abogado de un enfermo de Sida, detective privado, periodista de investigación, traidor en la CIA, policía corrupto, traficante de heroína en Harlem y piloto comercial alcohólico, entre muchos otros oficios. En muchos de ellos, el talento de Denzel Washington ha rayado a gran altura logrando concitar el aprecio de público y crítica.

Más temprano que de costumbre, el Zinemaldia anunció ayer que el actor estadounidense recibirá el Premio Donostia “como reconocimiento a toda su trayectoria”. Visitará la ciudad el 19 de septiembre para inaugurar el Festival, fuera de concurso, con The Equalizer (El protector), dirigido por Antoine Fuqua. Él fue el responsable de Training Day (2001), la película que otorgó al neoyorquino el Oscar al mejor actor principal, distinción que un intérprete negro no conseguía desde que Sidney Poitier hiciera historia en 1963. Washington ya tenía una estatuilla al mejor secundario por Tiempos de gloria (1989).

Porque aunque su envidiable físico pueda llevar a engaño, Denzel Hayes Washington Jr. (Mount Vernon, Nueva York, 1954) cumplirá el próximo 28 de diciembre 60 años y tres décadas de carrera en la que no han faltado el prestigio ni el cariño del público. Es por ello que nadie le puede reprochar inexperiencia y su distinción es atinada, además de brindar una anécdota para la historia: será el primer Premio Donostia de raza negra.

También se antoja interesante la película que sirve de excusa para invitar a él y a su director, Fuqua, que debutó con Asesinos de reemplazo (1998) y ha dirigido a estrellas de Hollywood como Bruce Willis (Lágrimas del sol, 2003), Clive Owen (El rey Arturo, 2004) o Mark Wahlberg (El tirador, 2007). En El protector, que tras su premiere europea en Donostia se estrenará en todo el Estado el 17 de octubre, Washington interpreta a McCall, un hombre de misterioso pasado que ha iniciado una vida nueva y tranquila en Boston.

Tres décadas Hijo de un pastor protestante y de una excantante gospel metida a esteticista, hizo sus pinitos teatrales en funciones universitarias. Entró en la compañía del American Conservatory Theatre y dio el salto a la pequeña pantalla con el telefilme Wilma (1977), en el que conoció a Paulette Pearson, la mujer con la que lleva casado desde 1983. Dos años antes había debutado en el cine con la comedia Llámame Mr. Charly, si bien la popularidad se la proporcionó el televisivo doctor Philip Chandler en la serie St. Elsewhere, en antena desde 1982 a 1988. Mientras, trabajó en largometrajes como Historia de un soldado (1984) o Grita libertad, que le valió su primera nominación al Oscar como mejor actor de reparto.

Conseguiría ese galardón por Tiempos de gloria (1989), dirigida por Edward Zwick. Después trabajó con directores como Spike Lee (Cuánto más, ¡mejor!, Malcolm X y Una mala jugada, de 1990, 1992 y 1998), Kenneth Brangh (Mucho ruido y pocas nueces, 1993), Alan J. Pakula (El informe Pelícano, 1993), Jonathan Demme (Philadelphia y El mensajero del miedo, de 1993 y 2004), Norman Jewison (Huracán Carter, 1999) o Tony Scott (Marea roja, 1995). A las órdenes de su hermano Ridley compuso el que muchos consideran su último gran papel, en American gangster (2007). Fue candidato por Malcolm X, Huracán Carter y El vuelo (2012), de Robert Zemeckis, aunque la estatuilla se la llevaron Al Pacino, Kevin Spacey y Daniel Day-Lewis.

Tras la cámara, ha dirigido el corto El triunfo del espíritu (2002) y el largometraje The Great Debaters (2007), protagonizado por él. Últimamente parece haber espaciado sus intervenciones como actor, y aunque se dijo que iba a interpretar al presidente de EEUU, Barack Obama, él lo niega: “Son solo rumores, no voy a interpretar a Obama. Todavía tiene que vivir, la película no está terminada”. A Washington, que se define como “un tipo ordinario con un trabajo extraordinario”, le gustaría interpretar al pianista de jazz Thelonious Monk y entre las cosas que lamenta figura el haber rechazado el papel de Seven (1995) que Brad Pitt encarnó en el filme de David Fincher.

¿un segundo donostia? La organización del certamen confirmó ayer que tiene “avanzadas” las negociaciones para entregar otro Premio Donostia este año, aunque el acuerdo no está aún cerrado.