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Yoko Ono presenta hoy tres 'performances' conceptuales en el Guggenheim

Yoko Ono presenta hoy en el Museo Guggenheim tres 'performances' conceptuales ante unas 300 personas

Yoko Ono presenta hoy tres 'performances' conceptuales en el Guggenheim

EL movimiento Fluxus (flujo) nació a principios de los años 60 y partía con unas premisas claras: "Debe ser simple, entretenido y sin pretensiones, tratar temas triviales, sin necesidad de dominar técnicas especiales ni realizar innumerables ensayos y sin aspirar a tener ningún tipo de valor comercial o institucional". Así de explícito se mostraba uno de sus fundadores, el estadounidense de origen lituano George Maciunas (1931-1978), artista y galerista a la vez. Un buen grupo de intelectuales se asomó a este proyecto a la contra, entre los que se encontraban el compositor John Cage o los artistas Charlotte Moorman, George Brecht y Yoko Ono.

Ante la teoría (entonces muy extendida) de que el arte debía parecer complejo, pretencioso, profundo, inspirado y significativo, esta nueva corriente predicaba justo lo contrario. En cierta medida, abogaban por el antiarte. El movimiento hizo su primera representación en Alemania y el escándalo fue mayúsculo (la gente pensó que estaban locos).

Yoko Ono se convirtió en una de las grandes referencias de esta corriente durante las décadas de los 60 y 70, apostando por el arte conceptual y sobrio, elaborando experimentos lúcidos y sorprendentes, como los conciertos sin música. La artista, que ya está en Bilbao, ofrecerá hoy tres muestras de ese flujo. El Guggenheim acogerá tres performances (18.30 horas), pero se representarán solo ante unas 300 personas, las que caben en el Auditorio del Museo. Las entradas están agotadas hace días.

Yoko Ono ofrecerá Pieza cielo para Jesucristo (Sky Piece to Jesus Christ) y Pieza promesa (Promise Piece), así como la reciente Pintura de acción (Action Painting). En la primera performance, Pieza cielo para Jesucristo, voluntarios van envolviendo con vendas a los componentes de una orquesta de cámara mientras ejecutan una pieza musical elegida para la ocasión, de tal manera que, al final, no pueden seguir tocando. Aunque parezca lo contrario, el título no hace referencia a temas cristianos, sino a John Cage, cuya veneración como autor de culto se pone así en entredicho. Para Ono, el cielo constituye la encarnación de la libertad como contraposición a las ataduras internas y externas que se visualizan durante la performance.

La artista japonesa continuará con Pintura de acción, ejecutada por primera vez hace dos años. En Bilbao la obra contará con un número mayor de lienzos que su anterior versión, concretamente once, de 2 x 1 metros, que la artista pintará con tinta sumi.

La tercera performance será Pieza promesa, ejecutada por primera vez en el Jeanette Cochrane Theatre de Londres, en 1966. En aquella ocasión, Ono rompió un jarrón y pidió al público que cogiera trozos del mismo, prometiendo volver a reunirse al cabo de diez años para recomponerlo. En Bilbao, está actuación incluirá dos jarrones, uno de los cuales permanecerá intacto.